El año de
Schumacher, de Lance Armstrong y de la droga de la palabra difícil, la
THG
Fue el año
de Michael Schumacher, de Lance Armstrong y de la droga de la
“palabrita difícil” la tetrahidrogestrinona, ya popularizada como THG,
un esteroide anabolizante sintético que permitió entender mejor
algunas grandes marcas deportivas de los últimos tiempos.
También el 2003 fue un año con momentos deportivos algo insólitos: el
suizo "Alinghi", un barco de un país sin mar, conquistó la Copa
América aplastando al "New Zeland" por 5-0; el argentino, Martín
Gramática, se coronó con los Tampa Bay Buccaneers campeón del Super
Bowl del fútbol americano; el "falso futbolista" libio Saadi al
Gaddafi dio positivo en un control antidoping pese a no haber jugado
ni un minuto para el equipo italiano de Perugia, y el atleta Kim
Collins no sólo se consagró campeón al ganar el oro en los 100 metros
de los mundiales de atletismo de París, sino que además posicionó en
el atlas mundial a su tierra natal St. Kitts y Nevis: "no debes
provenir de un gran país para ser un gran campeón", dijo el atleta
caribeño tras ganar su medalla. La declaración toma fuerza, teniendo
en cuenta que con solo llenar las tribunas del estadio francés que
coronó su victoria podría albergar a todos los habitantes de su
pequeño país.
También fue un año en donde hubo lugar para la muerte. Por ejemplo, la
del kazajo Andrei Kivilev, que tras su caída mortal, hizo que la Unión
Ciclista Internacional (UCI) imponga la norma obligatoria de que todos
los competidores lleven casco. Otra. En pleno partido de fútbol de la
Copa Confederaciones en Lyon, Francia, la repentina muerte del
camerunés Marc Vivien Foé, marcó otra contradicción de la FIFA.
Primero insinuó insensibilidad al continuar con la disputa del torneo,
y luego la confirmó al no mencionar a Foé durante la gala del fútbol
mundial en diciembre pasado en la ciudad de Basilea, Suiza.
Sin duda, el fútbol de 2003 tuvo una constante: les permitió lucirse a
las mujeres en varias competencias internacionales como el Mundial de
Corea/Japón 2002 y la Eurocopa y la Copa América que albergarán
Portugal y Perú en el 2004. El Mundial que se jugó en Estados Unidos y
que fue ganado por Alemania, coronaría a Birgit Prinz como la mejor
jugadora del mundo. Y sin perder tiempo, el presidente del club
italiano Perugia, Luciano Gaucci, quiere hacerla jugar junto a diez
hombres en su equipo. Un pase que tal vez formará parte de los hechos
deportivos insólitos durante el 2004.
El Porto conquistó la Copa de la UEFA derrotando en Sevilla, España,
al equipo escocés Celtic Glasgow, y el Milan fue el mejor de los tres
semifinalistas italianos en la Liga de Campeones, batiendo en la final
a la Juventus. Los milaneses, sin embargo, no sostuvieron el impulso
hasta diciembre, ya que fue el Boca de Carlos Bianchi quien se llevó
la Copa Intercontinental, que se jugó en Tokio, Japón.
Mientras el jugador francés Zinedine Zidane capturaba por tercera vez
el título de mejor jugador mundial según la FIFA, el brasileño Ronaldo
quedaba tercero en la votación, pero cerraba un año en el que volvió a
ser estrella, con goles y más goles para que el Real Madrid ganara la
Liga europea. El club español siguió consolidando su nueva imagen de
multinacional del fútbol, con una gira asiática que siguió al esperado
fichaje de David Beckham, pero ya hay una nueva amenaza: un
multimillonario ruso, Roman Abramovich, invirtió casi 150 millones de
dólares para reforzar al Chelsea, con el que pretende conquistar no
solo los campeonatos de Europa sino también los del mundo entero.
Conquista plena fue la de Inglaterra, que se llevó victoriosa bajo el
brazo el Mundial de rugby derrotando a Australia en su propia capital,
Sydney. Un par de semanas después, llegaría un consuelo parcial para
los australianos, alzando su Copa Davis número veintiocho tras ganar a
los españoles en la ciudad de Melbourne.
Para el tenis como disciplina deportiva era el cierre de un año
especial, marcado por el retiro de dos grandes: Pete Sampras (¿el
mejor jugador de todos los tiempos?) quien dijo adiós en agosto pasado
en el estadio Arthur Ashe de Nueva York, y Martina Hingis, de apenas
22 años, que se retiró en febrero por problemas en sus pies, sólo con
el título de Roland Garros. Las llamativas hermanas Williams
descansaron en la segunda parte del año, diversas lesiones sufridas y
el asesinato de una de sus hermanas justificaron la pausa. Pero el
llamado duelo belga entre Kim Clijsters y Justine Henin- Hardenne se
convirtió en lo más apasionante del tenis femenino.
Entre los hombres, la cosa vino más convencional: los Grand Slams se
repartieron entre Andre Agassi, el español Juan Carlos Ferrero, Roger
Federer y Andy Roddick. El 2004 insinúa un choque Federer-Roddick por
la cima, la misma que ostenta el estadounidense desde el final de la
temporada pasada.
En el caso de la Formula Uno, Schumacher es el número uno de todos los
tiempos al conquistar en el circuito japonés de Suzuka, en octubre
pasado, su Gran Premio número 70, alzándose con su sexto título
mundial, batiéndole la marca por un Gran Prix al recordado Juan Manuel
Fangio. En la apacible ciudad de Balcarce, el sobrino de Juan Manuel
Fangio felicitaba al nuevo mito: "Es una gran persona, se lo merece".
Schumacher devolvió enseguida las gentilezas: "Fangio sigue siendo
único, no me siento mejor que él”.
Mejor que él. Esa es la obsesión para el 2004 de otro alemán, Jan
Ullrich, que se perfila como el gran candidato para evitar que el
estadounidense Armstrong conquiste en París su sexto Tour de France
consecutivo, una marca tan inédita como la lograda por Schumacher.
Sólo cinco días después de la alegría de Schumacher la agencia
antidoping estadounidense (USADA) revelaba al mundo que de un oscuro
laboratorio de San Francisco había salido la THG, una vuelta de tuerca
sobre las sustancias ya conocidas. Los controles hechos a partir de
entonces -la mayor parte de ellos retroactivos- revelaron varios
positivos, entre ellos los del británico Dwain Chambers, cuyas marcas
habían mejorado en forma consistente en los últimos años.
El doping -un tema omnipresente en el deporte desde hace tiempo- tuvo
sus luces y sombras. En marzo pasado, 73 gobiernos y organizaciones
deportivas internacionales firmaron en Copenhague el Código Mundial
Antidoping. Pocas semanas después Wade Exum, un ex responsable
antidoping en el Comité Olímpico Estadounidense (USOC), revelaba a la
prensa kilos y kilos de documentos en los que se demostraba que se
había hecho la vista gorda más de una vez.
Que en esos documentos apareciera Carl Lewis, el "hijo del viento" que
siempre abominó públicamente del doping, dejó una sensación amarga a
muchos. La misma que el positivo por "modafinil" de Kelli White, oro
en los 100 y los 200 metros de los mundiales de París.
La neumonía atípica (SARS) golpeó duro en Asia y llevó a que China
perdiera los mundiales de ciclismo en pista y de fútbol femenino. A
cinco años de que los Juegos Olímpicos lleguen a Pekín, no era la
mejor de las noticias para el olimpismo, en un año muy activo para el
COI.
Además de definir a las nueva candidatas a albergar los Juegos de 2012
(París, Londres, Nueva York, Madrid, Leipzig, Rio de Janeiro, La
Habana, Estambul y Moscú), el COI designó a Vancouver como sede de los
Juegos de Invierno de 2010 y vendió a la NBC, por una cifra récord de
2.201 millones de dólares, los derechos de televisación de los Juegos
de 2010 y 2012.
El estadounidense Michael Phelps brilló en la natación, el austriaco
Hermann Maier regresó al éxito en el esquí tras un grave accidente y
el italiano Valentino Rossi fue la gran figura en el motociclismo,
mientras la NBA coronaba campeones a los San Antonio Spurs, con el
argentino Emanuel Ginóbili entre sus hombres clave.
Las emociones -positivas y negativas- no dieron tregua, aunque 2003
fue sólo el aperitivo de un 2004 en el que el deporte estará en primer
plano mundial. El atardecer griego en Atenas del 13 de agosto próximo
dará comienzo a los Juegos Olímpicos.
FUENTE: DPA
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