Ladrones de oficinas, un dolor de
cabeza para las empresas de EE.UU.
Un hombre entró en una oficina de
Atlanta, entabló conversación con dos empleados y luego se fue a
almorzar con ellos. Nadie advirtió que al salir del recinto se llevó
cuatro computadoras portátiles.
En otro incidente, agentes de la
policía detuvieron a una mujer que tenía casi nueve meses de embarazo
cuando salía de una oficina, y descubrieron que tenía una computadora
portátil amarrada en el vientre.
En otro caso, un individuo entró en
la empresa Aligo Inc, en San Francisco, durante las horas de
operación. Se escondió hasta que se fue todo el mundo y luego
aprovechó para llevarse una decena de aparatos valorados en 7.000
dólares, incluidos portátiles.
"Faltaban todos estos aparatos pero
nadie se explicaba por qué, ya que no había señales de que hubiesen
forzado la entrada al recinto", dijo Krista Van Lewen, que trabaja
para esa empresa de telecomunicaciones inalámbricas. "Esperó y luego
salió por la puerta trasera", explicó.
Los ladrones de oficina se están
convirtiendo en un dolor de cabeza cada vez mayor para las empresas.
Desde que las computadoras portátiles se popularizaron a mediados de
los 90, los dueños de lo ajeno han buscado estos productos para
obtener jugosas ganancias.
Las portátiles tienen "un valor
considerable en la calle", dijo Carlos Villarreal, director de
seguridad de Trizec Properties Inc., cuyos edificios incluyen la torre
Sears en Chicago.
La policía estima que las
computadoras pueden venderse en la calle entre 500 y 1.800 dólares, y
dice que los ladrones saben cuáles son las marcas que se mejor se
venden: IBM, Compaq, Dell y Toshiba.
El problema es que las compañías no
sufren sólo por el producto, sino también por su contenido.
"El equipo vale 1.000, 2.000 dólares,
pero la información que contiene la máquina es a veces
irreemplazable", explicó Villarreal.
Por ejemplo, si roban una computadora
que tiene una presentación necesaria para concretar un negocio, se
podrían perder millones de dólares. O si roban una con contactos, se
podría tardar semanas en recuperar la información, dijo el agente de
policía W.L. Swann, del condado de DeKalb, en Atlanta.
Los ladrones de oficinas tienen
legiones de cómplices involuntarios, empleados que no tienen muy claro
el concepto de seguridad. Sólo porque un edificio tenga guardias de
seguridad o recepcionistas no significa que vaya a disuadir a los
ladrones.
"Simplemente la gente no piensa.
Sería útil que la gente tuviera un poquito de conciencia sobre su
propiedad", sostuvo Swann.
Uno de los problemas es que los
ladrones de oficinas no despiertan sospecha. Son personas que se
visten elegantemente y que parecen empleados del lugar en el que
intentan robar.
"Estas personas se parecen a uno, y
se pasan el tiempo caminando por el edificio", dijo Patrick DiGregorio,
un vicepresidente de Nordblom Management, empresa de administración de
propiedades. "Una persona bien vestida puede entrar con facilidad a
estos lugares y pasar inadvertida", agregó.
"Son buenos en lo que hacen, son
afables y tienen personalidades muy extrovertidas", dijo Daniel
Millhouse, un empleado de la empresa de seguridad Barton Protective
Services. "Por eso tienen éxito, porque se muestran tan agradables",
comentó.
Los agentes de seguridad sugieren a
los empleados que guarden bajo seguro las carteras y las computadoras
portátiles. Cuando alguien visite las oficinas, los empleados deben
preguntarles qué hacen ahí. Las puertas deberían permanecer cerradas y
las tarjetas de identificación deberían ayudar a saber si uno es un
empleado o no.
En 2002, las compañías denunciaron
unas pérdidas promedio de 47.107 dólares por robos de portátiles,
según una encuesta que envió a las empresas un instituto de
informática. Un 63 por ciento de los que respondieron dijeron haber
sufrido robos de portátiles, en comparación con el 55 por ciento en el
2001.
La primera vez que los ladrones de
oficinas se convirtieron en un problema, varias compañías y la policía
emprendieron una campaña para capturar a los delincuentes. En 1995 se
formó en Atlanta una organización nacional, Metro Tech, que divulga
información cuando se produce un robo. Las compañías y la policía
comparten información de fotos y descripciones de los ladrones a
través de internet.
No obstante, Millhouse dijo que la
única forma de reducir este tipo de robos es haciendo caer en cuenta a
los trabajadores lo vulnerables que son. Para demostrar que está en lo
cierto, se encargará de esconder carteras o portátiles durante unos
seminarios en los que tratará de enseñar a los empleados a estar
alerta.
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