Decapitó a su
mujer con el avión mientras fumigaba un campo
Una mujer
fue decapitada por el avión fumigador que piloteaba su esposo, cuando
el hombre descendió vuelo para saludarla y la golpeó con una rueda del
tren de aterrizaje mientras ella conducía un automóvil. Una amiga que
la acompañaba salvó su vida y sólo recibió algunos golpes.
El accidente ocurrió entre las localidades de San Gregorio y
Christophersen, 250 kilómetros al sudoeste de Rosario a las
15.45 del jueves, cuando Walter Cecchini, de 35 años, fumigaba un
campo con su avión Cessna 300 matrícula LV-LBN.
Según relataron los testigos, Cecchini reconoció en la ruta provincial
14 —que conecta las rutas nacionales 7 y 8 que van hacia el oeste del
país— al automóvil Honda Civic gris que conducía su esposa, Nancy
Núñez (45), odontóloga, donde viajaba también su amiga, Mirta Aparicio
(42). Ellas habían partido de San Gregorio hacia Venado Tuerto.
Cecchini, imputado por homicidio culposo y lesiones leves por
la muerte de su esposa—, estuvo detenido por algunas horas y ayer
recuperó la libertad.
Después del accidente, el piloto confesó que vio cuando su mujer lo
saludó con un juego de luces mientras conducía por la ruta. Y que,
luego de hacer él mismo varias maniobras, puso la avioneta de frente
al automóvil con la idea de rozarlo y seguir vuelo.
Aparentemente, el Cessna encontró un pozo de aire que le impidió
levantar vuelo suficiente. Por eso, la rueda izquierda que se
desprendió —rompió el parabrisas y destrozó el techo y la luneta—,
mató a la mujer al destrozarle la cabeza de un golpe que le provocó
pérdida de gran parte de la masa encefálica.
El auto siguió unos 25 metros y luego cayó en una hondonada. La
acompañante no perdió el conocimiento, pero sufrió algunos cortes en
la sien derecha. Poco después fue internada algunas horas en el
hospital regional Samco de San Gregorio.
El piloto no advirtió la magnitud del accidente. Y al ver que
había perdido una rueda, comenzó a dar vueltas en el aire para
descargar combustible y aterrizar de emergencia en la pista de
pasto de la empresa de fumigación. En la maniobra quebró la punta de
un ala.
Apenas descendió de la avioneta, Cecchini llamó por teléfono al
hospital para preguntar si alguna de las mujeres había resultado
herida. Fue en ese momento en el que recibió la noticia de la muerte
de su esposa.
La zona fue relevada ayer por un equipo de la Junta Nacional de
Investigaciones Aeronáuticas de la Fuerza Aérea, para elaborar los
informes relacionados con la tragedia.
El matrimonio vivía en la localidad de San Gregorio con sus dos hijos,
un varón de 16 y una nena de 5. Pensaban radicarse en Uruguay, y
habrían comprado unas 1.000 hectáreas de campo cerca de Punta del
Este.
Gustavo Orozco, amigo de la infancia de Cecchini, en diálogo con
Clarín recordó: "Después de su casamiento, Walter empezó a
realizar cursos de piloto civil hasta que logró convertirse en piloto
fumigador. Siempre fue muy cuidadoso y nunca tuvo un accidente. No sé
qué quiso hacer, porque en realidad puso en peligro su propia vida.
Lo tomo como una imprudencia", expresó.
El amigo de la familia agregó: "Pensar que tenían de todo. Son ricos
sin hacer ostentaciones. Tenían varios vehículos. La mujer —se recibió
de odontóloga en Rosario y luego se instaló en San Gregorio—, había
heredado de su padre unas 200 hectáreas de campo, que también
explotaban".
Orozco confesó que los Cecchini eran hijos de San Gregorio, un pueblo
de 5.000 habitantes que los vio crecer, y que ayer estaba consternado.
"Esta es una desgracia —agregó—. Con Walter fuimos compañeros
de escuela. Vivía haciendo chistes".
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