Cataratas: polémica
por una obra que podría restarles caudal
Es un acueducto
para llevar agua a la represa Urugua-í. Calculan que el río Iguazú
podría perder casi un 10% de su volumen total. Para los
ambientalistas, esto pondría en peligro los saltos y el ecosistema.
El
río Iguazú podría perder cerca del 10 por ciento de su caudal por la
construcción de un túnel de casi 40 kilómetros de largo para abastecer
de agua a la represa de Urugua-í. Esta posibilidad figura en el propio
plan de la obra, impulsado por la empresa eléctrica misionera (Emsa)
con el fin de triplicar su actual producción de energía y no comprar
más a la compañía proveedora nacional.
La iniciativa, que tendría un costo de unos 100 millones de dólares,
ya generó una fuerte polémica porque el túnel pasará muy cerca del
límite del Parque Nacional Iguazú y por el subsuelo del Parque
Provincial Urugua-í, un área de conservación que supera las 150 mil
hectáreas.
La bióloga Sofía Heinonen, de la Delegación Técnica del Parque
Nacional Iguazú, califica al proyecto lisa y llanamente de "locura".
"El impacto más obvio se verá en el caudal de las Cataratas. Si
tenemos en cuenta que ya existen siete represas en territorio
brasileño que regulan el volumen de agua del río Iguazú, restarle un
diez por ciento más puede ser determinante —explica Heinonen— Con
menos caudal, las Cataratas perderán espectacularidad, pero al mismo
tiempo se estará afectando la flora del lugar, que se desarrolla
específicamente allí porque necesita de la humedad que provoca el agua
al golpear contra las rocas. Al disminuir esa fina llovizna, la
vegetación propia de los saltos se verá amenazada".
Desde la empresa, claro está, descartan cualquier impacto ecológico.
"Hicimos a cálculos sobre el caudal histórico del río Iguazú y pudimos
verificar que el trasvasamiento no perjudicará la belleza de las
Cataratas, que están a unos 120 kilómetros aguas abajo", opina el
ingeniero Gerardo Schwarz, gerente del proyecto. Y asegura que en el
Parque Urugua-í —un área protegida— sólo será necesario realizar dos
pequeñas excavaciones para pasar los cables de energía eléctrica que
alimentarán la máquina tuneladora y otras tres de mayor tamaño para
extraer la roca.
El acueducto tendrá 8,6 metros de diámetro y el agua que ingrese
desde el río Iguazú tardará casi cinco horas y media en llegar hasta
el Urugua-í, porque la pendiente del túnel será de apenas el 0,03
por ciento. La obra prevé la extracción de unos tres millones de
metros cúbicos de roca que, según el proyecto original, podrían ser
utilizados para la consolidación de caminos de tierra, o bien para
construir un mirador hacia el lago y la selva, lo cual constituiría un
atractivo turístico más para la localidad misionera de Almirante Brown.
"El Río Iguazú perderá un 7% de su caudal mínimo, lo que afectará de
manera directa a las Cataratas, un atractivo turístico único en el
mundo —señala el licenciado en genética Diego Baldo, del Laboratorio
de Genética Evolutiva y Molecular de la Universidad Nacional de
Misiones—. Pero ése no es el único riesgo. El acueducto pone en
peligro la biodiversidad de la Selva Atlántica Interior, un
ecosistema que ya fue muy reducido, fragmentado y modificado. El
acueducto conectará dos cuencas diferentes y aisladas, la del Iguazú y
la del Urugua-í, con todas las consecuencias que esto puede acarrear
en su flora y en su fauna".
Baldo señala que el túnel, al atravesar el subsuelo del Parque
Provincial Urugua-í, viola una ley provincial (la 2932) que regula la
conservación de las áreas naturales protegidas. Y en este punto los
científicos y ambientalistas advierten una contradicción: la obra no
se hará en línea recta sino que contempla una curva para no ingresar
en el Parque Nacional Iguazú, un área declarada Patrimonio Natural de
la Humanidad por la Unesco en 1984. Si el túnel no es bueno para un
parque, tampoco lo es para otro, razonan.
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