Cómo lo explica Constanza López,
docente de la Facultad de Psicología de la Universidad del
Salvador, esta llamada adicción, en realidad, está incluida en
el trastorno de control de los impulsos. "Es una
categoría que se encuentra en el Manual de Trastornos Mentales
(DSM IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA). Allí
se define claramente estos trastornos como la ‘perdida de
control sobre la propia conducta’ en el uso, por ejemplo, de
las computadoras".
¿Cómo se manifiesta este
trastorno? Algunos síntomas son el irrefrenable deseo de
conectarse todo el tiempo, irritabilidad y el consiguiente
deterioro de las relaciones con el entorno. "La tensión
aumenta en la medida que la persona no puede acceder a
Internet, un deseo que permanece todo el tiempo en su cabeza",
agrega la psicóloga, quién prepara su tesis de maestría con
este tema.
Otros síntomas son el deseo
de encerrarse frente a la pantalla sin que nada ni nadie
moleste, dificultad para dormir o imposibilidad de controlar
el tiempo que se está en línea. "La cantidad de horas
conectados es un síntoma relativo porque se puede dar el
caso de una persona que trabaja en línea 8 o más horas y
cuando llega a su casa no quiere saber nada con Internet",
aclara López.
En el mundo las cifras que
publican varios organismos no dejan de alarmar sobre el
crecimiento de la supuesta "ciberadicción". El 10 por ciento
de los españoles ya la sufrirían, según una investigación
publicada en agosto de este año, por el Observatorio de las
Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información,
organismo que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología
de ese país.
Además, cerca del 7 por
ciento de los estadounidenses canalizan su adicción al sexo a
través de la Red, de acuerdo a una encuesta realizada por el
Centro Matrimonial y de Sexualidad de San José, California.
La fascinación del chat
En este país, mientras tanto,
las cifras juegan a las escondidas ya que no existen, por el
momento, estudios importantes sobre esta clase de trastorno.
Sin embargo, y desde la universidades, ya se plantean
distintos trabajos de investigación relacionados con el uso y
abuso de Internet.
Gabriela Fiel Martínez,
psicóloga egresada de la Universidad de Belgrano estudió el
fenómeno del chat y volcó los resultados en su
tesina final, en los que dice que los argumentos
que usan los que no pueden desconectarse de la Red son
similares a los que usan las personas "dependientes de alguna
sustancia, como la droga".
Fiel Martínez también
menciona el poder y la necesidad de control entre los
fanáticos del chat. "Los grupos de charla de Internet logran
llevar a la persona a un estado de trance donde aparecen
sentimientos de pertenencia, de control y de poder, brindando
bienestar y haciendo sentir al sujeto que está más allá del
dolor".
"De esta manera -escribe en
su investigación- se anulan los sentimientos negativos que
tiene el sujeto respecto de sí mismo y de los otros,
alcanzando un estado sumamente estimulante".
Para Alfredo Cía, coordinador
de la Sección de Trastornos de Ansiedad de la Asociación
Psiquiátrica de América latina, los que están en mayor riesgo
son "aquellos con tendencia a aislarse del mundo real, los
tímidos e introvertidos y quienes tienen más dificultades para
establecer una relación cara a cara". También, apunta, "los
adictos al sexo o a distintas perversiones pueden
encontrar un canal de manifestación y de engaño".
¿Se puede salir de esta
situación? Para Mario Kiektik, médico psiquiatra y licenciado
en comunicación responsable del Centro para el tratamiento de
ciberpatologías (Citcp) sí. El tratamiento consiste, como con
cualquier patología compulsiva, en el reconocimiento del
problema por parte del paciente y después "identificar los
'gatillos', factores o situaciones que disparan el uso no
controlado de Internet y re-aprender a realizar un uso
moderado".
El modelo -asegura- es
similar al que se usa en los programas de comida
compulsiva, drogadicción alcoholismo. Agrega que en los
Estados Unidos usan software especial para limitar el uso o el
acceso a ciertos sitios, en forma gradual.
En Alemania un grupo de
psicólogos eligió un método más drástico: inauguraron en el
balneario de Boltenhagen un centro de rehabilitación, dónde
los pacientes dejan el encierro, comen mejor y sólo navegan
por Internet no más de 30 minutos. Los especialistas quieren
estimular allí la creatividad que se supone arrebata la Red y
enseñan a los ciberadictos en recuperación, distintas
alternativas para ocupar el tiempo libre.