Buenos Aires,
nueva capital del turismo gay de Sudamérica
Este año abrieron cuatro agencias
específicas para este mercado. También hay hoteles, restoranes y
discos exclusivos. Dicen que la ciudad combina oferta cultural, movida
nocturna y mentalidad abierta.
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La
ciudad de Buenos Aires está considerada como el centro cultural de
América latina, ya que su tan arraigada cultura europea y su
fascinante arquitectura, así como sus espléndidos museos, teatros y
oferta cultural hacen de ésta una ciudad abierta y tolerante. Está a
punto de convertirse en la indiscutible capital gay de Sudamérica".
Con esta carta de presentación, la guía de turismo gay Spartacus —la
más importante del mundo, que se publica en Alemania— describe
a la ciudad. Y da cuenta de un fenómeno que este año comenzó a verse
más marcadamente: el aumento de los turistas extranjeros de la
comunidad gay y lésbica que eligen Buenos Aires para pasar sus
vacaciones.
Si bien no hay cifras oficiales, existen varios indicadores de este
crecimiento notorio y sostenido. En lo que va del año, abrieron
cuatro agencias turísticas dedicadas exclusivamente al mercado gay, y
otras tantas agregaron oficinas específicas para responder a la
demanda. Todos estos operadores coinciden en que es un negocio
rentable que les trae, de acuerdo a la infraestructura y el tiempo
que lleva operando la empresa, a entre 20 y 100 turistas a cada uno
por mes. Según datos extraoficiales, el 20% del total de turistas que
recibe hoy la ciudad es homosexual. En su mayoría, tienen entre 25 y
60 años, un 90% son gays y el resto, lesbianas. Vienen de Estados
Unidos y Europa, pero también de lugares como Sudáfrica y Australia.
El impacto que este tipo de turismo genera en la economía es muy alto.
Los "dinks", como se llama a estos visitantes remitiendo a las
palabras inglesas "double income, no kids" (doble ingreso, sin hijos),
gastan mucho. "No tenemos estadísticas locales, pero por
estudios realizados en el exterior el perfil del turista gay es el de
una pareja de profesionales, con sueldos importantes, culta, que viaja
entre dos y tres veces al año porque no tiene obligaciones familiares,
y que elige playas o grandes centros urbanos y, siempre, ciudades
amistosas", apunta Jorge Purciarello, subsecretario de Turismo
porteño. Según el funcionario, este segmento, junto con el turismo
joven y de la tercera edad de alto poder adquisitivo, son los que
tienen mayores proyecciones y para los que planean desarrollar
políticas específicas en el mediano plazo.
En la Capital Federal hay más de 30 alojamientos, restoranes,
boliches, pubs y milongas exclusivos para la comunidad o gay
friendly (que dan un trato amigable), todos relevados en el Mapa
Gay, que produce la agencia turística Pride Travel, auspicia la
Subsecretaría de Turismo y se distribuye en bares, hoteles y puestos
de información (ver El circuito). "Ahora hay muchos lugares que
dicen ser gay friendly por una conveniencia económica. Nosotros sólo
recomendamos los que hayamos comprobado", afirma Carlos Melia, gerente
de Pride Travel. Uno de los pioneros fue la cadena hotelera
internacional Howard Johnson, que hace dos años ofrece un servicio gay
friendly: además de atención personalizada, les regala a sus huéspedes
un "pack gay" con descuentos en locales del circuito.
En la época del uno a uno, Buenos Aires tenía costos de hotelería y
gastronomía similares a las grandes ciudades gay del mundo, como San
Francisco o Nueva York. Pero después de la devaluación, el cambio
favorable atrajo un mayor turismo extranjero en general que, según
datos de agosto de la Secretaría de Desarrollo Económico porteña,
creció un 50% respecto al mismo mes de 2002. Y en este caso, otro
elemento fundamental fue la aprobación de la Ley de Unión Civil,
que posicionó a Buenos Aires como una ciudad con mentalidad abierta y
progresista. "El 95% de los turistas sabe que existe la ley", asegura
Hernán Klurfan, agente turístico y responsable de la agencia y del
portal
www.argentinaesgay.com.ar.
Klurfan dice que influye que hay barrios muy abiertos, que
coinciden con los que eligió para vivir la comunidad gay local, donde
estos turistas pueden moverse con total seguridad, como Recoleta,
Palermo y Barrio Norte. Y que existe oferta para todos los gustos. Por
ejemplo, funcionan ocho boliches con propuestas que van desde
el clásico Contramano al fashion Palacio Buenos Aires, pasando por
Angel's (donde se baila también música tropical) y Amerika, la disco
de más apertura. Hasta abrió una milonga (La Marshall) donde los que
gustan del tango pueden bailar sin temor a ser discriminados.
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