Tailandia, el paraíso de los hombres que quieren ser mujer
Cientos de hombres
llegan a un hospital tailandés con 5 mil dólares y un pedido:
“Quiero ser una mujer entera”. El fenómeno crece amparado en los
bajos costos y en la facilidad de los trámites
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El último cliente de la jornada, de 62
años, casado y padre de dos hijos, acababa de llegar de los EE.UU. y
se presentó en el Hospital Yanhee, de Bangkok con la ropa interior
de su esposa puesta para cumplir su sueño: cambiar de sexo. “Hago
felices a mis pacientes. Es mi oficio”, dice Greechart
Pornsinsirirak cirujano plástico del hospital, conocido por este
tipo de operaciones. Mientras que los trámites son complicados en
otros países, Tailandia se ha ido imponiendo con los años como el
destino predilecto de las personas que viven obsesionadas, a menudo
desde la infancia, con el deseo de pertenecer al sexo opuesto.
A la entrada del Hospital Yanhee, un panel espera a los visitantes
en seis idiomas –incluidos árabe y chino– mientras jóvenes empleadas
circulan en patines entre los clientes. Las operaciones de cambio de
sexo son bastante menos frecuentes que las de un “aumento del tamaño
de los pechos” o la “reconstrucción de la nariz”, pero Greechart, de
41 años, indica que el número de candidatos para una
transformación sexual está en auge.
“Contrariamente a los tailandeses, muchos de mis pacientes
extranjeros están casados y son de edad media. Cuando se presentan,
me dicen: 'no puedo ocultarlo más'”, explica el cirujano, y precisa
que un 95% de las operaciones se practican en hombres que quieren
ser mujeres. Los comentarios de los clientes de Greechart están
expuestos en las paredes de su despacho y la mayoría son de
agradecimiento al médico por haberles cambiado la vida. “Le quedo
sinceramente agradecido. Gracias por haber hecho realidad mi deseo”,
se puede leer en un mensaje redactado por un japonés de 21 años que
sufrió dos operaciones, una en las partes genitales y otra en el
pecho. Un estadounidense de 31 años, que se sometió a una operación
para disimular su nuez de Adán y cambiar de sexo, se mostró
satisfecho del resultado. “La apariencia es algo fantástico. Más
profundo de lo que yo me imaginaba. Hubiera debido hacerlo hace
tiempo”.
Además de una buena fama por la calidad de sus servicios, Tailandia
también es popular porque los precios de la cirugía estética son
relativamente bajos, destaca Greechart. “En los EE.UU., cuesta diez
veces más”, dice. En Yanhee, una operación de cambio de sexo
“hombre-mujer”, que dura de cuatro a ocho horas, se factura a 5 mil
dólares, precio que incluye dos semanas de hospital. Para someterse
a una operación de esas características, el cliente tiene que tomar
antes hormonas femeninas durante dos años y ser objeto de una
evaluación p siquiátrica. Más importante aún, los pacientes tienen
que haber sentido esta sensación femenina desde su infancia y haber
vivido como mujeres al menos durante un año, dice otro cirujano
prestigioso, Prayuth Chokrungvaranont (49 años), que enseña su
especialidad en la Universidad de Chulalongkorn. “Los pacientes
tienen que vivir el día a día como una mujer. Es importante”, dice.
El médico, que ha practicado 300 operaciones de cambio de sexo y 600
de cirugía estética, explica que el cambio sexual es el último
obstáculo antes de ser mujer plenamente. “Todos dicen: 'Quiero ser
una mujer entera, quíteme el pene' o 'quiero tener relaciones
sexuales normales con mi compañero'", cuenta el cirujano. Y también
se preguntan si podrán tener orgasmos después de la operación. “Yo
les contesto: 'Sí, pero sólo si se siente bien con su compañero'”.
Hace un decenio, se practicaban en Tailandia menos de cien
operaciones anuales de cambio de sexo a extranjeros, indica Prayuth.
“Hoy en día, son dos o tres por día”
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Fuente:
http://www.clarin.com
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