Histórico cambio político en Uruguay: la izquierda
se impuso en la primera vuelta
Tabaré Vázquez,
el candidato del Frente Amplio, reunió 51% de los votos, según datos
extraoficiales. El triunfo desplazó por primera vez en 174 años a
los dos partidos tradicionales que se turnaron en el poder
Por primera vez
en 174 años de historia política del Uruguay, una agrupación
identificada con el centroizquierda quebró de cuajo el
bipartidismo oriental y desbancó del poder a los partidos
tradicionales, el Nacional y el Colorado. En una elección que
mantuvo en vilo al país, el candidato del Encuentro
Progresista-Frente Amplio, el oncólogo Tabaré Vázquez, ganó
anoche la presidencia al derrotar a su principal rival, el
senador del Partido Nacional, Jorge Larrañaga, por cerca de 20
puntos, según datos extraoficiales. El conteo oficial se demoraba
al cierre de esta edición. Cuando se llevaba escrutado el 25%,
el líder socialista estaba al frente, pero con 43,34% y 38,88% el
partido Blanco.
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Según las
últimas proyecciones de varias encuestadoras con datos a boca de
urna, Vázquez obtenía al cierre de esta edición 51% de votos, contra
34% de Larrañaga. El candidato del oficialista Partido Colorado, el
ex ministro Guillermo Stirling, apenas lograba el 10% de votos, en
la peor elección de la centenaria historia de esa agrupación. De
acuerdo con esos datos, el Frente Amplio lograría 16 senadores, los
blancos, 11, y los colorados, 3. El partido de Tabaré también tendrá
mayoría en Diputados.
"Festejen, uruguayos, festejen, que la victoria es de ustedes",
dijo un eufórico Vázquez a las 22, al aparecer en los balcones del
Hotel Presidente, sobre la avenida 18 de julio, convertido en el
cuartel de los frenteamplistas. Una salva de petardos y cohetes lo
saludó y la multitud bramó cuando el candidato acercó a la baranda a
su mujer y a la viuda y a la hija de Líber Seregni. Luego se
estrechó en un gran abrazo con su compañero de fórmula, Rodolfo Nin
Novoa. "Tabaré, querido, el pueblo está contigo" y "Y ya
lo ve, el presidente Tabaré", cantaba la gente.
Poco después, los dos candidatos derrotados, Larrañaga y Stirling
admitieron su derrota. Casi al mismo tiempo, ante una nube de
fotógrafos y periodistas de todo el mundo, Vázquez saludó a sus
adversarios y prometió "gobernar para felicidad del pueblo
uruguayo". Flanqueado por los jefes del conglomerado
frenteamplista, Vázquez anunció que hoy se reunirá con las
autoridades para preparar la transición hasta su toma efectiva del
mando, el 1ø de marzo próximo.
Tabaré, un reconocido oncólogo de 64 años, logró encaramarse en lo
más alto del poder político en su tercer intento. Había sido
derrotado en 1994 y en 1999; este último año había ganado la primera
vuelta con el 40% de votos, pero perdió el ballottage ante el actual
presidente, Jorge Batlle.
Anoche, tras conocerse las proyecciones que anunciaban la victoria
frenteamplista, un mar de gente tomó por asalto las calles de la
ciudad, haciendo sonar miles de bocinas, lanzando petardos sobre
todas las ramblas y sometiendo al ritmo del candombe y la batucada a
cientos de turistas.
La victoria sumió a Montevideo en una fiesta popular como los
memoriosos no recordaban, con cientos de cohetes estallando en
casi todos los barrios de la ciudad y miles de banderas flameando
desde los balcones de los edificios y desde los automóviles.
Desde su creación en 1971, bajo la guía del general Líber Seregni,
fallecido en agosto último a los 87 años, el Frente Amplio se fue
convirtiendo paulatinamente en un foco de poder decisivo en la vida
uruguaya. Desde hace 15 años gobierna en la intendencia de
Montevideo, pero hasta ahora nunca había podido hacer pie en el
interior del país, dominado por los colorados y los blancos.
Los desafíos que enfrentará el nuevo gobierno son enormes, en
especial a partir de la preocupante situación social con un nivel de
pobreza que abraza a la tercera parte de la población. Un dato mide
el fenómeno: casi el 50% de los niños que nacen lo hacen en un
hogar de escasos recursos y con necesidades vitales insatisfechas.
Eso fue producto de una política económica que favoreció los
servicios financieros y descuidó la producción, y que se expresó en
el crack bancario de 2001-2002, cuando el PBI nacional se achicó un
15% y el país perdió el 80% de sus reservas.
Para la región, el triunfo de Tabaré implica que ya hay cuatro
gobiernos con sintonía ideológica —aunque con matices
diferenciadores— en Brasil, Argentina, Chile y ahora Uruguay. Es, en
esencia, un manojo de administraciones dispuestas a colocar un
énfasis importante en la consideración del problema social
Fuente: clarin.com
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