Nuevo
método determinaría con precisión si alguien miente
Consiste en analizar las
imágenes cerebrales obtenidas a través de resonancia magnética
funcional. Los científicos aseguran que es tan efectivo que podría
usarse en situaciones concretas del mundo real.
Poder darse
cuenta sin un resquicio de duda si una persona miente o dice la
verdad no es en absoluto un deseo nuevo. Hace más de cien años que
el hombre ha estado investigando el tema, creando máquinas y
probando todo tipo de sustancias. Ahora los científicos dieron un
paso más y aseguran que analizando imágenes obtenidas con resonancia
magnética funcional pueden leer el cerebro y detectar si una
persona miente. Y agregan, acorde a los tiempos que corren, que
el método es tan exacto que se puede usar para identificar
terroristas.
De todas maneras, ya hubo críticos que pusieron sus reparos.
Dicen que este método nunca va a ser útil para investigaciones,
y argumentan que al igual que los aparatos más primitivos, los
mentirosos pueden aprender a engañar a la máquina. Pero los
neurocientíficos de la Escuela de Medicina de la Universidad de
Pennsylvania, en Filadelfia, aseguraron en el último número de la
revista Nature, que el test está listo para ser aplicado
en protagonistas y escenarios de la vida real.
Con la hipótesis de que mentir o decir la verdad requiere distintas
actividades en el cerebro, Daniel Langleben y su equipo tomaron
imágenes por resonancia magnética funcionales (FMRI) en el cerebro
de personas mientras mentían y cuando decían la verdad. Al
analizar la actividad cerebral en los dos momentos, desarrollaron un
algoritmo que puede detectar las mentiras con un 99 por ciento de
certeza.
Uno de los investigadores, Rugen Gur, señaló que, a diferencia de
los detectores tradicionales, el método de resonancia magnética no
tiene en cuenta ni mide las reacciones del cuerpo. Esos aparatos,
llamados polígrafos, funcionan de otra manera. Trabajan sobre el
principio de que la persona que miente muestra signos de estrés.
Así, se basan en mediciones del ritmo cardíaco, la presión
sanguínea, el ritmo respiratorio y los niveles de sudoración.
Hay polígrafos mecánicos, electrónicos y computarizados. Están
formados por el neumógrafo, el galvanómetro y el cardiógrafo.
El neumógrafo mide la respiración; el galvanómetro estudia la
electricidad de la piel; y el cardiógrafo es la parte que estudia la
frecuencia cardíaca integral.
Cuando alguien miente, su cerebro lo inhibe de decir la verdad, y
eso hace que el lóbulo frontal esté más activo. "Una mentira
siempre es más complicada que una verdad —asegura Gur—. Es que la
persona tiene que pensar más y la resonancia magnética capta eso en
sus imágenes".
En la investigación publicada en Nature, los neurocientíficos le
dieron a cada voluntario que participó del estudio un sobre con dos
cartas y 20 dólares, que podían guardarse si en el test mentían en
forma convincente. Una vez que sus cerebros estaban siendo
escaneados por resonancia magnética, cada persona tenía que apretar
un botón para indicar si la carta que aparecía en una pantalla
coincidía con una de las que había en sus sobres. Se les pidió que
fueran honestos con una de las cartas, y que mintieran respecto de
la otra.
En estudios anteriores, el propio Langleben había asegurado que el
método de resonancia magnética era una herramienta de investigación, no una manera de cazar mentirosos. Pero en este último
trabajo, cambió de parecer: "No podemos predecir cuándo una persona
usará una bomba, pero sí podemos usar el método para descubrir
información encubierta. Podemos preguntar si X está envuelto en la
organización terrorista Y", aseguró.
Langleben ya había hecho una prueba similar: sometió a 18
voluntarios a un método de interrogación conocido como Prueba del
Conocimiento de Culpabilidad. A cada participante le entregó un
sobre con el cinco de tréboles de un mazo de cartas de póquer y se
les pidió que lo escondieran en un bolsillo sin revelar qué carta
tenían. Luego los sometieron a una prueba de IRMF en la que les
mostraron una serie de naipes y se les preguntó si alguno
correspondía a la carta en su poder. Y se les pidió que contestaran
en forma negativa cuando vieran el cinco de tréboles.
Según Langleben, "algunas secciones del cerebro estaban más activas
cuando mentían. Si la verdad es la respuesta normal del cerebro,
mentir requiere un incremento de la actividad cerebral en las
regiones involucradas en la inhibición y el control".
Igual, los críticos insisten con que los experimentos de laboratorio
no se pueden comparar con las situaciones de la vida real. "Ser
premiado por mentir no es lo mismo que perder el trabajo o ser
condenado por haber sido descubierto en un crimen —aseguró una de
las detractoras, Jennifer Vendemia, experta en investigaciones sobre
detección de mentiras de la Universidad de Columbia—. Nada que se
haga en un laboratorio iguala la pérdida de un trabajo, la pena de
muerte o la humillación pública"
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Fuente:
http://www.clarin.com
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