Los hombres hacen cada vez más cosas en la casa
pero no limpian el baño
El hombre caza
mastodontes. La mujer barre la cueva y se ocupa de los chicos.
Ahora, hagamos correr el almanaque hasta 1950. El hombre sale a
ganarse el pan. La mujer le pasa la aspiradora a la cueva, se ocupa
de los chicos y maneja hasta los partidos de béisbol infantiles.
Avancemos dolorosamente hasta el 2004. El hombre y la mujer salen a
ganarse el pan. La mujer sigue ocupándose de los chicos, pasa la
aspiradora, etc. El hombre caza el control remoto.
Está bien, es una historieta. Sin embargo, un informe dado a conocer
recientemente por la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados
Unidos sugiere que, a pesar de todo lo que cambió el mundo desde la
Edad de Piedra, algunas cosas siguen igual. La Oficina entrevistó a
21.000 personas y les preguntó qué habían hecho el día anterior,
minuto a minuto. Los hombres empleados habían trabajado una hora más
por día que las mujeres empleadas. Pero en los hogares de doble
ingreso, las mujeres habían pasado una hora más por día ocupándose
de los chicos.
Aproximadamente el 20 por ciento de los hombres dijo haber hecho
algún tipo de quehacer doméstico, como limpiar o lavar la ropa,
contra el 55 por ciento de las mujeres. Alrededor del 35 por ciento
de los hombres había cocinado o lavado los platos, comparado con el
66 por ciento de las mujeres. Esto no quiere decir que no haya
habido ningún progreso hacia la paridad. Las encuestas realizadas en
los años 80 decían que los hombres por ese entonces sólo hacían el
10 o 15 por ciento de las tareas domésticas. Lo cual, comparado con
la manera en que las mujeres habían inundado el campo laboral, es un
incremento menor.
Julie Brines, una socióloga de la Universidad de Washington que se
especializó en la división del trabajo dentro del matrimonio, dijo
que no era partidaria de “una explicación biológica o genética”,
porque los hombres demostraron que pueden hacer más de lo que hacen.
Esa opinión supone que el comportamiento se adquiere en la niñez.
Los hombres hoy pueden aprender a hacer más que sus padres, pero
todavía son selectivos. La mayoría está mucho más dispuesto a
cambiarle el pañal a un bebe que a fregar el baño.
Muchos terapeutas de pareja sostienen que los hombres, muchas veces,
no hacen más cosas no por divisiones prehistóricas del trabajo sino
porque tienen esposas modernas y perfeccionistas. Dentro de la
psicología familiar existe la teoría de que las mujeres le piden a
los hombres que compartan su trabajo, pero insisten en aprobar el
resultado. Cuando lo critican o, incluso, lo rehacen, sus maridos
terminan por hacer las cosas mal a propósito, para no tener que
volver a hacerlas en el futuro.
Brines dijo que encontró una anomalía inesperada en su
investigación: los hombres tienden a compartir más las tareas
domésticas cuando los ingresos de sus esposas se asemejan a los
propios. Pero cuando las esposas ganan mucho más, ellas también
tienden a hacer más tareas domésticas. Brines supone que esto se
debe a que compensan el hecho de ganar más con ser más tradicionales
en el hogar. Sus maridos, dice Brines, muchas veces se ajustan a los
estereotipos masculinos de tareas domésticas, como cortar el pasto o
lavar el auto.
Sin embargo, en un estudio de recién casados realizado en 1998, John
Gottman –un psicólogo que fundó el “Laboratorio del amor” en la
Universidad de Washington, un departamento donde las parejas
interactúan bajo la mirada atenta de los investigadores- determinó
que cuanto más participaban los maridos en el cuidado de los chicos
y los quehaceres domésticos, mayor era el nivel de satisfacción e
intimidad sexual de la esposa.
El hombre persigue la intimidad. El hombre limpia el baño
Fuente:
© The New York
Times.
Compartir este articulo : | | | | |
Ver historial completo de
noticias destacadas. |
|