La nave SpaceShipOne ganó un premio de 10 millones
de dólares
La nave
estadounidense SpaceShipOne está a punto de transformar en moneda
corriente los vuelos espaciales privados: ayer el artefacto,
propiedad de un grupo de empresarios, logró su segundo vuelo
suborbital en un período de apenas cinco días. Tras aterrizar en el
desierto californiano de Mojave, el piloto Brian Binnie y los
responsables de la construcción brindaron con champán por este nuevo
éxito y porque tras esta hazaña se hicieron acreedores de un premio
de 10 millones de dólares.
El premio Ansari X fue instaurado hace 8 años por un grupo de
donantes para alentar el turismo espacial. La suculenta
recompensa, de acuerdo con las bases del concurso, sería otorgada al
primer cohete privado tripulado que lograra volar dos veces al
espacio en un período de dos semanas. En junio pasado esta misma
nave había realizado su primer vuelo espacial.
La futurista nave, diseñada por el pionero de la aviación Burt Rutan
y financiada por el millonario cofundador de Microsoft Paul Allen,
aterrizó ayer a las 8.14 —cuatro horas más en Buenos Aires— frente a
los miles de aficionados que fueron hasta allí para presenciar esta
proeza. La multitud ya había empezado a festejar cuando reportes
extraoficiales revelaron que el SpaceShipOne había conseguido ir
más allá de la atmósfera.
El miércoles de la semana pasada, el SpaceShipOne había realizado su
anterior vuelo. En aquella ocasión, la nave piloteada por el
veterano Mike Melvill giró sobre sí misma más de 20 veces cuando iba
a una velocidad tres veces superior a la del sonido. Esa
espeluznante e imprevista maniobra dejó sin aliento a los
espectadores hasta que el piloto recobró la estabilidad.
Ayer, sin embargo, la nave se elevó hacia los confines de la
atmósfera en una impecable línea recta. Cuando alcanzó 14,1
kilómetros de altura la nave se separó del avión transportador
"White Knight" y el piloto Brian Binnie, de 51 años, encendió el
motor cohete, que los propulsó verticalmente hacia el espacio a
3.500 kilómetros por hora.
Sólo 84 segundos después el piloto apagó el motor, y el aparato
siguió subiendo, cruzó la "frontera" con el espacio, ubicada a 100
kilómetros de altura, y llegó hasta los 114 kilómetros.
Después, la nave empezó una caída libre y tras un vuelo planeado de
media hora se posó.
Todo fue seguido atentamente por miles de amantes de la aviación y
la exploración espacial que acudieron a Mojave a contemplar la
misión. Entre los asistentes estaba Richard Branson, el dueño de la
aerolínea Virgin, quien anunció recientemente que su compañía firmó
un contrato para asegurarse los primeros vuelos comerciales al
espacio en aparatos inspirados en el diseño del SpaceShipOne.
Según Branson, unos 3.000 astronautas podrían viajar al espacio y
experimentar la ausencia de gravedad de aquí a cinco años. Este
privilegio será, claro, para unos pocos privilegiados: cada ticket
de Virgin Galactic costará unos 200.000 dólares.
Marion C. Blakey, director de la Administración Federal de Aviación
de Estados Unidos, dijo: "Se siente un poco como se sintieron en
Kitty Hawk", el sitio en Carolina del Norte donde los hermanos
Wright realizaron su histórico primer vuelo
Fuente: clarin.com
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