¿Hacen fila para que las violen?
La violencia sexual se ha
convertido en un tema difícil para el Presidente de Pakistán debido
a mujeres como Mukhtaran Bibi, a quien un consejo tribal, para
castigar a su hermano, la condenó a que la violaran tumultuariamente
El presidente de Pakistán, Prevés
Musharraf, nuestro cercano aliado, visitó Estados Unidos la semana
pasada y se quejó en voz alta acerca de un sorprendente problema:
para las mujeres paquistaníes, la “forma más fácil” de ganar dinero
consiste en ser violadas, dijo, así que algunas de ellas hacen fila
para que las violen y de ese modo lo hacen quedar mal.
Es cierto, Musharraf está loco.
“Esto se ha convertido en una manera de ganar dinero. Mucha gente
dice que si deseas ir al extranjero y obtener una visa para Canadá o
la ciudadanía y ser millonaria, haz que te violen”, le dijo al
Washington Post.
Eso puso a Musharraf en grandes aprietos. Así que el fin de semana
pasado negó que hubiera hecho cualquier comentario de esa índole,
agregando que de haberlo hecho habría sido un “estúpido”.
Así es.
El Washington Post revisó sus cintas y se ratificó. Y agregó una
cita adicional de la misma entrevista en la que Musharraf habló
sobre la violación como un camino para enriquecerse: “Es la forma
más fácil de hacerlo. Hoy día, una de cada dos personas lo desea”.
La violencia sexual se ha convertido en un tema difícil para
Musharraf debido a mujeres como Mukhtaran Bibi, a quien un consejo
tribal, para castigar a su hermano, la condenó a que la violaran
tumultuariamente. Ella usó el dinero que recibió como compensación
para fundar escuelas y lanzar una campaña nacional contra la
violación. Después que yo escribiese sobre su caso el año pasado,
algunos lectores del New York Times le enviaron un total de 160.000
dólares, que está usando para crear un servicio de ambulancias,
operar escuelas y hacer campaña por los derechos de la mujer.
Temiendo que la campaña de Mukhtaran contra la violación hiciese que
su país se vea mal, Musharraf le prohibió viajar a Estados Unidos
para asistir a una conferencia. Cuando protestó, el gobierno la
secuestró para impedirle que se quejara, liberándola solo después de
que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, sacara a colación el
tema.
En julio y agosto escribí acerca de la Dra. Shazia Jalid,
facultativa paquistaní a quien las autoridades drogaron, internaron
en un hospital psiquiátrico, amenazaron con matarla y finalmente la
exiliaron para impedirle que relatara su violación.
La víctima más reciente es Sonia Naz, de 23 años, cuyo marido
desapareció. Desesperada acudió al edificio de la Asamblea Nacional
en Islamabad para obtener ayuda. Después, asegura, la policía la
arrestó y la desnudó en repetidas ocasiones, siendo objeto de
violaciones y golpizas.
Avergonzado por estas revelaciones, Musharraf sostuvo una rueda de
prensa en Pakistán. Vistió una corbata azul y rosa, de la cual dijo
que podría reflejar la cooperación entre hombres y mujeres, y
después denunció a Shazia.
Este sábado, en Nueva York, Musharraf organizó una reunión para
hacer alarde de que es un hombre sensible. Allí trató de mostrar sus
credenciales feministas diciendo que se oponía a la violencia contra
las mujeres. Pero luego perdió la ecuanimidad y les gritó a algunos
de los concurrentes, y amenazó con “ir detrás” de cualquiera que
exponga los problemas de Pakistán al mundo.
“Se salió de sus cabales por completo”, dijo Yasmeen Hassan, abogada
paquistaní en Nueva York que estuvo presente.
Mientras tanto, activistas de Pakistán dicen que el gobierno ha
incrementado su acoso a grupos de mujeres. Traté de ponerme en
contacto con Mukhtaran por teléfono este lunes, pero al parecer el
gobierno paquistaní ha bloqueado sus llamadas internacionales.
Finalmente logré entrevistarla por una ruta alternativa y me relató
que todo su correo está siendo interceptado.
“Me siento insegura y vigilada”, dijo.
Lo irónico es que Musharraf ha demostrado ser un buen administrador
económico y las tasas de crecimiento del 7% generadas por sus
reformas contribuirán a socavar el fundamentalismo y la violencia
sexual a largo plazo. Durante su visita a Estados Unidos, Musharraf
pugnó por un área de libre comercio entre Estados Unidos y Pakistán,
y esa es una gran idea para promover el desarrollo de Pakistán. Así
que démosle a Musharraf un acuerdo de libre comercio, pero solo con
la condición de que aplique severas medidas, no contra las mujeres
paquistaníes que luchan contra la violación, sino contra Usama Ben
Laden
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