¿ La
música se muere ?.
Un interesante artículo escrito por los integrantes
de un grupo de rock que fueron a la reunion
concertada entre Jose Luis Rodriguez Zapatero y los
"musicos" de este pais.
(Rock de Luxe) Desde su particular perspectiva y su
experiencia nos ofrecen su particular punto de
vista.
Manifesto! Moncloa Sound System
Coincidiendo con el día internacional de la música,
José Luis Rodríguez Zapatero recibió en La Moncloa a
una representación de músicos españoles. Entre ellos
estaban JAVIER DIEZ ENA y JAVIER ADÁN NIETO,
miembros del grupo Dead Capo y responsables del
sello Pueblo Records (contracto: info@pueblorecords.com)
En este Manifesto! Dan cuenta de los pormenores de
una reunión poco menos que surrealista donde la
mayoría de los músicos presentes (superventas bien
recompensados por la industria: de Alejandro Sanz a
David Bisbal) repetían en un alarde de cinismo la
consigna dictada desde la cúpula de la SGAE: “La
música se muere, ayúdanos”. ¿A qué?
El viernes 18 de junio recibimos una sorpresiva
llamada de la Presidencia del Gobierno solicitando
que dos miembros de Dead Capo formasesn parte de la
comitiva de músicos que el lunes 21 de junio se iba
a reunir con José Luis Rodríguez Zapatero en La
Moncloa, con motivo del Día Internacional de la
Música. Tras digerir una propuesta tan surrealista y
sopesar pros y contras aceptamos. Pero... ¿por qué
nosotros? Al parecer, algún/a asesor/a de Cultura
había asistido a un concierto nuestro y le había
gustado mucho; por otro lado, con nuestro supuesto
estatus underground se pretendía compensar la masiva
afluencia de estrellones.
La cita previa era en la sede de la AFYVE
(Asociación Fonográfica y Videográfica Española);
mal empezamos. Al llegar comprobamos quién compone
la constelación anunciada: Alejandro Sanz, La Oreja
de Van Gogh, Café Quijano, Amaral, Alex Ubago, Mago
de Oz, Estopa, Andy o Lucas (nunca supimos quién de
los dos era), David Bisbal... Todos juntos,
saludándose y palmoteándose en la espalda. Tragamos
saliva. Desde ese momento y durante el resto del
día, nuestras tripas se debatirán entre la carcajada
y la náusea.
Entran en escena Teddy Bautista y Luis Cobos,
enfrascándose en una especie de arenga pre-batalla.
Por lo visto, el lema del día es: “La música se
muere, ayúdanos”. Ruegan una y otra vez que a nadie
se le ocurra discrepar ni lanzar otros mensajes.
Para reforzar la uniformidad, reparten pegatinas y
camisetas con el lema de marras. Nos meten en un
autobús. Alejandro Sanz irrumpe al grito de “los
buenos, atrás”; le siguen algunos amigotes. Delante
nos quedamos los malos, los sin-pegatina, el
zanfonista Germán Díaz, una simpática chelista de la
Joven Orquesta Nacional de España y nosotros. Ya en
marcha, la SGAE (Sociedad General de Autores y
Editores) y AFYVE vuelven a dar muestras de su
irrefrenable amor por el pensamiento único: una
mujer sin identificar ordena que cada uno saque su
disco y escriba la única dedicatoria permitida: “La
música se muere, ayúdanos”; precioso, pero esa clase
de poesía se la dejamos a los buenos.
Llegamos a La Moncloa. Tras la foto de rigor,
comienza la función. El presidente del Gobierno,
sentado en un sofá, con los chavalotes de Estopa a
un lado y Alejandro Sanz al otro, se dispone a
escuchar lo que los músicos de este país han venido
a decirle. A partir de este momento las cosas cobran
un cariz difícil de definir: vergonzoso, ridículo,
esperpéntico, patético... bufo incluso. Entre
constantes alusiones a la retirada de las tropas
españolas de Irak, siempre en clave humorística, se
suceden las descacharrantes intervenciones de los
músicos más exitosos del estado. Amaia, la pizpireta
y nasal cantante de La Oreja de Van Gogh, demanda
una mayor contundencia por parte de las fuerzas del
orden en su actuación contra la piratería. Solución
policial (¿no hemos oído esto mismo en otro contexto
unas cuantas veces?). Al hilo de lo cual, Alejandro
Sanz se aventura a asegurar que “en este país
apuñalar es gratis”, refiriéndose a la escasa
penalización de la piratería; luego va más allá y
deja claro que para él comprar un CD pirata y robar
en un banco es lo mismo... O no es lo mismo, ¿en qué
quedamos, Alejandro?
David Bisbal, seguramente siguiendo el consejo de
alguien que le quiere bien, apenas interviene. Hace
uso de la palabra para repetir miméticamente una
frase sugerida previamente por el señor Cobos en su
arenga: “Ojalá el año que viene volvamos todos con
una pegatina que viene volvamos todos con una
pegatina que ponga: ‘La música ya se está
recuperando, muchas gracias’”. No queremos ni
imaginar a través de qué medios se podría lograra
dicha recuperación de la música. Bisbal también hace
mención a la piratería en internet y argumenta que
“a pesar de que en España no hay muchos ordenadores,
se piratea mucho”. Silencio absoluto. Lástima que
David no cerrara su intervención con una de sus
espectaculares piruetas. Aunque poco después nos
deleitó en el autobús con unos minutos de impagable
karaoke coreografiado mientras sonaba su último
single. Luis Cobos recuerda con añoranza aquella
gloriosa época en que las compañías discográficas
agasajaban a sus artistas con cenas en los más
exclusivos restaurantes y estancias en los más
lujosos hoteles... Vaya, esto sí que es un problema.
Otro punto consensuado por todos es la escasa
presencia y dudosa calidad de los contenidos
musicales en televisión. Fabulosos ejercicio de
cinismo, puesto que la mayoría de los allí presentes
han copado vorazmente todos los espacios musicales
televisivos desde hace más de un lustro; alguno
incluso ha sido directamente creado por le tan
denostado ente televisivo. Y a continuación... el
momento más sangrante del día: toma la palabra el
sumo sacerdote de la SGAE con sobrenombre de osito
de peluche, Eduardo “Teddy” Bautista. Don Eduardo
manifiesta su preocupación por la falta de locales
con música en vivo. Los ingentes ingresos que genera
su monopolio están en peligro. Menos mal que el gran
patriarca que gestiona nuestros derechos de autor
(en régimen de monopolio, insistimos) es previsor y
ha sabido buscar a tiempo fuentes de ingresos
alternativas, asegurándose de que todos paguemos
religiosamente su impuesto (nunca mejor dicho) cada
vez que compramos un CD-R. ¡Edutardo Bautista,
autoproclamado defensor de los autores de este país,
el mismo que nos considera a todos los españoles
como potenciales delincuentes, clama justicia en los
aposentos del presidente del Gobierno! Y lo hace sin
el más leve atisbo de sonrojo. No desaprovecha
tampoco la ocasión para tildar de hipócritas a
aquéllos que creen que las descargas gratuitas en
internet sirven de promoción de los grupos pequeños.
Sí, por supuesto que nos damos por aludidos y... a
todo esto... ¿qué hicimos los malos? Intentar abrir
una brecha para la realidad, tarea difícil puesto
que la reunión se rige por una disciplina
tabernaria; es decir, tiene la palabra aquél que
habla más alto y en el momento justo.
Aun así, conseguimos desviar momentáneamente la
atención del presidente hacia los problemas que
acucian a la mayor parte de los músicos y sellos
independientes: total falta de riesgo por parte de
los programadores, la inexistente sindicación y la
necesaria cobertura de los músicos como
trabajadores, que podría paliarse con una Ley de
Protección a imagen de la francesa, como propuso
Germán Díaz. Como resultado de todo ello, demasiados
buenos músicos muertos de hambre, demasiados músicos
renunciando a la música que querrían hacer para
sobrevivir como mercenarios de artistas-producto y
la consecuencia final: the real shit, ésa que parece
inodora para estos señores, a pesar de tenerla
delante de las narices.
La recepción llega a su fin. Algunos de nosotros,
atónitos aún por lo que acabamos de presenciar,
tratamos de salir de allí cuanto antes, visto el
parecido que aquello empieza a tener con una famosa
película de Buñuel. A la salida nos encontramos un
estrado con micrófonos y decenas de periodistas
ansiosos, pero una muralla de prohombres blinda
cualquier intentona de acceso al micro. Luis Cobos
toma posición rápidamente; muestra su plena
satisfacción respecto a lo conseguido en la reunión
y señala con el dedo a Estopa y Alejandro Sanz como
los elegidos para decir algo al resto de los
españoles. Y después... férreo cierre de filas para
evitar posibles intromisiones en la cruzada.
La música no se muere. Existía mucho antes de que
naciera la industria discográfica y seguirá
existiendo cuando ésta desaparezca, si es que esto
ocurre algún día. Es intolerable que una serie de
entidades privadas como SGAE, AFYVE y AIE (Sociedad
de Artistas Intérpretes o Ejecutantes) traten de
capitalizar algo tan elevado como la música, y
emplearlo en beneficio propio, creando confusión de
manera interesada al identificar “música” e
“industria musical” (o discográfica). Los problemas
de la música, y de los músicos, en este país son
otros y es evidente que no afectan en absoluto a la
gran mayoría de los asistentes a este evento.
¿”Ayúdanos”? ¿No es absolutamente perverso que pidan
ayuda auténticos multimillonarios de la música, los
verdaderos beneficiarios del negocio?.
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Fuente: hispamp3.com
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