AMIA: absolvieron a todos los acusados
El Tribunal no
encontró pruebas contra los cinco imputados de haber participado en
la conexión local. El fallo pide investigar, entre otros, al
camarista Cavallo, los jueces Galeano y Oyarbide y el ex ministro
del Interior Carlos Corach.
Es inevitable la
impresión de que todo fue desmesurado. Fue el juicio más largo de
la historia argentina, el que tenía como objetivo echar algo de
luz sobre el atentado más sangriento que haya sufrido el país.
Y terminó esta tarde con sospechas de enormes irregularidades y una
sensación de impunidad de igual magnitud. Después de casi
tres años de audiencias(Archivo
24/09/2001), todos los acusados de formar parte de la conexión
local del atentado a la AMIA, que dejó 85 muertos y más de 300
heridos, fueron absueltos por falta o inexistencia de pruebas
en su contra, tal como se preveía(Edición
impresa).
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El fallo absolutorio para los 22 imputados -cinco de ellos detenidos
hasta hoy- se conoció esta tarde en una sala de alta seguridad de
los Tribunales de Comodoro Py. La misma que fue escenario de las 342
audiencias previas, en las que hablaron más de 1.200 testigos. Allí,
los jueces Miguel Pons, Gerardo Larrambebere y Guillermo Gordo
presentaron una sentencia que en sus fundamentos seguramente tendrá
fuertes cuestionamientos a las pesquisas originales del
ataque terrorista. En su fallo, los jueces incluyen también cerca de
un centenar de denuncias y nuevos pedidos de investigación.
La absolución incluyó también a los detenidos en la causa, para los
que la Fiscalía y parte de la querella habían pedido una condena a
reclusión perpetua. Son el reducidor de autos Carlos Telleldín y los
ex policías Juan José Ribelli, Raúl Ibarra, Anastasio Leal y Mario
Bareiro. Los cinco se beneficiaron con la falta o inexistencia de
pruebas.
Sin embargo, no todos correrán la misma suerte, ya que si bien
Bareiro y Leal serán puestos en libertad de inmediato, Ribelli,
Telleldín e Ibarra seguirán detenidos por distintas causas,
según informaron los magistrados en el veredicto.
La última jornada del juicio se había iniciado esta mañana con la
posibilidad de decir unas "últimas palabras" para once de los
imputados. Quienes podían hablar eran los ex policías Alejandro
Burguete, José Miguel Arancibia, Oscar Bacigalupo, Daniel Quinteros,
Argentino Lasala, Marcelo Casas y Eduardo Toledo, al abogado Juan
Bottegal y a los mecánicos Ariel Nitzcaner, Hugo Pérez y Miguel
Jaimes.
Todos ellos ya se encontraban en libertad, ya que estaban acusados
de delitos menores relacionados con las extorsiones que se le
realizaban al principal acusado, Carlos Telleldín. Algunos tenían
pedidos de pena de entre seis y diez años de cárcel, pero para otros
cinco la Fiscalía había solicitado la absolución. Fueron cuatro de
ellos los que ejercieron su derecho: Burguette, Lasala, Nitzcaner y
Botegal.
Finalmente, tras un cuarto intermedio de algunas horas, el
presidente del Tribunal Oral Federal número 3, Miguel Pons, leyó la
sentencia. Los fundamentos se conocerán en algunas semanas,
probablemente en noviembre.
La principal prueba del caso era la declaración que hizo Telleldín
en 1996, cuando dijo que les había entregado a los policías la
camioneta cuyos restos aparecieron entre los escombros de la AMIA.
Ese testimonio era la pieza que, en teoría, comprobaba la relación
de los acusados con el atentado: si Telleldín les había dado la
camioneta a los policías, se decía que los policías, a su vez,
debían haberles dado la camioneta a los terroristas. Pero esa
prueba, quedó demostrado en el juicio, fue totalmente nula.
A Telleldín le pagaron 400 mil dólares para que hiciera esa
declaración. Fueron fondos reservados de la SIDE, pedidos por el
juez original de la causa, Juan José Galeano, (separado más tarde de
la causa y fuertemente cuestionado) y autorizados por el entonces
jefe de Inteligencia, Hugo Anzorreguy.
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