De Fititos a camiones, el “tuning” no deja
vehículo sin metamorfosis
Según cuentan, las raíces del hobbie por
transformar los autos surgen en los Estados Unidos de fines de la
década del 50’, impulsado por
jóvenes
californianos con bastante tiempo y dinero. Por entonces, los
muchachos pretendían darle más potencia y un tono más personal a sus
viejos autos de los años 20 y 30, agregándoles motores expuestos,
techos recortados, llantas anchas y ejes bajos. Entrados los años
60, las empresas capitalizaron estas tendencias y llegaron al
mercado bajo el rubro desde entonces denominado como “Muscle
Cars”. En
Argentina, a la movida que agrupa la tribu de
fierreros
fanáticos de los autos personalizados se le llama “tuning”,
e incluye, más allá de la transformación de las carrocerías, motores
e interior de los autos, unos equipos de música bien poderosos. La
legión del tuning va en franco
ascenso.
Para entender mejor de qué se trata, basta con deambular un rato por
la web para encontrarse con modelos tan increíbles como exóticos en
todo el mundo. Como prueba de que no
no hay país ni vehículo que se resista al tuning, basta con
visitar una página japonesa que muestra una exposición de
enormes camiones bajo el efecto tuning que son un verdadero
espectáculo de luces, aerografías y cromados. Entre los casos
locales, uno de los más simpáticos aparece en la página del “Fiat
600 Club”, donde se puede apreciar en una
animación la metamorfosis de un “Fitito tuneado” (se le va la
parrilla, se pone polarizado, le “crecen” llantas, se pone bajito y
le crecen alerones). Finalmente, resta decir que si quedan lindos o
no, es un problema que sólo debería interesarle al dueño del auto.
Pero lo que sí es importante, como siempre, es que manejen sus naves
con.
Fuente: CLARIN.COM
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