En esta caída estrepitosa del sector, una nueva víctima: Pippo, un ilustre restaurante del paisaje metropolitano. Fundado en 1937 cuando la avenida Corrientes era de doble mano, el presidente era Agustín Pedro Justo y el Obelisco tenía apenas un año de vida, se convirtió en “una tradición porteña”, como presumían en sus redes sociales. Decían que el restaurante era un espectador vivo …
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