Los diabéticos tienen una razón más para imaginar un futuro sin inyecciones: han creado parches que controlan automáticamente el nivel de insulina.
Los investigadores y científicos llevan años estudiando distintas vías para hacer la vida más fácil a los diabéticos, ya sea liberándolos de los pinchazos para controlar el nivel de azúcar en sangre o, como en este caso, creando parches que permitirá olvidar las inyecciones de insulina.
Se trata de un parche sintético que se colocaría sobre la piel y que automáticamente se encargaría de ofrecer la cantidad necesaria de insulina para el paciente. Sin preocuparse de nada más, ni tener que monitorizar nada más durante el día.
La idea no es nueva, es más, es la evolución del parche que vimos el año pasado, pero en esta versión hay un gran cambio. En aquel momento el parche incluía insulina sintética, mientras que ahora el recubrimiento sintético del propio parche lleva integradas células beta naturales, que son las encargadas de producir la insulina en el propio cuerpo.
Por tanto, tratándose de células beta reales, son capaces de gestionar los niveles de azúcar en sangre de una manera más exacta, durante más tiempo y sin riesgo de sobrepasar la dosis o no alcanzarla. Además, como las células beta se mantienen en el exterior del cuerpo, pegadas a la piel, no habría posibilidad de rechazo por el sistema inmune.
En las personas con diabetes, las células beta que liberan la insulina en el cuerpo están dañadas o no son capaces de producir la cantidad suficiente para mantener los niveles de azúcar bajo control, es por eso que se requieren inyecciones. Estos parches se “conectan” con unas microagujas del tamaño de una pestaña – que ni molestan ni se dañan – y se introducen en los capilares para crear la unión entre las células beta del parche y el torrente sanguíneo del paciente.
Dosis de insulina totalmente controladas y precisas
De momento, estos parches han sido probados en ratones de laboratorio con diabetes tipo 1 y los tests han demostrado que son capaces de normalizar los niveles de azúcar en sangre durante 10 horas seguidas, sin tener ningún tipo de control sobre ellos.
Es más, la secreción de la insulina es tan controlada por parte del parche que incluso probaron a poner más de uno en un ratón y comprobaron que uno no “actúa” hasta que el otro no se agota, y por tanto el tratamiento se alarga el doble de horas sin peligro.
Todavía queda mucha investigación hasta que veamos un producto comercial para humanos, pero sería un enorme avance no sólo en comodidad para los diabéticos, sino también en seguridad, ya que se olvidarían por completo de asegurarse si se han inyectado poca o demasiada insulina. Todos los detalles de la investigación están publicados en Advanced Materials.