Tras la elección general del 10 de abril solo dos candidatos quedaron en carrera para ocupar la presidencia de Perú. Ambos pertenecen a fuerzas políticas conservadoras y de corte neoliberal. Se trata de Keiko Fujimori, de Fuerza Popular (FP), y Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos Por el Kambio (PPK). La candidata que se impuso en la primera vuelta con casi el 40% de los votos es la hija del ex presidente Alberto Fujimori, quien se encuentra en prisión desde 2007 cumpliendo una pena de 25 años por violaciones de los derechos humanos y corrupción. Cabe recordar que en 1992 Fujimori padre llevó adelante un autogolpe de Estado mediante el cual disolvió el Congreso e impuso el terror en todo Perú. Este antecedente le costó a Keiko las elecciones de 2011, donde también había llegado a la segunda vuelta. En esa ocasión perdió ante el actual presidente, Ollanta Humala. Sin embargo, en 2016 la situación es diferente ya que la candidata del FP es la favorita para los comicios del 5 de junio. Según la última encuesta de la consultora Ipsos, Fujimori tiene una intención de voto del 43% contra el 38% de su adversario. El portal Publico.es explica que esto se debe a la «gran implantación en el interior del país y en sectores pobres» del fujimorismo. A esto se suma «la desaparición de dos fenómenos relevantes» en la política peruana: «el centro político» y «los líderes históricos» como los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo, que obtuvieron magros resultados en la primera vuelta. No obstante, el mismo estudio de Ipsos demuestra que el 37% de la población declara que no votaría nunca a Keiko por el solo hecho de ser la hija de Alberto Fujimori. Tanto durante la campaña previa a las elecciones generales como de cara a la segunda vuelta se han producido numerosas protestas contra la candidata del FP que no necesariamente manifiestan apoyo a otro candidato. Si bien Fujimori es una figura conservadora que representa intereses económicos poderosos, el pasado autoritario de su padre inquieta a algunos sectores empresariales. Allí es donde cobra fuerza la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, exministro de Economía de Alejandro Toledo, que se ubica como una figura tradicional de la derecha. Con fuerte respaldo de los mercados, su peso electoral se asienta en los grandes centros urbanos, principalmente en Lima. Kuczynski, que también fue jefe de Planificación y Política en el Banco Mundial, busca sumar todos los votos del anifujimorismo. De esta forma cuenta en sus filas con el exfiscal supremo Avelino Guillén, quien tuvo un importante papel en el juicio contra Alberto Fujimori. Y también ha manifestado su respaldo al PPK el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Tanto Fujimori como Kuczynski se han visto salpicados por el escándalo de los ‘papeles de Panamá’. En el caso de la candidata del FP se trata de financistas de sus campañas electorales que pueden haber blanqueado dinero en las oficinas de la firma Mossack-Fonseca. Por ejemplo, el dirigente Joaquín Ramírez, que se encuentra actualmente investigado por la Administración para el Control de Drogas de EE.UU. (DEA). A su vez, el primo de Ramírez, Miguel Ángel, es socio Kenji Fujimori, hermano de la candidata. En un almacén de la empresa de la que ambos son accionistas, la Policía encontró en 2013 91 kilos de cocaína. Esto ha sido señalado por Kuczynski como una muestra de que, en caso de imponerse Keiko, el Perú avanzará hacia un «narcoestado». Por su parte, el líder del PPK cuenta en su haber con otras acusaciones. Según revelaron los ‘papeles de Panamá’, el economista firmó una carta de recomendación para un exbanquero que luego fue utilizada para abrir una sociedad ‘offshore’ en este país latinoamericano. Asimismo, su candidato a vicepresidente, Martín Vizcarra, fue denunciado por la propia Keiko Fujimori por estar implicado en presuntos casos de corrupción y apropiación de tierras. Los peruanos deberán elegir entre estos dos candidatos quién los gobernará durante los próximos c
Perú define su destino: ¿Fujimori o la élite empresarial?
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