Una nena de 2 años se quedó en el auto mientras su papá se iba hasta el cajero automático del Banco Galicia, en la avenida Aconquija al 1100. Dejó sin seguro las puertas, su nena bajó del vehículo a la calle justo cuando venía el 118. Los reflejos de la agente de policía Johanna Gómez, que corrió todo lo rápido que pudo, evitaron la tragedia. El ómnibus frenó. «El 118 me paró en las piernas», describió la heroína.
Hace algunas horas, Iván González contaba en Facebook que en un descuido mínimo, su hijita de tan sólo 2 añitos cruzó la calle. «Plena avenida Aconquija y Lola Mora», detalló. «Pero la agente, sin dudarlo, se tiró encima de mi hija, quedando ella sobre la calle y mi hija para el cordón, logrando que frenen los autos y el colectivo 118 que pasaba por ese momento!», detalló en Facebook. «Compartan! Mi vida fue un antes y un después desde anoche. GRACIAS DE POR VIDA», agregó en una publicación que fue compartida más de 2 mil veces en Facebook.
El miércoles por la noche, cerca del fin del turno hasta las 23 que usualmente realiza Johanna Gómez en las inmediaciones de la avenida Aconquija y calle Lola Mora, la agente tuvo apenas unos segundos para actuar. «El papá de la nena no había cerrado bien el auto y la nenita abrió la puerta del auto y bajó», recordó la uniformada, que recién se enteraba de la viralización de la historia a manos del papá de la pequeña, que compartió en Facebook su agradecimiento a la agente.
«Yo lo veía al papá, que se iba. La nena iba detrás de él y el papá no se había dado cuenta. Al ver que el padre no se da cuenta, lo primero que pensé es que no llegaba», agregó Gómez, que venía en diagonal el cuadro sobre la avenida Aconquija que anticipaba una tragedia. Entonces, pensó en milésimas que debía cortar el tránsito de alguna manera. «Nada, corrí y me tiré sobre la nenea, estaba con un enterito, la tiro al costado y no me doy cuenta que quedo yo en medio de la calle», agregó.
«El 118 me ha parado en las piernas», reconoció Johanna, que lleva apenas 3 meses como miembro de las fuerzas de Seguridad. La joven ingresó luego de cursar un año en la Escuela de Suboficiales y Agentes.
Sobre su reacción, casi instintiva, de correr y cubrir el cuerpo de la niña con su propio cuerpo, explica: «Son cosas que uno hace sin pensar». «No tenemos ni un raspón de nada», celebra. Aunque luego reconoce que sus rodillas están algo golpeadas, porque cayó arrodillada ante un colectivo de la línea 118.
Si bien reconoce que en ese momento dimensionó el riesgo que corrió su vida, dice con humildad: «Estoy contenta porque no hubo victimas, nada mayor». Sin embargo, reconoció que si no actuaba, «la pasaba por encima el 118, literalmente». «No he pensado en que quizás me estaba poniendo riesgo», continuó. «Hay que actuar y a veces es cuestión de segundos y si pensas medio segundo de más ya estás muerto», resumió.
Pese al riesgo, dice inamovible: «Lo vuelvo a hacer sin dudar por la edad que sea, por el sexo que sea, lo hagoo sin dudar, no lo voy a pensar dos veces».
Sobre su futuro, la agente de 23 años recuera que hace poco salió su nombramiento. «La idea es seguir estudiando, seguir capacitándome», comentó. «Me gusta mucho criminalística, balística, investigación y esas cosas», detalló.
La uniformada estuvo un año entrenando para salir a la calle. Y el hecho de ser mujer no pesó tanto. «Gracias a Dios, al menos en el curso que hice para ingresar, como tanto en el lugar que trabajo, no hacen diferencia», comentó. «Sí es cierto que nos cuidan más, no nos mandan a ciertos lugares por cuestión de obviedad», agregó. En ese sentido, mencionó que «el curso fue igual para todos, las instrucciones en las comisarías con igual para todos».
En sus tareas, la joven es feliz. Señaló que le «han tocado compañeros excelentes». También destacó que «la gente grande que tiene años en la policía te enseña». «Ha sido, para el corto tiempo que es el curso,, bastante completo, bastante exigente, con gente muy experimentada y eso lo transmitis acá en la calle», reflexionó. «Nosotros entramos como civiles y salimos como policías», destacó.