El yaguareté es conocido como el rey de América, pero en los últimos años su paso sobre la tierra se convirtió en sinónimo de caza y deforestación, en vez de majestuosidad e imponencia.
Hasta el año 2017, quedaban menos de 250 yaguaretés en toda América, razón por la cual se convirtió en la especie que jurídicamente está más protegida en este continente. Esto, sin embargo, no le impide ser víctima del avance del hombre.
Pero mientras algunos ya comienzan a analizar si el emblema argentino podría desaparecer en este, el próximo o dentro de cinco a diez años, el Parque Nacional Río Pilcomayo, en Formosa, fue el escenario de un verdadero milagro. Por primera vez en más de 11 años se fotografía a esta especie en el parque declarado como Monumento Natural Nacional.
a imagen tomada en el Parque Nacional Río Pilcomayo.
En el marco de un relevamiento con cámaras trampa realizado en el Parque Nacional Río Pilcomayo, en Formosa, personal del área protegida e investigadores del Laboratorio de Biología de la Conservación del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL-CONICET) registraron por primera vez imágenes de un yaguareté (Panthera onca, tal es su nombre científico) en el Parque.
Este monitoreo forma parte de un proyecto de relevamiento de la población de muitú (Crax fasciolata) en la selva en galería del río Pilcomayo. Esta observación representa el primer registro fotográfico de la especie en un Parque Nacional de la región chaqueña argentina y se produjo durante la última revisión de las cámaras desarrollada la semana pasada.
El último registro de la especie en esta misma área había ocurrió en 2007.
Se trata de un ejemplar adulto que fue visto el 25 y 28 de septiembre de este año. Según las autoridades, este hallazgo refuerza la importancia del trabajo de conservación que se realiza en el Parque en pos de la protección de los ambientes que habita el yaguareté, dado que el último registro de la especie en esta misma área había ocurrió en 2007.
En aquel entonces, solo se había registrado una huella en las costas del río. Al mismo tiempo, en las revisiones de las cámaras del proyecto se observó una alta disponibilidad de presas en toda la superficie relevada dentro del área protegida. Durante este 2018, según señalaron desde el parque, también se encontraron registros de huellas en distintas localidades formoseñas.
El billete de 500 pesos fue elegido como el mejor del mundo por un jurado internacional con académico de treinta países de Europa y América.
Además, se encontraron señales de un Yaguareté en un establecimiento ganadero cercano al área protegida, en territorio paraguayo; así como en proximidades del Parque Nacional El Impenetrable y el Parque Provincial Loro Hablador, ambos en la provincia del Chaco.
El yaguareté fue declarado en 2001 Monumento Natural Nacional, máxima categoría de protección para una especie. También es Monumento Natural provincial en varias provincias del norte argentino, convirtiéndose en un símbolo del país.
El Yaguareté se encuentra en peligro crítico de extinción en el país según la categorización de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM) en el Libro Rojo de Mamíferos Amenazados de la Argentina. En los últimos dos siglos la especie mostró un nivel de retracción importante, ya que hoy en día está presente sólo en el 5% de su área de distribución original.
Una de estas principales razones sería la reducción de su hábitat, por la deforestación o el avance de la civilización. Al mismo tiempo, la caza indiscriminada disminuye las presas naturales del yaguareté, provocante que éste llegue a zonas ganaderas donde mata a las vacas y el ganadero mata al yaguareté. Es decir, el hombre es el principal responsable de su peligro de extinción.
Su nombre científico es Panthera onca, es el felino más grande del continente americano y tercero en corpulencia a escala mundial
La caza de Yaguareté, de igual importancia en este problema, se encuentra tercera en la lista de las causas del peligro de extinción. Si bien la causa mayor es por represalia a ataque de animales domésticos y la reducción de su hábitat, la condenada venta de pieles o cabezas del animal como trofeo son otras razones que llevaron al majestuoso felino a caminar por la cornisa de la extinción.