El sistema de control que tiene la Policía para custodiar el movimiento de los móviles de la fuerza se transformó en una pieza clave para probar la participación de policías en la fuga de un detenido de la alcaidía de la ex Brigada. Utilizando el GPS que tienen instalados los vehículos, sumaron indicios de que efectivamente fue llevado allí y qué hicieron durante ese recorrido.
José Alejandro Rodríguez, de 39 años, había sido detenido hace un mes aproximadamente, por orden del fiscal Washington Navarro Dávila, quien logró que se le dictara la prisión preventiva, acusado por estafas y falsificación de documento público.
Rodríguez fue trasladado a la alcaidía de la ex Brigada, en Junín al 800, considerada como uno de los arrestos más seguros que tiene la fuerza en toda la provincia. Pero misteriosamente se fugó el sábado a la madrugada, cuando al cuidado del preso estaban tres policías.
Uno de ellos, de apellido Zanagua, recientemente trasladado a la división alcaidía, se encontraba durmiendo. Otros dos uniformados, que se apellidarían Bullicio yRomano, quedaron a cuidado de los casi 50 reclusos que estaban alojados entre los dos calabozos, que tienen capacidad para alojar a 42 detenidos.
El primer indicio de irregularidad en este caso surge en el horario en que se produjo la fuga. Los jefes de la repartición se enteraron de la novedad cerca de las 4 de la mañana. Sin embargo, la ausencia del detenido se produjo a las 3, cuando se dio el ingreso de una persona que fue extraditada de Mendoza por una comisión de Delitos Contra la Propiedad.
Fuerte discusión
Sin embargo, previo a esa situación, algunos compañeros de encierro del fugado habrían relatado que una hora antes (cerca de las dos) habrían escuchado una fuerte discusión entre los carceleros. Al parecer Zanagua les habría cuestionado a sus pares la desaparición de Rodríguez. Por los dichos de algunos detenidos, no se descarta que los uniformados hayan llegado a golpearse.
Los jefes de la ex Brigada se presentaron en la dependencia antes de que amaneciera. Luego de hacer una inspección y de escuchar a los carceleros, les pidieron sus armas -tal como indica el reglamento- y les anunciaron que estarían sujetos a una investigación penal y administrativa. Sin profundizar mucho, se advirtió que el detenido se había fugado con muchísima facilidad.
Fuga con puertas cerradas
Uno de los agentes, según trascendió, habría informado a sus superiores que él había autorizado a Rodríguez a que utilizara el sanitario para los policías, a pesar de que el calabozo donde estaba alojado contaba con uno.
También habría aclarado que cuando fue a buscarlo para llevarlo a la celda, no lo encontró. Sus dichos terminaron agravando aún más su situación, puesto que para salir del edificio debió haber pasado al menos por tres puertas que están cerradas con enormes candados.
Esa situación fue percatada por el fiscal Diego López Ávila, que el lunes realizó una inspección ocular. “Es imposible que haya escapado si es que estaban cerradas las puertas”, comentó una fuente cercana a la investigación.
La otra cuestión fue cómo hizo Rodríguez para abandonar el edificio que está ubicado en Junín al 800. Para salir al exterior tiene dos alternativas: saltar la tapia que da a la Secretaría de Educación o bien cruzar los casi 100 metros que separan la alcaidía de la puerta de ingreso de la repartición policial.
Ambas posibilidades quedaron descartadas rápidamente, puesto que en la pared no se encontraron signos de que haya saltado por ahí y es prácticamente imposible que haya salido caminando sin que nadie lo viera, ya que en ese edificio, además de las diferentes secciones de la ex Brigada, también están las oficinas de la Unidad Regional Capital y Criminalística. En otras palabras, el movimiento de uniformados es permanente.
De paseo
En el libro de novedades no se había registrado ningún movimiento en ese horario; en cambio, cuando se analizó el GPS del móvil que es utilizado por esa sección, se descubrió que la unidad se puso en marcha a las 2 aproximadamente y se detuvo a las 4, horarios en los que supuestamente Rodríguez se fugó.
Una alta fuente judicial indicó que el móvil salió de Junín al 800 y se detuvo en San Lorenzo al 600, lugar donde reside una ex pareja de Rodríguez. De allí, siempre de acuerdo a la versión oficial, se trasladó hasta 25 de Mayo al 600, donde reside su actual pareja. El vehículo volvió a San Lorenzo al 600 y de allí regresó a la sede de la Dirección de Investigaciones.
Todos los domicilios fueron allanados el martes por los hombres de la División de Búsqueda y Captura de Prófugos, al mando del comisario Daniel Robles.
Cerca de la Plaza
Incluso el móvil policial pasó por la zona de la Casa de Gobierno: las cámaras de seguridad instaladas en el sector registraron el paso de la camioneta en ese horario. Pero no se pudo ampliar la imagen para poder establecer quién conducía el vehículo y quiénes eran los acompañantes.
El fiscal López Ávila tiene indicios suficientes para sospechar que se hizo ese recorrido para buscar algo que le permitiera a Rodríguez concretar su fuga. Y lo hizo días antes de que policías de La Rioja lo vinieran a buscar para que responda por las causas pendientes que tiene en esa provincia.
El martes por la noche, el fiscal esperaba poder tomarles declaración a los tres hombres que estaban a cargo de su cuidado y luego definir la situación procesal de los uniformados, aunque es casi un hecho que le pedirá a un juez que dicte la orden detención. Paralelamente, la Policía continuará investigando administrativamente.