El juez Julián Ercolini procesó a Diego Lagomarsino en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman. El magistrado consideró que el perito informático fue partícipe necesario del delito de homicidio simple agravado por el uso de armas. En la resolución le trabó un embardo de 15 millones de pesos.
El juez también procesó a cuatro custodios que la Policía Federal le había puesto a Nisman por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado. Los procesados y embargados son Rubén Benítez Néstor Durán, Armando Niz y Luis Miño. Todos ellos tienen prohibida la salida del país y otras restricciones procesales.
Para Ercolini no quedan dudas acerca de cómo murió Nisman: «En pocas palabras, en aquella noche del 17 al 18 de enero de 2015, a Nisman lo habrían matado con el arma de Diego Lagomarsino y éste, a la vez, fue la última persona que ingresó al departamento del Fiscal. No obstante, desde el primer momento que cobró notoriedad la aparición sin vida del fiscal Nisman, por razones diversas vinculadas con la coyuntura y la vida pública en nuestro país; de defensa; de coartadas; por pormenores muy particulares del caso, comenzó a impulsarse públicamente la idea del suicidio, la que quedó instalada rápidamente con una serie de situaciones que se multiplicaron y que cimentaron con el tiempo una cuasi unívoca certidumbre pública de que Nisman se había quitado la vida».
En el procesamiento de Lagomarsino el juez señaló que «Del mismo modo, la evidencia es plena en cuanto a que Nisman –con independencia de las razones– volvió de Europa a la Argentina de improviso, con la finalidad de formalizar una denuncia que implicaba al gobierno, la que concretó el día 14 de enero; que desde entonces, en razón de que el día 19 debía presentarse ante una comisión en el Congreso de la Nación, prácticamente se enclaustró en su apartamento para preparar la presentación y también lo hizo por razones de seguridad personal y de la información. Que, en este contexto, también hay certeza de que Lagomarsino, aun así, fue una de las pocas personas –sino la única– de su entorno que para esos días mantuvo franqueado el acceso al domicilio del Fiscal. De hecho, tampoco es controvertido que Lagomarsino fue la última persona autorizada por Nisman a entrar a su vivienda, quien lo hizo en dos ocasiones, la segunda, en un horario muy cercano al lapso posible de la muerte establecido en las peritaciones. Igualmente, debe afirmarse que se encuentra descartado que el Fiscal Nisman hubiera tenido una tendencia de personalidad suicida, ni tampoco existen indicadores que lleven a conjeturar en este proceso que hubiera sobrevenido en aquellos momentos una inclinación a quitarse la vida».
En el procesamiento Ercoini recordó que desde el kirchnerismo se intentó instalar la teoría del suicido de Nisman. Hizo refrencia a la ex presidente de la Nación Cristina Fernandez de Kirchner y a medios afines al oficialismo de 2015. El juez señaló que «Entonces, debe afirmarse que por diversas razones habría existido una intencionalidad, cuanto menos desde algún sector oficial, de instalar la idea de una muerte voluntaria, privada y en soledad de Nisman, y el primer paso habría sido precisamente encorsetar la investigación a la suposición de una decisión unilateral de Nisman de quitarse la vida. El acompañamiento posterior con afirmaciones públicas de diversos funcionarios oficiales abonando la idea de suicidio o de confusión y de algunos medios cercanos al oficialismo en ese momento. Sólo a modo de ejemplo, recuérdese un largo texto publicado por la misma presidenta de la Nación, cuando todavía no habían pasado 24 horas del hallazgo oficial, donde insinuaba –aunque con algunas afirmaciones algo confusas– que el Fiscal se había suicidado. Y también una aparición pública posterior, un par de días después, afirmando la tesis del homicidio; mientras que interregno o con posterioridad algunos comunicadores afines se permitían discrepar con las afirmaciones de la presidenta. O aparecían versiones de explicaciones de Lagomarsino a través de terceras personas en entrevistas en diarios, entre muchas otras publicaciones que reflejaban en aquellos días y consolidaban la creencia generalizada sobre el suicidio».
Ercolini también le trabó un embargo de 15 millones de pesos a Lagomarsino y procesó a los custodios de Nisman por incumplimiento de los deberes y encubrimiento.
Más temprano, Lagomarsino dio varias entrevistas en las que hizo alusión a la posibilidad de enfrentar un procesamiento, dando cuenta de su temor de ir preso, algo que finalmente no ocurrió.
«Tengo terror a que se cometa una injusticia, tengo terror de ir preso», había dicho el técnico informático.