La iniciativa nacida en San Pablo, Brasil, promueve la donación de alimentos a través de una famosa cadena de pizzerías. Debido a su éxito, surgen movimientos similares en otras partes del mundo
Delivery al revés es la traducción de «Reverse Delivery», una iniciativa novedosa que refuerza la dosificación alimentaria en las comunidades y embandera la lucha contra el hambre. La ONG Banco de Alimentos convocó a las cadenas de pizzerías más reconocidas para presentarles una propuesta redistributiva de interés social: donaciones de comida durante la transferencia económica.
La campaña se realiza en San Pablo, Brasil, la ciudad más poblada de Latinoamérica, la capital financiera de la economía local. Una urbe con decenas de millones de habitantes, muchos en situación de indigencia, sin techo, trabajo ni comida. El puente solidario que procura empatar las desigualdades sociales es este programa de donación alimentaria bautizado «Reverse Delivery», que se difunde acompañado por un eslogan reflexivo: «Ahora, donar comida es tan fácil como pedir».
«Reverse Delivery» empezó siendo una alianza entre la ONG Banco de Alimentos y la pizzería Veridiana
La metodología es simple: recibir el pedido y ejercitar la solidaridad, exento de un compromiso tarifario. Durante la comunicación telefónica, se extiende la consulta en cuestión: al consumidor se le pregunta si desea donar o entregar comida que le sobre. En caso de que la respuesta sea afirmativa, se aprovecha el contacto directo con el empleado de la pizzería para realizar el acto caritativo.
El eslogan traducido es «ahora, donar comida es tan fácil como pedir»
La iniciativa simplifica el proceso de donación y reduce las hipotéticas contingencias en pos de incrementar el caudal de recaudación de alimentos para que luego la organización sin fines de lucro pueda redistribuirlos a familias de bajos recursos y a los comedores populares de los barrios marginados.
El programa solidario ya tiene réplicas en otras ciudades del mundo
Veridiana, una de las pizzerías más tradicionales de Brasil, y el Banco de Alimentos de San Pablo comenzaron con esta combinación de recursos para potenciar el programa. Que luego se fue ampliando a otros restaurantes de la ciudad que decidieron adoptar esta iniciativa comunitaria. La viralización del programa lo convirtió en una idea de exportación: Japón importó el «Reverse Delivery» y ya está realizando la primera experiencia piloto con el sistema. La proyección es proliferar el programa por otras ciudades del globo.
Delivery al revés traza un escenario de solidaridad, concientización y diálogo social que pone en evidencia la importancia de la redistribución, del reciclaje, del flagelo del hambre. La iniciativa promueve el sano ejercicio de la solidaridad.