El colon irritable es un cuadro crónico que aparece y desaparece de manera intermitente. Se calcula que entre un diez por ciento y un catorce por ciento de la población podría padecer este síndrome, lo que lo convierte en el segundo trastorno digestivo funcional más frecuente del mundo: al menos setecientos noventa millones de personas en todo el planeta y 4,7 millones de personas en España lo padecen.
Qué es el síndrome del intestino irritable y cómo sentirte mejor si lo tienes: el “síndrome del intestino irritable” (SII) es lo que llamamos coloquialmente “colon irritable”. Pero ¿cómo aliviarse de esta dolencia? La respuesta es fácil: hay que llevar una dieta baja en fodmaps.
¿Y qué son los fodmaps? Pues son carbohidratos “de cadena corta” y alcoholes relacionados, que son mal absorbidos en el intestino delgado. El término “fodmap”, o FODMAP, responde a las siglas en inglés de la denominación “Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides And Polyols”. Es decir: â “Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles fermentables”, traducido al español.
Explicar lo que son cada uno de estos componentes (oligosacáridos, disacáricos, etc…) nos llevaría a entrar en terrenos complicados. Basta saber que son sustancias que pueden llevan alimentos como la fructosa o la lactosa: miel, albaricoques, leche, champiñones, legumbres…
Síntomas de colon irritable
El colon irritable, o SII, se caracteriza por la existencia de dolor abdominal o cambios en el ritmo intestinal, que se manifiestan por tener diarrea, o estreñimiento, o ambas cosas alternativamente.
Otros síntomas pueden ser hinchazón, sensación de no haber terminado de hacer una deposición, o tener moco blanquecino en las heces, o gases… Una “maravilla”, vamos…
En las mujeres, a menudo se presentan otros síntomas durante la menstruación. Por si no tuvieran suficiente.
Causas: ¿Qué causa el síndrome del intestino irritable? Los doctores no están seguros de cuál es el origen del SII. Los expertos creen que lo podría causar una combinación de problemas. Diferentes factores pueden causar el SII en diferentes personas, pero con los mismos “agradables” síntomas (y que las comillas sirvan para destacar el tono irónico con que utilizamos el calificativo de “agradables”, y antes en “maravilla”).
Los trastornos gastrointestinales funcionales, como el SII, son problemas con las interacciones entre el intestino y el cerebro; es decir, cómo trabajan juntos el cerebro y el intestino. Los expertos creen que los problemas de interacción intestino-cerebro pueden afectar el funcionamiento del cuerpo y causar síntomas del SII. Por ejemplo, en algunas personas con este síndrome, los alimentos pueden moverse por el tracto digestivo demasiado lento, o demasiado rápido, lo que provoca cambios en las evacuaciones. Algunas personas con el SII pueden sentir dolor cuando tienen en el intestino una cantidad normal de gas o de heces.
Ciertos problemas son más comunes en las personas con el SII y los expertos consideran que estos problemas pueden ser un factor para el desarrollo del SII. Estos problemas incluyen eventos estresantes o experiencias difíciles en la infancia que conducen a ciertos problemas mentales, como la ansiedad, la depresión o la alteración de síntomas somáticos.
Cómo se diagnostica
Para diagnosticar el SII, los médicos analizan los síntomas que presenta el paciente, así como su historia clínica y sus antecedentes familiares, y realizan un examen físico. Generalmente pueden pedir algunas pruebas para descartar o detectar otros problemas de salud, como la anemia, sangrado del recto, pérdida de peso… Para ello pedirán análisis de sangre y heces, por ejemplo. Pero pueden solicitar también otras pruebas diferentes.
En la revisión de los síntomas, el médico buscará un patrón para detectar el SII, por ejemplo, si el paciente siente dolor en el abdomen junto con dos o más síntomas: dolor relacionado con las evacuaciones; cambios en la frecuencia de éstas, cambios en la apariencia de las heces…
Si el paciente ha tenido síntomas al menos una vez a la semana en los últimos tres meses y sus síntomas comenzaron hace al menos seis meses, o si ha tenido síntomas durante un período de tiempo más corto, podrían ser síntomas del SII.
Tratamientos para colon irritable
El médico puede tratar el SII recomendando cambios en la alimentación y el estilo de vida, medicamentos, probióticos y terapias de salud mental.
Cambios en la alimentación y en el estilo de vida: comer más fibra, evitar el gluten, seguir un plan de alimentación especial (dieta baja en FODMAP), aumentar la actividad física, reducir y evitar situaciones estresantes, dormir un mínimo de horas…
El médico también puede recomendar probióticos, o sea, microorganismos vivos, por lo general bacterias, similares a los microorganismos del tracto digestivo.
Terapias de salud mental: terapia cognitivo-conductual para cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento; hipnoterapia dirigida al intestino; relajación…
Dieta baja en fodmaps
La dieta fodmap se conoce también como dieta baja en fodmap y dieta pobre en fodmaps. El dietista-nutricionista Juan Revenga la define como un protocolo, una dieta en fases para el tratamiento del síndrome de intestino irritable, desarrollada por la Universidad de Monash en Melbourne (Australia), cuyos investigadores descubrieron que una dieta baja en este tipo de carbohidratos mejoraba los síntomas de las personas afectadas por SII.
Con esta dieta, se trata de conseguir una mejora de los síntomas del síndrome de intestino irritable; identificar los elementos concretos, de entre todos los fodmaps, que desencadenan la sintomatología en cada paciente, y normalizar al máximo la alimentación a largo plazo, con la limitación únicamente de los elementos/alimentos identificados como desencadenantes.
Antes de empezar la dieta hay que acudir al especialista digestivo, para confirmar el diagnóstico de colon irritable y descartar otras posibles patologías.
Hay una primera fase de exclusión, algo complicada de seguir. Esta fase de eliminación no debe superar las tres semanas. Durante ese tiempo se valora su eficacia, con el objetivo de reintroducir de manera progresiva los alimentos eliminados.
Una segunda fase es la de reintroducción de alimentos FODMAP de uno en uno, para probar la tolerancia a estos y evitar restricciones innecesarias.
Y una tercera fase es la dieta baja en fodmap modificada. En ella, la dieta ya está adaptada a las tolerancias e intolerancias individuales de cada paciente, con el objetivo de poder comer la mayor variedad posible de alimentos sin la aparición de síntomas.
Estos pasos deben de ser seguidos siempre bajo la supervisión de un facultativo especializado, sin fiarse de las “listas de alimentos permitidos” que circulan por Internet, porque ello puede acarrear el peligro de que las listas contengan información sin contrastar, con consecuencias clínicas indeseadas.