De bajo perfil y con ADN porteño, Mario Poli -hoy creado cardenal en el Vaticano- se convirtió inesperadamente en arzobispo de Buenos Aires el pasado 20 de abril, apenas unas semanas después de que Jorge Bergoglio se convirtiera en el papa Francisco. Poli viene mostrando en el gobierno de la Iglesia porteña el mismo estilo y espíritu que Bergoglio, aunque con un perfil menos político que el del hoy papa Francisco. Prueba de ello es la forma en que se preparó espiritualmente para recibir hoy el birrete cardenalicio en San Pedro: durante la última semana antes de partir a Roma, Poli atendió silenciosamente a niños enfermos y discapacitados al cuidado de las Hijas de San Camilo, en el norte de la provincia de Buenos Aires. Aunque aclara que no es amigo personal de Bergoglio, a Poli -de 65 años- lo une una estrecha relación con el papa luego de haber trabajado codo a codo con él en Buenos Aires entre el 2002 y el 2008, cuando se desempeñó como obispo auxiliar de la ciudad y vicario episcopal de la zona de Flores, el mismo barrio donde vivió Bergoglio. Sorpresa, perplejidad y asombro fueron sus primeras impresiones cuando supo que debería dejar la tranquilidad de la provincia de La Pampa -era obispo de Santa Rosa desde el 2008- para convertirse en el nuevo arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, un lugar estratégico dentro de la pirámide eclesial. De un perfil bajo y similar en lo actitudinal a Bergoglio, hay algo en lo que no se le parece: Poli tiene nulos contactos con el mundo de la política, y ya se definió como «pastoral y no como político». En sus primeras declaraciones, sostuvo que su relación con el gobierno nacional será de «respeto y colaboración», pero también con la «debida distancia y diferencia», y abogó para que el Tedeum por la celebración patria del 25 de Mayo vuelva a celebrarse en la catedral metropolitana, algo que podría concretarse finalmente este año. Teólogo, historiador y capellán nacional de los Boy Scouts, Poli sostiene firmemente -al igual que Francisco- el modelo de «obispos caminantes», que se basan en la necesidad de que la iglesia salga a la «periferia»; es decir, al encuentro de los fieles a través de una tarea misionera permanente. En Buenos Aires, reside en el mismo cuarto austero en el que se alojaba Bergoglio, en la curia porteña ubicada en Rivadavia 413. Nacido en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1947, Poli ingresó en el seminario metropolitano en 1969, donde cursó los estudios filosóficos y teológicos; es además doctor en Teología por la Universidad Católica Argentina, y licenciado en Servicio Social por la Universidad de Buenos Aires. Tras su ordenación en 1978, fue designado vicario parroquial en San Cayetano de Liniers, donde se desempeñó hasta 1980 y en 1992 fue nombrado director del Instituto Vocacional San José, donde los seminaristas de Buenos Aires comienzan su formación sacerdotal, por lo que conoce en profundidad al clero porteño. En 2002, el papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires -donde estrechó su relación con Bergoglio- y en 2008, Benedicto XVI lo promovió como obispo de Santa Rosa. En la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Poli preside la Comisión de Catequesis y Pastoral Bíblica, además es doctor en teología y profesor de Historia Eclesiástica y Patrología.
Fuente ? 26noticias.com.ar