Reabren el zoo porteño con mejoras en recintos de animales y en edificios históricos A menos de dos días para la reapertura del zoológico de la Ciudad, se trabaja a contrareloj para mejorar los recintos donde habitan las jirafas y los rinocerontes, refaccionar fuentes de agua y edificios históricos deteriorados, además del cierre de espacios para preservar a los animales del estrés que pueda ocasionarles la llegada de los visitantes. Así lo informaron el ministro de Modernización porteño, Andy Freire, y el subsecretario de Mantenimiento del Espacio del Ministerio de Ambiente, Ezequiel Capelli, quienes encabezaron una recorrida por las instalaciones del antiguo zoo, que fue cerrado hace dos semanas por decisión del Gobierno local para iniciar una transformación hacia un «Ecoparque» que no tenga animales en cautiverio. Si bien el proceso de traslado de los animales ya está en marcha, el zoo volverá a abrir sus puertas el sábado próximo, junto al inicio de las vacaciones de invierno, con una entrada restringida a 2.000 visitantes por día, de miércoles a domingos, a un costo de 190 pesos, que servirán para la conformación de un fondo que costeará la planificada migración de las especies hacia santuarios o reservas. «A partir de ahora, vamos a promover un nuevo tipo de vínculo con el parque, un nuevo paradigma. Y para ello se trabajó en la puesta en valor del predio en estas dos semanas en lo que consideramos que es una etapa embrionaria del Ecoparque», dijo Freire en declaraciones a la prensa. Capelli indicó que «los trabajos están realizados con mucha pasión para mantener viva la mística de lo que fue este gran espacio para los vecinos» y precisó que «trabajan más de 300 personas para reabrir el sábado, quienes debieron respetar a los animales y sus tiempos para llevar a cabo cada una de las tareas». Una de las obras que más resaltaron los cuidadores del zoo fue el cambio del sustrato de los recintos de las jirafas, los rinocerontes, los elefantes y las cebras, el cual debería ser renovado cada seis meses aproximadamente por cuestiones de seguridad del animal a fin de que no resbale y sufra alguna lesión y también por un motivo sanitario ya que es en esa tierra donde se depositan sus excrementos y la acumulación lo transforma en un suelo tóxico. En el caso de las jirafas, el suelo no se había cambiado desde hacía ocho años, por ello que ahora se cavaron más de 30 centímetros para la colocación de una capa de tosca molida fina a fin de que el agua filtre más y genere menos barro para conseguir una superficie menos resbaladiza. Por otro lado, se efectuaron mejoras a los edificios con que cuenta el zoo, que en total suman 52 que fueron declarados patrimonio histórico y que estaban abandonados o con daños estructurales; al tiempo que también se recuperaron las cinco fuentes de agua del parque, siete estatuas y dos grupos escultóricos. Dos ejemplos de las construcciones recuperadas son el Pabellón Quirguis en el cual habitan los camellos -que data del 1900- y que fue hidrolavado para quitar la maleza que lo cubría y pintado; y el de la antigua casa de los osos, levantada en 1897, y que fue restaurada con un lavado general. También se podaron árboles con riesgos de caída, se agregaron plantas y mejoraron canteros, se trabajó en los puentes con peligro de derrumbe, se cambió la arena de la plaza de juegos de niños y se quitaron pequeñas barcazas hundidas que rodeaban la isla de los lémures. Por último, los funcionarios, acompañados también por el titular de la Agencia de Protección Ambiental, Juan Bautista Filgueira Risso, explicaron que habrá recintos que no van a estar abiertos al público hasta tanto no se terminen las obras de mejoras en esos espacios, como el caso de los chimpancés que permanecerá cerrado hasta generar «puntos de fuga» o refugios internos para que puedan esconderse cuando no quieran ser vistos. Ese será el caso de la orangutana «Sandra», los simios y los chimpancés que no podrán ser observados por los concurrentes p
Reabren el Zoo porteño con mejoras en recintos de animales y en edificios
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