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sábado, noviembre 2, 2024
Regresan a la Argentina los fondos de private equity
Regresan a la Argentina los fondos de private equity

Regresan a la Argentina los fondos de private equity

Regresan a la Argentina los fondos de private equity

Algo sucede actualmente en el mundo del private equity a nivel local. Tras una década de un casi absoluto silencio y algunas transacciones desperdigadas por ahí, fondos internacionales de impactantes montos –dos juntos ya comprarían este país– contestan la llamada para hablar de los proyectos que preparan para la Argentina. Otros en cambio no atienden las llamadas, pero son los mismos que -sin embargo- marcan el número de Casa Rosada para solicitar reuniones, mientras mandan sobriamente a sus analistas a probar si lo que escuchan es solo relato. Exbanqueros y ejecutivos criollos vuelven del exterior y crean firmas locales para no dejar pasar lo que, creen, será un boom en pocos años. Y los más canosos, los directores de los fondos regionales creados en Buenos Aires, los que aguantaron años guardados en el país, salen de sus cuevas de la City Porteña y no solo abren las puertas de sus despachos: también abren la boca. La industria del private equity se hizo fuerte durante los ’90 y tanto fue así que las 2001 huellas de la crisis y los zapatos de Juan Navarro y su Exxel borraron casi todas las hojas, las de cálculo y las pocas verdes que pronosticaban resurgimiento. Pero los referentes del nuevo modelo –el de private equity– piden pasar la página. Acostumbrados al bajo, bajísimo, perfil, creen que es momento de hablar. No porque les guste hacerlo, sino porque entienden que es necesario para la industria. “Para dar una mano”, dicen, en tándem, antes de empezar cada entrevista, como si con las palabras tuvieran que convencer al ecosistema de negocios argentino de que son algo nuevo. Los que aguantaron el embate en su momento perdieron inversiones, pero hoy ven el signo positivo de la cuenta: poseen estructuras locales y argentinos en sus equipos y la confianza del capital externo, en un territorio que, concebido desde afuera, es apetecible. “La Argentina es vista, tanto por los LPs (inversores que hace aportes a un fondo, por sus siglas en inglés) latinoamericanos como internacionales, como el país con el segundo mejor perfil de riesgo/retorno en América latina. En 2015 era visto como la oportunidad menos atractiva de América latina”, destacó LAVCA –Latin American Private Equity & Venture Capital Association– en conjunto con Cambridge Associate, en la encuesta de opinión de inversores de 2017, que reunió a 103 de los más importantes. “Estamos en un proceso de consolidación de los jugadores que lograron independizarse exitosamente de las entidades financieras”, dice un manager que integra la liga de los Norberto Morita (Southern Cross), Carlos García (Victoria Capital), Alfredo Irigoin (Linzor Capital). y Roberto Chute (The Rohatyn Group). Dolido, uno de ellos recuerda cómo, en 2012, socios estadounidenses no entendían las razones por las que en la firma regional había tres argentinos establecidos en Buenos Aires. “¿Por qué tres socios, si no vamos a invertir un peso allí?”, le dijeron. La bronca, en el bolsillo; en la boca, la respuesta, cordial y hasta académica. “En el período de inversión del fondo hay un proceso electoral, que puede representar una opcionalidad a un cambio. ¿Por qué dogmáticamente restringirse a beneficiarse de esa opcionalidad?”, les dijo. Tenía razón: según el documento antes citado, “casi tres cuartas partes de los LPs citan el potencial de retornos anuales por encima del 16 por ciento, un agudo crecimiento desde el 23 por ciento de los LPs que indicaban lo mismo en 2015”. Los gigantes –los que dicen que la Argentina hoy es la moda– traducen sus palabras en hechos. Algunos ponen un piecito, como el gigante Blackstone, con Metrotel. Otros, enormes pero más conservadores, por estos días se asocian a argentinos –locales que conocen el lado B del relato macroeconómico– para no quedar a medio camino entre el optimismo y la decepción de los números reales. El corto plazo para ellos es largo, muy largo. “Imaginate alguien que aloca hoy capital en la Argentina, y sale de aquí a seis, siete años. Se tiene que imagin

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