Rusia sortea las sanciones con su flota clandestina de petróleo
La flota de buques "fantasma" de Rusia, que transporta crudo a nivel global, está ganando protagonismo al eludir sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países.
El auge de la flota clandestina
El Kremlin ha asegurado que Rusia es «inmune» a las sanciones del presidente Donald Trump, que afectan a sus principales empresas petroleras. Sin embargo, lo que realmente mantiene a flote el crudo ruso es esta flota de barcos «fantasmas» que transportan millones de barriles a compradores internacionales buscando precios bajos.
Clientes internacionales
Este negocio clandestino beneficia a una diversidad de clientes, desde líderes iraníes y venezolanos hasta empresarios occidentales, quienes parecen priorizar las ganancias sobre los riesgos ambientales que estas operaciones conllevan, incluyendo la explotación de trabajadores atrapados en condiciones precarias en alta mar.
Impacto de la guerra en Ucrania
Tras la invasión de Ucrania en 2022, la actividad de esta flota ha aumentado significativamente, permitiendo al régimen de Putin contrabandear petróleo, lo que contribuye a financiar su «maquinaria de guerra» a la vez que realiza operaciones de espionaje y sabotaje contra países de la OTAN.
Porcentaje de exportaciones marítimas
Analistas estiman que actualmente el 80% de las exportaciones marítimas de petróleo de Rusia son transportadas por esta flota clandestina, situando a Rusia entre los tres principales exportadores de petróleo a nivel mundial.
Flota en aguas internacionales
A pesar de las sanciones, hasta cuatro de cada cinco tanqueros que transportan petróleo ruso no cuentan con los seguros adecuados, lo que les permite operar en aguas internacionales sin el mismo nivel de vigilancia.
Banderas «fantasma»
Casi uno de cada cinco tanqueros en alta mar pertenece a esta flota oculta. Estos buques, de gran antigüedad, navegan bajo banderas poco conocidas para evadir el control y las sanciones.
Riesgos ambientales y seguridad global
El mantenimiento deficiente de estos barcos y la falta de regulación representan un grave riesgo ambiental, incrementando las posibilidades de derrames de petróleo y accidentes marítimos. Además, los recientes incidentes de drones rusos en territorios de la OTAN han despertado preocupaciones sobre la seguridad global.
Consecuencias de la flota clandestina
A pesar de las iniciativas de la OTAN para monitorear estos buques, la interceptación es difícil fuera de aguas territoriales. Muchos expertos advierten sobre los efectos nocivos que esta flota secundaria podría tener en la seguridad internacional y los ecosistemas marinos.
