El verano y las vacaciones de comienzos de año son la oportunidad perfecta para salir con amigos y familiares, viajar y hacer todo tipo de cosas que el resto del año resultan más complicadas de planear. No obstante, durante este periodo aumentan también ciertas complicaciones, como las enfermedades por infecciones estomacales.
De acuerdo con la OMS, una de las infecciones alimentarias más comunes en esta época del año es la salmonelosis, una intoxicación provocada por la bacteria Salmonella. Esta enfermedad se produce debido a que las altas temperaturas de la estación favorecen el crecimiento y desarrollo de microorganismos en los alimentos.
Por ejemplo, en lo que va del 2020 en Salta se han reportado más de 10 casos de salmonelosis. La enfermedad ha tenido presencia en la región, pues en 2019 en México se encendieron las alarmas por el brote de salmonela que afectó a 62 personas hecho que propició que la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) inicie investigaciones sobre la papaya importada desde dicho país.
Aunque esta enfermedad se transmite a través de productos contaminados, la salmonella es una bacteria que está alojada en el intestino de animales y personas. Por tanto, es de vital importancia tener buenos hábitos de higiene, así como una adecuada manipulación, cocción y cadena de frío de los alimentos. De este modo, evitaremos la presencia de esta bacteria y su propagación.
“La cadena de frío es muy importante en el proceso de conservar los alimentos. Si no lo hacemos adecuadamente, corremos el riesgo de consumir productos en descomposición y desencadenar enfermedades en casa. Se recomienda, durante los meses fríos, mantener el congelador en unos -18º C, en tanto que la nevera debe estar a 5º C. En tanto, en épocas de calor debemos bajar dos grados a cada una de ellas”, sostiene la especialista de SINCABLE, Alejandra Flores.
Los alimentos donde suelen almacenarse estos microorganismos son las carnes de ganado vacuno, de aves y de cerdo. También tenemos pescados, mariscos, huevos, leche y sus derivados, frutas y verduras crudas. Asimismo, están incluidos los postres y aderezos preparados con huevo crudo.
Cuando una persona ha consumido estos alimentos contaminados, los síntomas empiezan a aparecer entre las 6 y 72 horas siguientes. La enfermedad suele durar entre 2 y 7 días, todo depende de la cantidad de alimento contaminado, del microorganismo y de la persona afectada.
Los síntomas son fiebre, dolor abdominal, diarrea, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y cólicos. La persona intoxicada debe acudir al médico de forma oportuna para recibir el tratamiento necesario. Además, es importante que compense la deshidratación para evitar complicaciones en los riñones y el desequilibrio de las sales propias del cuerpo.
Aunque esta enfermedad puede afectar a cualquier persona, la población más vulnerable son los niños menores de 5 años, adultos mayores y aquellas personas que tienen las defensas bajas. Guardar reposo, comer liviano y mantenerse hidratado son las claves para afrontar la salmonelosis.