Más de 200,000 árboles plantados en Misiones para proteger el hábitat del yaguareté
La Fundación Vida Silvestre Argentina ha logrado restaurar 640 hectáreas en Misiones, alineando esfuerzos para proteger la conectividad del hábitat del yaguareté y fomentar la biodiversidad local.
La Fundación Vida Silvestre Argentina continúa su labor en Misiones, donde hasta ahora ha sembrado más de 200,000 árboles y recuperado 640 hectáreas. Este proyecto se enfoca en restaurar los corredores biológicos que son cruciales para el hábitat del yaguareté. En 2023, se han sumado 152 nuevas hectáreas y cerca de 50,000 árboles nativos, alcanzando un total de 488 hectáreas recuperadas en San Pedro.
La importancia de la restauración ecológica
Claudia Amicone, especialista de la fundación, destaca la necesidad de restaurar la selva misionera no solo por el yaguareté, sino también para el bienestar de las comunidades locales. “Cada árbol plantado es una contribución vital a la biodiversidad y al futuro del hábitat”, señaló.

El yaguareté, un símbolo en peligro
El yaguareté enfrenta serias amenazas, como la pérdida de su hábitat, la caza furtiva y los atropellamientos. Sin los hábitats conectados, su futuro es incierto. Cada forma de restauración ecológica juega un papel fundamental en la preservación de este majestuoso felino y su entorno.
“Sin selva, no hay fauna. Sin conectividad ecológica, el yaguareté no tiene futuro”, subrayó Amicone, enfatizando que cada hectárea recuperada es indispensable para la conservación del mayor felino de América.

Construyendo un futuro sostenible
Jonatan Villalba, otro experto de la fundación, señala que el cambio se logra junto a las comunidades locales, respetando sus saberes y derechos. La restauración del yaguareté no solo beneficia a la fauna, sino también a las poblaciones rurales que dependen del ecosistema.
Más de 20 años de acciones en campo han permitido avances significativos en la conservación del yaguareté. “Proteger al yaguareté es fundamental para asegurar servicios ambientales clave, como la calidad del agua y la polinización”, concluyó Villalba, con la esperanza de volver a escuchar el rugido del yaguareté en la selva misionera.
