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viernes, noviembre 22, 2024
Según el FMI, Argentina deberá hacer un ajuste y devaluar para poder volver a crecer

Según el FMI, Argentina deberá hacer un ajuste y devaluar para poder volver a crecer

El Fondo Monetario Internacional, discrepando con las estadísticas oficiales, reiteró su pronóstico de una caída del 0,3% en el PBI de la Argentina para este año y señaló que existen «desajustes económicos significativos». Asimismo, advirtió que sería aconsejable que el país tuviera un «tipo de cambio más débil» es decir recomienda una devaluación, pero sin especificar el nivel.

Éstas son algunas de las conclusiones que surgen del informe «Perspectivas económicas: las Américas» de abril 2015 presentado ayer en Santiago, Chile por Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI y Roberto Cardarelli, jefe de Misión para Chile.

A pesar del cambio de Gobierno, el Fondo no es muy optimista respecto de las perspectivas para 2016 ya que proyecta un crecimiento casi nulo, del 0,1%. «Argentina mantiene desajustes económicos significativos, siguiendo un extendido período de expansión fiscal que ha recaído crecientemente en el financiamiento del Banco Central», sostiene el organismo.

Agrega que las restricciones sobre el comercio y el mercado de cambios también han creado una significativa brecha entre el dólar oficial y el informal. Sin embargo, puntualiza que esta brecha desde fines de 2014 se ha estabilizado en torno del 40% al 50% y la inflación de dos dígitos ha cedido a un nivel más bajo.

fmi argentina

La buena noticia viene por el reconocimiento que la expectativa de los inversores en relación con la Argentina ha recuperado cierto terreno, aunque el distanciamiento de los holdouts deja al país afuera de los mercados globales de bonos (es de suponer que el informe de más de 100 páginas haya sido redactado antes de las recientes colocaciones de Bonar y de deuda de YPF).

En conferencia de prensa desde Santiago, Werner admitió que en la región «el nivel de riesgo soberano muy elevado por problemas muy diferentes en cada caso. El caso de Argentina obviamente, el tema de los holdouts en los mercados internacionales afecta el acceso a esa economía al mercado internacional de deuda», indicó.

Volviendo al informe, el relativo optimismo de los inversores parece «vinculado con el moderado endeudamiento externo del país y con la expectativa de que algunas de las políticas económicas más perturbadoras puedan ser relajadas después de las elecciones de octubre».

Otra nota positiva del trabajo del Fondo es que señala avances en el marco legal que han mejorado el clima de inversión para las compañías petroleras internacionales, dada la perspectiva del gran potencial energético del país.

De todas formas, evalúa que los adversos términos del intercambio -particularmente por la caída en las cotizaciones internacionales de la soja-, la débil actividad económica en Brasil y la revalorización del real han generado nuevos vientos desfavorables para el crecimiento de la economía argentina.

Aunque considera que los transtornos económicos locales no son tan extremos como los que sufre Venezuela, el Fondo afirma que la Argentina necesitará una mezcla de medidas similares al país bolivariano, con «políticas macroeconómicas más ajustadas, un tipo de cambio más débil (entiéndase devaluación) y menos distorsiones microeconómicas para sentar las bases para un retorno a la estabilidad y el crecimiento». De todos modos y ante la pregunta respecto de qué medidas debería tomar para corregir estos desajustes, el funcionario evitó responder amparándose que «al igual que con Venezuela no existe un vínculo permanente».

En otro orden, Werner indicó que «los tipos de cambio en la región se han depreciado de manera importante ajustándose a dos factores, la caída de los términos de intercambio, pero también a la apreciación del dólar». Agregó luego que «obviamente jugando el tipo de cambio un rol contracíclico importante para minimizar el efecto negativo de estos dos factores» y se preguntó si «la política fiscal puede jugar un rol contracíclico importante en la región».

En este sentido precisó que «la región tenía en promedio un superávit primario (antes de la crisis de 2008/9). Este superávit primario ha desaparecido y ahora tenemos ligeros déficits y la tendencia del gasto ha seguido creciendo en un Estado de estancamiento de los ingresos», aunque no hizo ninguna referencia en particular sobre la situación de la Argentina.

Respecto de la inflación, en el informe se vuelve a ratificar lo señalado en el Panorama Económico Mundial que en 2014 fue del 23,9% (muy lejos de la estimada por los privados que se ubicó superior al 35%). En tanto proyecta una desaceleración en la suba de los precios al consumidor del 20,5% tanto para 2015 como para 2016.

Asimismo, prevé un empeoramiento de la cuenta corriente del balance de pagos que tendría un desequilibrio equivalente al 1,7% del PBI en el año en curso y del 1,8% el próximo. El déficit fiscal primario (sin el pago de intereses de la deuda) es calculado en un 1,6% del PBI para el año en curso y el 1,4% para el próximo.ses para un retorno a la estabilidad y el crecimiento».

En el informe se estima que la inflación fue del 23,9% el año pasado y proyecta una desaceleración en la suba de los precios al consumidor del 20,5% tanto para 2015 como para 2016. Asimismo, prevé un empeoramiento de la cuenta corriente del balance de pagos que tendría un desequilibrio equivalente a 1,7% del PIB en el año en curso y de 1,8% el próximo. El déficit fiscal primario (sin el pago de intereses de la deuda) es calculado en 1,6% del PIB para el año en curso y 1,4% para el próximo.

• Desafíos

América Latina y el Caribe se enfrentan a unas perspectivas particularmente desafiantes, según el Fondo. La actividad económica regional se expandió a un ritmo del 1,3 por ciento en 2014, la menor tasa de crecimiento desde 2002 (con la excepción de la breve recesión registrada en 2009). Para el presente año, se proyecta que el crecimiento siga reduciéndose, hasta un nivel ligeramente inferior al 1 por ciento. Esto supone una corrección a la baja de más de un punto porcentual respecto de las proyecciones de octubre de 2014.

Las revisiones a la baja se concentran en América del Sur, donde el debilitamiento de los mercados mundiales de materias primas está afectando a la inversión empresarial y a la actividad económica en general. Los factores específicos de cada país, como la debilidad de la confianza del sector privado en Brasil o la persistente crisis económica que se está desarrollando en Venezuela, ensombrecen aún más las perspectivas, de acuerdo con la evaluación del organismo.

Al mismo tiempo, los vínculos comerciales con los Estados Unidos son relativamente modestos, lo que limita los efectos de derrame positivos provenientes del importante crecimiento que se proyecta para la economía norteamericana.

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