«Si bien la versión actual de Taringa tiene muchos usuarios y visitas (27 millones de usuarios registrados y 60 millones de visitantes únicos todos los meses), hay gente a la que le cuesta arrancar porque le parece complicado el funcionamiento de la plataforma», que este jueves cumple 12 años, explicó Bótbol en una entrevista con Télam. La última reestructuración general del sitio fue en 2007 y le siguieron mejoras a través de los años, pero siempre dentro del marco de un website: «Así que buscamos todo lo bueno que se hizo y también las fallas, para repensar el Taringa que queremos, el cual cambiaría el que tenemos ahora», sentenció su cofundador. El nuevo producto, en el que los usuarios van a poder seguir canales (grupos de interés o personas), se encuentra en fase de rediseño y reprogramación, y saldrá al aire «después de mitad de año». En la nueva versión trabaja parte de los 40 empleados que conforman el equipo de Taringa, «en el marco de una estructura horizontal, donde todos pueden dar ideas, criticar y aportar conocimiento», señaló Bótbol sobre la política de la compañía ubicada en la Ciudad de Buenos Aires. «Una publicación que una persona realiza en otro sitio o red social también puede postearla en Taringa, consiguiendo muchas visitas sin ningún tipo de costo», destacó Bótbol, y recordó que la plataforma tiene presencia también en México, España, Colombia, Chile, Perú y lugares hispanoparlantes de Estados Unidos. El enfoque puesto en los usuarios forma parte de Taringa desde su creación, el 14 de abril de 2004, por el estudiante Fernando Sanz; y su adquisición y relanzamiento dos años más tarde por parte de los hermanos Matías y Hernán Botbol, y Alberto Nakayama. «En abril de 2015 lanzamos el uso del bitcoin y la idea es amplificar la distribución este año», señaló el joven empresario sobre la metodología de destinar una cantidad de los ingresos que reciben por publicidad a los usuarios -que tienen categoría de «Creador»- de contenidos a través de la moneda digital, que ya llevan repartida el equivalente a «casi 100.000 dólares». Para esto, Taringa trabaja en conjunto con Xapo, fundada por el argentino Wenceslao Casares, la cual le brinda los «wallets» de bitcoins, «que serían como una especie de caja de ahorro bancaria», explicó Botbol. En su breve pero intensa historia, los usuarios del sitio también han publicado material pornográfico en una categoría exclusiva para adultos, cuyos contenidos desde el 2007 fueron migrados a «Poringa, una de las páginas pornográficas más populares del mundo», reseñó el joven CEO. «Continúa en vigencia para respetar el gusto del usuario, pero el foco del negocio no está puesto en Poringa», explicó, y remarcó que una cuestión importante es que si se llegara a publicar algún contenido sospechoso o vinculado a la pedofilia, el mismo es inmediatamente denunciado. «En estos años nos pasó de todo: desde una persona que encontró a su padre a través de una publicación, un herrero que armó una impresora 3D para hacerle a su hijo una prótesis de mano, hasta el caso de una pareja que se conoció a través de la plataforma y en lugar de anillos se tatuaron el nick de sus usuarios en Taringa”, recordó el cofundador. Algunas de estas situaciones se dieron hace varios años, en un contexto en el cual las redes sociales no tenían tanto impacto en la vida de las personas, relató Bótbol, al tiempo que explicó que en ese mismo marco -en el que todavía no existían Netflix o Spotify- tuvieron que resolver algunos inconvenientes con las publicaciones protegidas con copyright. “En Argentina todavía no hay una legislación clara sobre el rol de las plataformas intermedias, como nosotros, Google o Facebook”, advirtió el emprendedor, por lo cual ahora no están “permitiendo a sus usuarios subir links de sitios que tienen descarga”. Un anticipo de la nueva plataforma multidispositivo la constituye el lanzamiento el año pasado de la aplicación móvil de Taringa, en la que se pueden encontrar, señaló el CEO, «microc
Taringa prepara una nueva plataforma «más fácil de usar y que mejorará su estética»
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