Construida hace tres años con una inversión provincial de más de 30 millones de pesos, jamás se inauguró; el intendente local señaló que había gravísimas deficiencias en instalaciones que ponen en riesgo la seguridad del personal
Donde se esperaba que alguna vez desembarquen turistas extranjeros, ahora se instalarán inspectores. Y el muelle alistado para recibir grandes buques de pasajeros, con suerte, apenas podrá ver en sus dársenas algunas motos y grúas de acarreo de vehículos. La terminal de cruceros, construida hace tres años con una inversión provincial de más de 30 millones de pesos y jamás inaugurada, estrenará instalaciones pero como nueva sede de la Dirección de Tránsito de la comuna.
La decisión anunciada ayer por el intendente local, Carlos Arroyo, impactó no solo por lo inesperado sino por el particular destino que eligió para este monumental edificio que luce inmaculado casi en el extremo de la Escollera Norte. «No quiero un Cromañón en este predio», dijo en referencia a la actual sede que la Dirección de Tránsito tiene en Avenida Libertad al 3500, donde se constataron gravísimas deficiencias en instalaciones que ponen en riesgo la seguridad del personal.
La obra que tuvo el visto bueno y fuerte impulso del ex gobernador Daniel Scioli no estuvo acompañada del correspondiente dragado del frente de amarre de esta terminal de cruceros. Por eso jamás se pudo programar alguna escala de este tipo de embarcaciones.
Arroyo consideró que la terminal de cruceros «es un edificio terminado que está ocioso» por lo que lo consideró una alternativa viable para resolver esta coyuntura y dar mejores condiciones de trabajo al personal municipal que se desempeña en la Dirección de Tránsito. «El traslado será hasta tanto se termine un nuevo edificio, que podrá ser aquí o en el nuevo edificio que está en el barrio Libertad», dijo el intendente en referencia a una avanzada obra para mudar a la periferia la sede administrativa del municipio.
El puerto está en condiciones de recibir embarcaciones de hasta 180 metros de eslora, como los porta contenedores que retomaron y normalizaron su operatoria desde fines de febrero último. Pero ningún buque de pasajeros de mediano o gran tamaño encuentra calado suficiente como para amarrar frente a la terminal de cruceros. El Consorcio Escollera Norte, que depende de la gobernación y administra ese espacio, nunca avanzó con la obra de remoción de arena.
El edificio tiene dos plantas y se diseñó para que en planta baja funcionen sala de espera y puestos de los organismos oficiales de contralor como Aduana, Senasa, AFIP y Migraciones. Y en el nivel superior se proyectó un espacio gastronómico. Por ahora es una coqueta y fría construcción de cemento con primeras señales de deterioro por falta de uso y mantenimiento.
La flamante gestión municipal ya había dado algunas señales de dar un uso alternativo a estas instalaciones. Una opción era que allí se muden parte de las oficinas del nuevo mega ente en el que confluyen las áreas de Turismo, Cultura y Deportes. Las urgencias hicieron que el estreno corra por cuenta de los inspectores de tránsito. El tiempo dirá si están de paso o llegan para quedarse en este privilegiado mirador lindero a Playa Grande.