Una joven de 15 años de la ciudad estadounidense de Texas, que había sido liberada de las personas que las explotaban sexualmente, se suicidó en su propia casa.
El trágico desenlace ocurrió el último sábado, cuando Letty Serrano se encerró en el baño de la casa de su papá y se quitó la vida.
«Murió en mis brazos», dijo llorando su progenitor y contó que la joven no soportó ser alejada del hombre que había traficado con su cuerpo. «Quería quedarse con él, pero no causarle dolor a su familia», añadió.
La menor fue secuestrada a los 13 años, drogada y vendida a traficantes sexuales, pero gracias a su familia, que vivió un verdadero calvario, la joven fue rescatada en un par de oportunidades, pero volvió con su explotador.
Increíblemente la justicia tardó en arrestarlo y cuando lo hizo, en poco días quedó en libertad por cuestiones burocráticas.
Los familiares de la adolescente creen que el hombre tuvo al menos tres cómplices que drogaban y traficaban a Letty y ahora, tras su muerte, exigen que todos sean enjuiciados.
Jim Dale, investigador de la división policial para el control de la prostitución, consideró que el caso de Letty debe ser reabierto.
«Era una víctima y de alguna manera sus gritos fueron ignorados», manifestó públicamente y le solicitó a la escuelas a involucrarse en las campañas de prevención del tráfico de personas
Micah Gamboa, director ejecutivo de Elijah Rising, organización cristiana que lucha contra el tráfico de personas, quien sostiene que el caso de Letty forma parte «de una historia conocida, por desdicha».
Además, calculó que más de 300 mil personas son víctimas de tráfico de personas en el estado de Texas.
«Ciudades enteras se van convirtiendo en barrios rojos. Ya no es un problema aislado. De hecho, esto se está propagando por toda la nación», concluyó.