«El arte es una herramienta de la vida, transformadora, y todo lo que pasa en este espacio, en todo este tiempo, ha sido definitivo. La primera vez que sonó una guitarra, la primera vez que una voz dijo un poema, emocionadamente, cambió el aire de este lugar. Este espacio es indestructible, porque desde aquí recordaremos siempre a los 30.000 que lucharon por el país que tenemos hoy, y nos van a acompañar por siempre», dijo Parodi desde el escenario. A pesar del intenso calor, con una sensación térmica de más de 30 grados, desde las 15 el público y los artistas vistieron de música y color los pabellones del espacio de la ex ESMA, avenida del Libertador 8151, de la ciudad de Buenos Aires, donde funcionó el centro clandestino de detención, tortura y exterminio de la última dictadura. Al ingresar en el predio, los visitantes pudieron observar inmensas imágenes con temáticas de medios de comunicación y dictadura: son parte de una selección de diez murales que, a partir de una convocatoria previa, en septiembre, quedaron incluidos en el evento. Las actividades también incluyeron clínicas y talleres de stencil, a cargo de la artista Nazza Stncl; de percusión y ritmo, por el Choque Urbano; de serigrafía, por el Colectivo Tormenta; y de hip hop, con Gabriel «RuLock» Pineda. El grupo Urban Condition dictó un taller de breakdance, tricking y laboratorio de movimientos acrobáticos para principiantes. Voces de identidad latinoamericana hablaron de «respeto» y de «humildad» al ritmo de puro hip hop y las palmas acompañaron al grupo Iluminate. También tocaron Leo García y Miss Bolivia, entre otras bandas. «Es muy fuerte que este lugar se haya podido transformar y haya podido cambiar su energía. Las veces que hemos venido siempre ha sido fuerte tocar acá. Tiene un nivel de carga emocional bastante grande», dijo el director del Choque Urbano, Santiago Albín.
Teresa Parodi participó del Tercer Encuentro de Arte Urbano y Memoria en la ex ESMA
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