Quien no se haya descubierto especulando con lo que el destino tenga deparado para su futuro, que tire la primera piedra. Es que conocer más allá de lo que el día a día permite «ver» genera la ilusión de poder tener todo bajo control, cuestión que quita el sueño a más de uno.
En cada tragedia aérea, atentado o situación dramática en la que muchas personas pierden la vida no tardan en aparecer los que «tenían que haber tomado ese avión» o «debía pasar por la vereda donde explotó la bomba y esa mañana cambió el recorrido».
Y alejándonos de lo trágico, cuántas parejas que son inmensamente felices se conocen casi por casualidad y con el correr de los años reflexionan que si no hubiera tomado ese colectivo o ido esa tarde al súper no se habrían cruzado.
¿A qué si no al destino adjudicar esas «casualidades»?
Pero, ¿todos nacemos con un destino marcado? «Desde el conocimiento de la astrología así es. Todos nacemos con una buena parte de nuestro destino marcado o diseñado de alguna manera, como si fuera un recorrido que está listo para ser transitado por cada uno de nosotros, un camino preparado a la medida de cada uno», explicó la instructora y profesora de meditación y astróloga Monika Correia Nobre, para quien «siempre parece que tenernos algo preparado, listo para nosotros más allá de lo que pensábamos que nos podría pasar».
En las historias de vida encontramos constantes indicios del accionar del destino haciendo de las suyas: «me pasé de estación y gracias a eso me reencontré con un amigo de la primaria», «nunca había ido a ese barrio hasta que empecé en mi nuevo trabajo y conocí primero a mi jefe y después a su hija que terminó siendo mi novia…».
«A veces el accionar del destino produce historias que cambian por completo la vida de las personas, ahí cuando el destino se presenta caprichoso, inevitable y fatal, otras veces no tan drásticamente pero otras, las más de las veces, al destino lo ayudamos nosotros con nuestro diario caminar», reconoció Correia Nobre, quien consideró que en ese sentido hay «dos tipos de destino»: «uno con mayúscula, Destino que te junta irremediablemente con tu amado, justo en ese día, justo se vieron, justo hablaron, y demás; y otro destino que cosecharemos gracias a nuestros movimientos y decisiones cotidianas».
Consultada sobre qué lugar le queda a nuestras acciones a lo largo de la vida, la especialista remarcó: «La carta natal, que es única e irrepetible para cada persona, marca influencias y áreas de importancia vital para nuestra vida, nos habla de nuestra real identidad, no esa que nos imaginamos basada en lo que pensamos que debería ser o como nos dijeron que teníamos que ser o lo que teníamos que hacer o qué profesión ejercer. La carta natal nos muestra tal cual somos, nos dice cuales van a ser nuestras dificultades y con qué herramientas contamos en cada momento. Pero nosotros elegimos qué expresar, de todo un arco de posibilidades, para nuestra vida. Esto ocurre porque existe en cada símbolo planetario o cada parte de la carta natal formas de manifestación muy variadas. Por ejemplo, Marte es tanto un planeta que representa la ira, los celos y la violencia como la energía necesaria para trabajar, para levantarse a la mañana, la vitalidad, la libido y es el impulso de vida más fuerte de la carta. Nuestra elección entonces pasa por ahí, ¿elijo ponerme violento? ¿O elijo hacer deporte y competir? Estas cosas existen en cada momento de la vida y el astrólogo las ve fácilmente en la carta natal. Esas son nuestras elecciones personales y representan la forma de optimizar los recursos que tenemos para lograr una vida mejor».
Sobre cartas natales y astrología
«Los astrólogos somos personas extrañas que tenemos la mirada acostumbrada a leer ahí donde nadie mira, buscando información en los movimientos de estrellas y planetas. Así como ocurre con los surfers que buscan en el pronóstico meteorológico de dónde viene el viento y a qué velocidad para saber qué olas van a poder disfrutar, pero saben que lograr subirse y montar la ola o caerse ya no depende del viento ni de la ola, sino de sí mismos. Lo mismo ocurre con los astrólogos, que ven en el cielo los destinos del mañana», resumió Correia Nobre, quien sentenció que «hay un destino que es perfectamente predecible y está escrito en el cielo de cada persona y ese cielo se representa en la carta natal, que es única, como el ADN».
Según la astróloga, «en la carta natal las principales cuestiones del destino están escritas con lujo de detalles, por eso es habitual esa mirada de sorpresa en los ojos de los que consultan a los astrólogos por cómo sabe esas cosas que nadie sabe de su vida». «Estas cosas las sabe el astrólogo, pero no porque sea adivino, sino porque somos simples traductores de este lenguaje escrito en el cielo», explicó.
Sobre qué muestra la carta natal, Correia Nobre fue contundente: «La carta natal lo muestra todo. Está formada por los puntos cardinales, el Sol, la Luna y los planetas, los signos y algunos puntos importantes del espacio como los nodos, por ejemplo, y se hace con los datos de lugar y horario de nacimiento. Esta información se representa en un mandala, un círculo que contiene todos estos elementos mencionados distribuidos en doce secciones o casas que brindan información sobre distintas áreas de la vida, lo que permite al astrólogo ’leer’ datos tan diferentes como la personalidad, la psicología, el trabajo, la profesión, la salud, cómo es el hogar de la persona, cómo es la relación con sus padres, si se va a casar, si va durar ese matrimonio, si se va a divorciar, si va tener hijos, etc. Todas las áreas incluso las más íntimas están reflejadas en este mandala que es la carta natal».
Entonces, dos personas que nacieron el mismo año, el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar ¿tienen la misma carta? La respuesta es sí. «Pero no tienen el mismo medio ambiente de crianza y probablemente en esa ’pequeña’ diferencia esté la variable para que sus vidas no sean iguales. Pero inevitablemente el ritmo de sus vidas y sus preferencias van a ser muy, muy similares», aseguró.
De ahí la importancia que el libre albedrío tiene en la vida de cada uno. No todo está tan determinado. Conocer la carta natal es una herramienta que «permite optar por la mejor expresión de lo que ya somos, de las energías que tenemos disponibles. Conocer nuestra carta natal nos da tranquilidad porque logramos comprender y reconocer mejor nuestro ser interno», finalizó.
Fuente: http://www.infobae.com/2015/04/08/1721010-nacemos-el-destino-marcado