Por su parte, Pyongyang propuso anoche la firma de un tratado de paz y planteado el posible cese de sus ensayos nucleares a cambio de que Estados Unidos y Corea del Sur abandonen sus ejercicios militares conjuntos. El vicecanciller japonés, Akitaka Saiki, el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el vicecanciller surcoreano, Lim Sung-nam, se reunieron hoy en Tokio como muestra de su determinación para colaborar para ofrecer una respuesta rotunda ante las últimas acciones del régimen norcoreano. «China rechazó el cuarto ensayo nuclear de Corea del Norte, y esperamos que esto se refleje en la resolución que adopte el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU)», explicaron los representantes de Exteriores de las tres potencias en una rueda de prensa conjunta ofrecida tras su encuentro. Como miembro permanente del comité del organismo internacional y valedor del régimen Juché, «esperamos que China tome acciones propias y apoye completamente la cooperación y la colaboración entre entre nosotros», recalcó Blinken durante una de sus intervenciones. China forma parte junto con Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, Rusia y la propia Corea del Norte, de las estancadas conversaciones a seis bandas para la desnuclearización norcoreana, por lo que dicen estar decididos a que China apoye su postura. Pekín envió hace dos años una delegación a Pyongyang para que respondiera a las peticiones del grupo de reanudar el diálogo, que se encuentra paralizado desde 2009 tras una serie de incidentes entre las dos Coreas. «Ahora tenemos su respuesta», apuntó el subsecretario de Estado estadounidense -citado por la agencia EFE-, para quien las acciones de Corea del Norte «muestran lo contrario a lo que China y todos nosotros buscamos, y amenaza la estabilidad en la zona». El ensayo nuclear subterráneo anunciado el pasado 6 de enero por Pyongyang incrementó nuevamente la tensión en la península coreana, generado la protesta casi unánime de la comunidad internacional y llevado al Consejo de Seguridad de la ONU a meditar nuevas y más duras sanciones contra Corea del Norte. El régimen liderado por Kim Jong-un aseguró haber detonado por primera vez una potente bomba de hidrógeno, aunque la mayoría de expertos considera exagerada la afirmación y sostiene que Pyongyang probablemente hizo estallar una bomba de fisión potenciada. El régimen liderado por Kim Jong-un reiteró en varias ocasiones que el test nuclear no tenía como objetivo ni «amenazar» ni «provocar» a nadie, aunque reconoció que buscaba en parte hacer frente a los actos hostiles «rutinarios» de Estados Unidos, a quien tendió la mano en su última declaración. A última hora del viernes, la agencia estatal de noticias norcoreana KCNA se hacía eco de un comunicado de la Cancillería de ese país en el que proponía la firma de un tratado de paz y planteaba el posible cese de sus ensayos nucleares a cambio de que Estados Unidos y Corea del Sur abandonen sus ejercicios militares conjuntos. Al ser consultado al respecto durante la conferencia de prensa de hoy, el subsecretario de Estado Blinken sentenció que es «muy complicado» tomar «seriamente» las ofertas del régimen norcoreano teniendo en cuenta su reciente ensayo atómico. «Hace una década que Corea del Norte no cumple con sus obligaciones con la comunidad internacional», argumentó Blinken, eludiendo al acuerdo de 2005 en el que Pyongyang aceptó abandonar su programa nuclear a cambio de concesiones políticas y económicas. En este tiempo, Corea del Norte infringió este tratado repetidamente (sus tres pruebas nucleares anteriores se produjeron en 2006, 2009 y 2013), por lo que «sus acciones van en el sentido completamente opuesto». Blinken recalcó que Corea del Norte tiene que «demostrar» que su oferta es una propuesta «seria», y devolvió la pelota al tejado norcoreano al indicar que «es su turno».
Tokio, Washington y Seúl pidieron a Pekín que apoye las sanciones a Pyongyang
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