El precandidato republicano Donald Trump y el demócrata Bernie Sanders ganaron cómodamente en New Hampshire la segunda cita de la carrera hacia la Casa Blanca, dando renovado impulso a sus campañas para competir por la Presidencia de Estados Unidos en los comicios de noviembre. La victoria de Trump en la primaria de New Hampshire constituye un bálsamo para el polémico magnate inmobiliario luego de haber obtenido un decepcionante segundo puesto en los caucus de Iowa de la semana pasada tras haber liderado las encuestas allí y a nivel nacional durante semanas. Del lado demócrata, el triunfo del héroe local Sanders, senador por el vecino estado de Vermont, realza aún más sus credenciales tras haber perdido por un pelo en Iowa frente a Clinton, su única rival y la gran favorita del partido para suceder a su correligionario el presidente Barack Obama. Las victorias de Trump, de 69 años, y Sanders, de 74, fueron proyectadas estadísticamente por la cadena CNN segundos después del cierre de todas las mesas al cabo de una gélida jornada en la que los votantes acudieron a las urnas en cifras que según las autoridades locales se encaminaban a batir récords. Al dar su discurso, ya consagrado como ganador, el precandidato socialista felicitó a su adversaria Clinton por su “vigorosa campaña en New Hampshire” y a sus seguidores que por la “energía” invertida en la campaña que resultó en una participación de votantes “histórica”, según aclaró. “Juntos hemos enviado un mensaje (…) de que el gobierno de nuestro gran país pertenece a toda la gente y no sólo a un par de contribuyentes de campaña ricos”, agregó en un largo discurso en el que pidió que continuara el apoyo para seguir la tendencia en las próximas primarias de Nevada y de Carolina del Sur. Según resultados oficiales, y escrutado el 53% de los votos, Sanders obtenía el 59% frente al 39% de la ex primera dama, de 68 años. Del lado republicano, el magnate Trump agradeció a sus votantes por haberlo puesto en el primer lugar en New Hampshire y felicitó a Sanders, de quien dijo, no obstante, que “quiere entregar” el país. “Vamos a hacer este país grande de nuevo, pero lo haremos de la forma antigua: venciendo a China, venciendo a Japón, venciendo a México con el comercio», aseguró el polémico precandidato, que en diciembre pasado causó controversia al proponer deportar a los musulmanes de Estados Unidos. New Hampshire, de 1,3 millones de habitantes, suele marcar la pauta de la temporada de primarias, ya que muchas veces define qué precandidatos podrán seguir en la competencia y obliga a otros con menos posibilidades a replantear o abandonar sus planes de obtener la nominación. Esto es especialmente cierto para el nutrido campo de candidatos republicanos, en el que el ultraconservador Ted Cruz y aspirantes más favorecidos por el establishment partidario, como el senador por Florida Marco Rubio, pelean por el segundo puesto detrás del millonario y favorito Trump. Escrutado el 54% de los votos entre los republicanos, Trump obtenía el 34% de los votos, seguido por el gobernador de Ohio, John Kasich, con el 15%, el ex gobernador de Florida Jeb Bush, con el 12% y Cruz, con el 11%. Rubio, quien llegaba a New Hampshire con viento en popa tras salir segundo en Iowa pero que tuvo un mal desempeño en un debate entre precandidatos el fin de semana pasado, conseguía un 10% de los votos, mientras que el gobernador de New Jersey, Chris Christie, sumaba un 8%. Apenas comenzaron a ser anunciadas las proyecciones que daban triunfador al senador del vecino estado de Vermont, la campaña electoral Clinton se apuró en reconocer una derrota que había sido anunciada por las encuestas desde varios días antes. La sorpresa, de todos modos, fue la amplia diferencia que arrojaron las urnas. «Igual amo a New Hampshire y siempre lo haré. Esto es lo que vamos a hacer. Vamos a llevar esta campaña a todo el país», señaló Clinton, parada en el estrado junto a su marido, el ex presidente Bill Clinton, y su hija Chelsea. “V
Trump y Sanders se quedaron con la primaria de New Hampshire
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