Que los animales son muy inteligentes ya se sabe, pero en este caso un gato superó todos los estándares al hacerse entender por señas con su dueño que es sordo.
El felino aprendió que maullar no servía de nada y que era preciso conectarse con su compañero de otra manera. Fue entonces que aprendió a hacer gestos para que el hombre lo entienda.
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