El homenaje tuvo su momento central a las 10.41 hora local (6.41 hora argentina), momento en que se produjo el impacto del avión, que se dirigía de Barcelona (España) a Düsseldorf (Alemania) y en el que viajaban tres argentinos: Juan Armando Pomo, Gabriela Maumus y Sebastián Grecco. Más de una decena de micros trasladaron a las familias desde Marsella (sur de Francia), donde ayer se celebró una conmemoración, hasta Le Vernet, aunque finalmente solo unas ochenta personas podrán acercarse a pie hasta el lugar exacto de la colisión, a través de un camino forestal en mal estado por las recientes lluvias. Allí está previsto que depositen una corona de flores en memoria de los fallecidos de la caída del avión provocada de manera intencionada por el copiloto, el alemán Andreas Lubitz, que dirigió el aparato a tierra tras encerrarse en la cabina de mando. También hubo un homenaje especial en la localidad alemana de Haltern am See ya que entre las 150 víctimas hay 16 estudiantes de un bachillerato local que habían estado de intercambio en Barcelona, así como dos profesores de la institución. «Esta desgracia ha cambiado mucho nuestra ciudad, nunca habíamos vivido algo así», dijo el alcalde Bodo Klimpel, quien calificó la tragedia de los Alpes franceses como lo más grave que le había ocurrido a la ciudad desde la II Guerra Mundial. La Fiscalía de Düsseldorf estableció que el copiloto Lubitz, que había estado bajo tratamiento psicoterapéutico por «tendencias suicidas» durante un largo periodo, decidió quitarse la vida al quedarse solo en la cabina del avión. El responsable de la tragedia tenía antecedentes médicos por problemas psíquicos y había recurrido a distintos médicos y terapias para tratar de superar sus trastornos, recordó la agencia EFE. El día de la caída del avión tenía una baja médica, que no comunicó a sus superiores ni a nadie en la línea aérea.
Un minuto de silencio en los Alpes a un año de la caída del avión de Germanwings
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