«Declárase huésped de honor de la ciudad de Concepción mientras dure su permanencia en la misma al señor secretario de Obras Públicas de la Nación, ingeniero José Francisco López, deseándole una gran estadía. Distínguese con los honores del premio ‘Libertad’ de la Municipalidad de Concepción al señor secretario de Obras Públicas de la Nación, ingeniero José Francisco López, por su permanente e incondicional apoyo y gestión en la ejecución de obras públicas para el desarrollo y crecimiento de la ciudad y su zona de influencia». Fue el 9 de julio del 2010, a través del decreto 131 que Osvaldo Morelli, entonces intendente de la ciudad tucumana de Concepción -una de las más importantes de la provincia- tuvo la osadía de distinguir a López en el marco de los festejos de la independencia nacional y en medio de la inauguración de la nueva traza de la ruta nacional 38. Cinco años después, el ex secretario K -nacido en dicha ciudad, preso desde mediados de junio tras el escándalo en torno a los bolsos repletos de millones de dólares en el convento de General Rodríguez- hizo caso omiso a aquella resolución. El ex funcionario destinó poco más de 15 millones de pesos para la segunda etapa de la construcción de la «estación de transferencia de pasajeros» de la ciudad tucumana, una obra que nunca se terminó, que está paralizada desde hace un año y cuyo envío de dinero nadie sabe a donde fue a parar. La resolución 1044 del 29 de junio del 2015, que lleva la firma de López, aprobó la transferencia de 15.204.232,02 pesos al municipio para el financiamiento de la segunda etapa de la obra, la terminal de ómnibus local que debía contar con más de una docena de andenes y hasta locales comerciales. Esa misma fecha, el intendente Morelli dejó asentada su «conformidad» con el convenio. Todo quedó en familia. No solo porque la relación entre Morelli y López era más que estrecha: de hecho, el ex intendente fue profesor del ex funcionario en la escuela del distrito. Sino también porque el arquitecto que firmó los planos de la obra que nunca se concretó fue Franco Morelli, hijo del ex intendente, hoy legislador provincial. El 13 de junio pasado, justo un día antes de la detención de López en General Rodríguez, el actual intendente de Concepción, Roberto Sánchez -de Cambiemos-, recibió en la terminal a José Cano, titular del Plan Belgrano. La obra para la que López envió los 15 millones de pesos había quedado paralizada hacía un año, tras el convenio en el que López y Morelli rubricaron el envío millonario para la finalización de la misma. «Se va a poner en revisión a través de una auditoría para corroborar que los montos que se ejecutaron para esta obra estén traducidos efectivamente en la misma», aseguró Cano durante la recorrida por la terminal. «Tenemos que ver los certificados de obra, saber qué se hizo y ver lo que está faltando», dijo Sánchez por su parte. Según la revisión encargada por el municipio, las obras ya deberían haber finalizado. «Morelli fue uno de los socios privilegiados de López. Venimos hace años haciendo denuncias penales, pero la matriz de corrupción acá en Tucumán se cierra con la aparición de Edmundo Jiménez, ex ministro de Gobierno provincial, como ministro Público Fiscal. Con él las causas no avanzan», explica Silvia Elías de Pérez, senadora nacional por Cambiemos. Según ella, Jiménez, junto a otros jueces y fiscales de la provincia, fueron los garantes de los negocios de López y la ex administración provincial. «Tucumán fue una de las rutas preferidas en las que López engrosó su fortuna. Hicimos una cantidad de denuncias porque las obras tenían un sobreprecio enorme y algunas no se terminaban», agrega la senadora, que se presentó en las últimas semanas como «amiga del tribunal» ante el juez Julián Ercolini, que investiga a la obra pública de la década pasada.
Una millonaria obra de López en su ciudad natal que jamás se terminó
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