Una mujer vivió un insólito hecho cuando quiso hacer una exposición en la subcomisaría de Facundo, al sudoeste de la provincia de Chubut y, ante la ausencia del comisario le abrió la puerta un preso que cumple condena por violación. El increíble hecho que se conoció en las últimas horas ocurrió hace pocos días en esa comuna rural del sudoeste de la provincia de Chubut, donde, aunque parezca mentira la comisaría queda en manos de los detenidos, no se sabe si por falta de personal o por negligencia. El jefe de la Policía de la provincia, comisario Rubén Cifuentes, aseguró que esta situación «no es normal ni en pueblo chico ni en pueblo grande, en ningún lado es normal». Aseguró que en virtud de esta denuncia «tenemos que contactar a la señora y tomar la respectiva declaración para que puntualice concretamente qué es lo que sucedió. No deja de ser un hecho grave». Cifuentes aseguró que en Facundo «tenemos tres efectivos, es una subcomisaría y también tenemos, por disposición del juzgado de Sarmiento, dos personas que están allí detenidos». El hecho se produjo cuando, la expresidente de la comuna Vilma Pinilla se acercó hasta el destacamento policial de la localidad. Como debía dejar la presidencia quería dejar constancia de la cantidad de dinero que se hallaba en la comuna rural para no tener problemas en el futuro. Algo así como 900 mil pesos producto de la recaudación de los casi 200 vecinos de la pequeña aldea entre impuestos y otras contribuciones. La mujer vio que la comisaría estaba cerrada. Entonces golpeó la puerta. Lo hizo una, dos, tres veces hasta que le preguntaron ¿quién llama? Vilma se identificó pero debió ir hacia una de las ventanas de la comisaría donde le dijeron «el comisario (en realidad un sargento) no se encuentra pero dígame qué necesita». La mujer dijo que quería hacer una exposición policial ya que en poco tiempo debía dejar su cargo. El hombre desde el interior le respondió «espere que ahora le abro la puerta». En unos momentos, Pinilla y el hombre que estaba adentro de la comisaría estuvieron frente a frente. El hombre tenía las llaves del destacamento. La mujer le comentó el motivo de su visita y el hombre le dijo que no le podía tomar la exposición pero que si esperaba un poco podía llamar al jefe de la comisaría. Fue entonces cuando la mujer hizo la pregunta del millón: ¿Y usted quién es? La respuesta la dejó casi sin habla: «Yo soy el preso. Ocurre que cuando el jefe (de la comisaría) se va me deja las llaves a mí». El preso quiso llamar al jefe de la comisaría, pero no pudo. «Pucha, me dejó sin las llaves que habilitan al teléfono», dijo, «siempre me las deja», agregó con una sonrisa. Vilma se ofreció llamar a su marido que es quien maneja la ambulancia del pueblo y desde el celular de su pareja llamaron a Sarmiento. Pero el jefe de la comisaría en ese momento no se encontraba, le contestaron que «llame en diez minutos que lo consultamos». A los diez minutos, el «preso-jefe» de la comisaría de Facundo volvió a llamar. «Dijo el jefe que le tome a la señora la declaración que él después va para allá», le contestaron. Por supuesto que la mujer optó por no hacer ninguna exposición y como pudo con la ayuda de su marido le dijo al «preso-jefe» que volvería al otro día.
Fuente > 26noticias.com.ar