El 10 de diciembre, unos instantes después de que los senadores frenteamplistas levantaran la mano para aprobar la ley que regula el consumo y la venta de marihuana, el diputado socialista Julio Bango recibió un mensaje de texto de un número desconocido. El emisor lo felicitaba por haber sido uno de los redactores de la norma histórica. Minutos después, se le acercó y se presentó. Era representante de un laboratorio que desde ya quería manifestar su interés en comprarle marihuana al Estado uruguayo.
Desde entonces, otros delegados de laboratorios extranjeros y nacionales han hecho saber a distintos integrantes del gobierno que estarán prontos para formalizar su interés en cuanto empiece a regir la ley.
A su vez, en las últimas semanas, empresarios canadienses iniciaron contactos con políticos y organizaciones sociales para presentar sus proyectos también para comprar cannabis, tanto para uso medicinal como para investigación. Canadá compra marihuana a Holanda, pero la demanda local está superando los topes previstos por el mercado holandés.
Según supo El Observador, también se han comunicado con la Junta Nacional de Drogas representantes de Israel y de Chile para comprar marihuana.
La exportación de cannabis no está prevista ni prohibida en la ley. Inocencio Bertoni, director de Servicios Agrígolas en el Ministerio de Ganadería e integrante de la comisión que trabaja en el decreto reglamentario, afirmó a El Observador que el tema tampoco se está discutiendo en ese ámbito. “Estamos concentrados en la regulación del mercado interno”, dijo Bertoni.
Consultado por El Observador, el prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, reconoció que la venta de cannabis “no era un objetivo de la ley”, pero se mostró abierto y entusiasta por el interés de los laboratorios extranjeros.
“Es verdad que nos han consultado para instalarse en Uruguay, lo que implica un gran desafío. Es muy importante por todo lo que significa. Si bien no era un objetivo de la ley, Uruguay se transforma en un polo de biotecnología. Es un área de enorme competencia pero que está en pleno desarrollo”, consideró Cánepa.
Además, el prosecretario enfatizó que la puerta se abre tanto para la producción de medicamentos como para el desarrollo de centros de investigación. “Hasta hace un tiempo la marihuana medicinal solo se pensaba como analgésica, pero ahora se está estudiando que algunos derivados puedan ser medicamentos”, aseguró.
Producir Sativex
Más allá de los distintos usos medicinales que se hacen de la planta de cannabis (la vía fumada, el aceite, la tintura en forma de gotas, entre otros), a nivel industrial se elaboran dos fármacos que contienen marihuana, ambos producidos por el laboratorio británico GV. Uno es el Sativex, que se utiliza en más de 20 países para aliviar la espasticidad que provoca la esclerosis múltiple. El otro es el Epidiolex, indicado para epilepisa infantil.
Esta empresa se dedica exclusivamente al desarrollo de fármacos a base de cannabis. Está asociada a los laboratorios Almirall, Bayer, Neopharm, Novartis y Otsuka. En pocos meses sacará al mercado una nueva línea de fármacos.
Tras la aprobación de la ley, algunos activistas y productores empezaron a analizar la posibilidad de que se produzca en Uruguay un medicamento similar a Sativex. El fármaco se elabora con los tricomas, que son la parte de la flor de cannabis más rica en THC (el principal principio activo). Conseguir suficientes tricomas como para producir Sativex requiere de cultivadores experientes y puede llevar años alcanzar el estándar de calidad, porque implica invertir en investigación en biología, bioquímica y farmacología.
De todas formas, la organización Proderechos expresó a El Observador que su postura es fomentar la producción nacional y evitar la exportación de marihuana sin valor agregado.