El ex consejero económico del Vaticano Lucio Vallejo Balda ratificó hoy que se sintió «amenazado» por su entonces ayudante y por dos periodistas, para que les entregue archivos secretos sobre las finanzas de la Santa Sede que luego terminaron en dos libros, en el marco de la investigación del denominado caso «Vatileaks 2». «Para mí, entregar esos documentos era un modo de pagar mi libertad» expresó el sacerdote español, quien dijo haber recibido «un mensaje de Whatsapp» en el que le decían: «Te destruiré delante de todos los periódicos y sabes que puedo hacerlo. Si esta no es una amenaza concreta…», planteó. En la sexta audiencia del proceso que se desarrolla en el Vaticano, Vallejo Balda acusó directamente a su ex subordinada Francesca Chaoqui de haberlo amenazado para que filtrara documentos a los periodistas Gianluiggi Nuzzi y Eiliano Fittipaldi. «Eran amenazas directas de Chaoqui, no de los periodistas, pero para mí todos eran parte del mismo grupo», agregó el religioso durante su declaración de poco más de dos horas, tras admitir ayer que fue él quien filtró los documentos de la Cosea, la comisión especial instituida por el papa Francisco para ordenar las cuentas vaticanas. También declaró que «tenía miedo de que ella fuese de los servicios secretos», pues según relató este lunes lo había amenazado asegurándole que era la «número dos» de la inteligencia italiana. En esa audiencia, monseñor Vallejo Balda admitió que «algunas veces por pedido, y otras espontáneamente», entregó documentos a los periodistas sobre la Cosea, impulsada por Jorge Bergoglio en julio de 2013 para examinar las reformas de las cuentas de la Iglesia, que luego terminaron en los libros “Avarizia”, de Fittipaldi, y “Via Crucis”, de Nuzzi, publicados en noviembre pasado. «Me sentí bajo presión. Yo sentía que sabían cosas de mí que no me querían decir y entonces me sentí presionado», insistió el español, el único de los cinco acusados que continúa en prisión, interrogado este martes en la sexta audiencia de proceso que se lleva adelante en la Santa Sede. El religioso está imputado junto a Chaoqui, los dos periodistas y a otro de sus antiguos colaboradores, Nicola Maio, y enfrentan cargos por divulgación de documentos reservados “contra la seguridad del Estado”, un delito que la ley de la Santa Sede contempla con una pena de 4 a 8 años de cárcel. «En las conversaciones privadas Nuzzi me decía ‘tenéis que hacer las paces con Francesca porque te puede hacer mucho daño’”, agregó Vallejo al ser interrogado este martes por los abogados defensores del resto de los acusados, tratando de marcar la relación «muy íntima» que unía al periodista y a la consejera laica que él mismo recomendó contratar para la Cosea. «Para mí, entregar esos documentos era un modo de pagar mi libertad», afirmó y agregó que Chaoqui le pedía «resolver todo de manera grupal», junto a otras personas, y la acusó de haber querido amedrentarlo mostrándole «sus relaciones con la familia Berlusconi», en un almuerzo con Paolo Berlusconi, hermano del ex primer ministro italiano. El religioso español agregó además que desde su llegada a Roma en 2011 por los menos en dos ocasiones recibió llamadas desde España de amigos suyos que le confiaban que había gente que preguntaba sobre su pasado. Según el español, mantuvo con Chaoqui relaciones sexuales una vez durante el funcionamiento de la Comisión que Francisco encargó apenas comenzó su pontificado en marzo de 2013 y que derivó luego en la creación de una secretaría de Economía, a cargo del cardenal australiano George Pell. Hoy también declaró Fittipaldi, quien remarcó que «volvería a publicar los documentos» ya que era «su trabajo» dar a conocer los archivos que la Iglesia no quería hacer públicos. «Cuando conocí a Vallejo, entre abril y mayo de 2015, mi libro ya estaba prácticamente terminado», aseguró Fittipaldi, cuya obra salió a la venta en noviembre del año pasado y para el que usó sólo «en siete líneas» los documentos a los que accedió a través
Vatileaks 2: el consultor económico ratificó que se sintió «amenazado»
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