Desde hace años Venezuela y Argentina han mantenido intensas relaciones, no solo comerciales sino también políticas, sobre todo una vez que el ahora difunto, Hugo Chávez, fue electo presidente de Venezuela. Sin embargo, las realidades económicas y sociales de ambas naciones nunca fueron muy parecidas… hasta ahora.
Venezuela viene sufriendo una crisis socioeconómica y política fuerte desde hace más de una década; por su parte Argentina ha mantenido su lugar como economía emergente a nivel mundial –muchas veces ayudada por Venezuela aunque parezca irónico-, e incluso, el apenas terminado 2013 representó, a pesar de las dificultades, un buen año para Argentina. Según estudios del Banco Mundial, la economía argentina se expandió durante la primera mitad de 2013 en un 5,1%, con un incremento de la producción industrial de un 1,4% entre enero y julio.
Pero esto no quiere decir que Argentina atraviese por un buen momento; incluso los precios record del petróleo no han podido salvar a Venezuela del desabastecimiento, la inflación y la falta de inversión. De hecho, la mayoría de los analistas financieros tienen una visión pesimista de la economía argentina para 2014, comparándola con la de Venezuela, como lo ha hecho CNN.
Al igual que Venezuela, Argentina mantiene una política intervencionista de control de cambios de divisas y, al igual que su vecino latinoamericano, se ha creado todo un mercado paralelo con respecto al dólar debido a que las personas prefieren comprar dólares con el fin de no ver menoscabados sus ahorros, lo que ha contribuido a una devaluación oculta y, por lo tanto, a debilitar la moneda nacional. Así, aun cuando un dólar compra 6.6 pesos argentinos –oficialmente-, hace solo un par de días Reuters anunciaba que el dólar paralelo se ubicaba alrededor de los 10.93 pesos. En Venezuela, el control de cambios, que está en vigencia desde hace más de diez años, ubica el dólar a 6.30 bolívares, sin embargo, el dólar paralelo supera los 50 bolívares, de hecho, el gobierno venezolano ha prohibido publicar el precio del dólar en el mercado negro para evitar especulación.
Argentina inició este año con una regulación de precios de los productos de la canasta básica. Venezuela ha venido implementando este mecanismo desde ya algún tiempo con el fin de atacar la inflación, extendiéndolo desde el año pasado a electrodomésticos, vehículos, etc., pero en realidad ha producido todo lo contrario: mas inflación e incluso desabastecimiento, creándose un mercado negro de productos. En Argentina esta experiencia parece encaminarse hacia el mismo destino; hace algunos días la cadena de noticias Reuters reportó que el peso argentino rompió record por su bajo precio, entre el congelamiento de precios.
Otro punto en común son los subsidios. El Banco Mundial describe a Argentina como una nación paternalista en el sentido de que busca proteger a sus propios productores y comerciantes hasta tal punto de que impide la competencia con inversionistas extranjeros. Según Mero Press, los subsidios del gobierno con respecto a la primera mitad del 2013 aumentaron un 62%. En Venezuela la situación no es diferente: Venezuela ha mantenido industrias como la del acero trabajando a pérdidas, cubriendo el gobierno el déficit de las mismas.
Por otro lado, en ambos Estados los gastos parecen crecer a un ritmo mayor que los ingresos. Incluso cuando los dos países tienen fuentes importantes de ingreso, esos dólares que entran al Estado parecen irse a otras vías ya que en vez de reinvertirse se gastan en importaciones. En Venezuela, la gran mayoría de los productos alimenticios, ropa, electrodomésticos, etc. provienen del extranjero (incluso de Argentina); en nuestro país, la situación parece irse tornando hacia el mismo camino, pongamos como ejemplo, la importación de tomates desde Brasil.
En la actualidad, Venezuela tiene un problema grave de desinversión ocasionado en gran parte por su crisis política y una ola de expropiaciones; según analistas económicos, Argentina tendrá problemas para atraer capital extranjero en el 2014. De acuerdo con The Financial News, los inversionistas extranjeros temen que la turbulencia social y económica del 2001 se repita en Argentina, por lo que prefieren mantener la distancia, sobretodo porque la deuda Argentina la convierte en un país riesgoso para hacer negocios. Esta misma fuente de noticias sostiene que para el 2014 las reservas argentinas que se ubican en$30.2 billones, lleguen a disminuir un tercio, y la baja de precios de productos de exportación como por ejemplo la soya no ayudan en este escenario.
En otro orden de ideas, similares problemas políticos parecen ser comunes en ambas naciones. En Venezuela el totalitarismo y la hegemonía de un solo partido político, que la ha hecho uno de los países más corruptos del mundo, ha ocasionado que sea calificada como un régimen dictatorial. Argentina es, por supuesto, una democracia, sin embargo, la presidente Cristina Fernández de Kirchner ha mostrado comportamientos que dejan mucho que desear. Entre ella y su difunto esposo, los Kirchners han mandado en Argentina por más de una década y pareciera que la actual presidente quisiera permanecer más tiempo en el poder mostrando sus intenciones de enmendar la Constitución (como se hizo en Venezuela) a tal efecto.
Incluso en temas tan básicos como la electricidad se han creado similitudes. Venezuela viene sufriendo desde hace alrededor de cinco años de apagones y fallas eléctricas por la falta de inversión y el aumento de la demanda. En Argentina, estos problemas son más recientes y algunos críticos apuntan que la culpa es del mismo gobierno, también por falta de inversión y supervisión.
En cualquier caso, el punto es que Argentina, siendo la potencia latinoamericana que ha sido en el pasado, debería compararse más con sus vecinos que están en sintonía con los nuevos retos de una economía abierta y globalizada, como el caso de Perú, México y Colombia; no con países plagados de problemas como Venezuela, que tiene una de las tasas de inflación, corrupción y criminalidad más altas del mundo. Solo resta esperar que el gobierno cambie las predicciones económicas para el 2014 y nos alejemos del ejemplo venezolano.