Rusia padece el triste récord de tener los asesinos seriales más crueles y sanguinarios de la historia policial mundial. Pero nunca había pasado que hubiera quedado registrado un ataque en video.
Es usual que los autos rusos lleven una cámara en el parabrisas para, en caso de accidentes, registrar el siniestro y usarlo como prueba ante las compañías de seguro. Pero en este caso, registró la brutalidad de un asesino que los investigadores aseguran que tenía antecedentes psiquiátricos.
Los crímenes ocurrieron el Kedrovka, un tranquilo y pequeño pueblo de la región de los Urales. Un hombre, de unos 40 años, entró a una negocio y repentinamente apuñaló reiteradas veces a la vendedora. Una cliente entró a la tienda durante el asesinato, quiso huir y fue alcanzada por el atacante. Su cuerpo apareció a 8 metros de la primera víctima.
«Le sacó un ojo con el cuchillo; a la primera le arrancó el cuero cabelludo, le cortó un pecho y el vientre», relató un testigo. Un auto se acercó al asesino mientras mutilaba a su segunda víctima en la calle. Al darse cuenta, el atacante se incorporó con el cuchillo en alto y rompió el parabrisas. Todo quedo grabado.
Después de los ataques, el hombre empezó a correr ensangrentado por la calle blandiendo el cuchillo. Algunos vecinos intentaron detenerlo antes de que lo arrestaran dos agentes de la Policía de tránsito que se encontraban en la zona.
El atacante fue esposado y poco después tuvo un ataque epiléptico, afirmó la Policía. Murió en el lugar antes de que llegara la ambulancia.