Leila, una joven de 24 años con síndrome de Down, fue una de las oradores en la penúltima jornada de debate en el Senado. Acompañada por Andrés Vaira Navarro, secretario de la Asociación de Síndrome de Down de la Argentina, acomodó el micrófono, se presentó y leyó un texto que hizo hincapié en la «defensa de la vida» y la «igualdad de derechos».
«Mi mamá me enseñó que tengo derechos y me enseñó a esforzarme. Por eso pienso que no está bien rechazar a un bebé, porque el bebé es lo más importante, no es malo. Es parte de la vida, porque si se lo cuida va a nacer», aseguró la joven en su discurso.
«Mi madre es lo más importante que tengo porque me dio la vida, porque sin vida no hay derechos. Tenemos derechos y si estamos vivos podemos ser felices y esforzarnos por un mundo mejor. Somos todos parte de la sociedad», continuó.
Previamente, Leila había contado que estudia, sueña con trabajar en una agencia de viajes y es payamédica. «Tengo apoyo y puedo seguir adelante. Tengo amigos, novio y nos gusta ayudar a los que más necesitan. No nos gusta la violencia ni tampoco el bullying».
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Por eso, el propio Vaira Navarro ratificó su postura y la de la Asociación. «Quienes genuinamente trabajamos por su inclusión en la sociedad debemos preguntarnos si no es un contrasentido flagrante acompañar y reclamar por los derechos de las personas con discapacidad, para luego desconocerle el más preciado derecho, que es el derecho a la vida en condiciones de igualdad», opinó frente a los senadores.
«Defender la vida de las personas con discapacidad no es una cuestión política, filosófica, ni de militancia. Es una cuestión de derechos humanos básica. Vivir y nacer es el primer derecho de toda persona humana, presupuesto de todos los demás derechos», cerró.