Europa y Estados Unidos son escenario este año de grandes perturbaciones que se manifiestan en la fuerza que cobra el giro populista en varias potencias, lo que amenaza con cambiar el panorama político mundial. Los líderes del orden mundial establecido salen poco a poco de la escena política, dejando la puerta abierta a una ola de nuevas actitudes que pretenden acabar con las políticas del neoliberalismo.
A ambos lados del océano, los líderes liberales pierden terreno poco a poco, lo que —sobre la base de acontecimientos recientes o que están previstos para este año— lleva a los analistas a preguntarse en qué derivará este proceso.
La OTAN: ¿Una organización «obsoleta»?
En primer lugar, podría verse afectada la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), uno de los pilares de las políticas neoliberales que une a los dos hemisferios. En enero, poco antes de su investidura como nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump arremetió contra la Alianza de 28 países tachándola de «obsoleta». Además, criticó el hecho de que Washington gaste «miles de millones de dólares para apoyar a otros países que, teóricamente, son más ricos que nosotros».
Estas declaraciones van a contracorriente de lo afirmado por su predecesor, Barack Obama, que siempre mostró su apoyo a la OTAN. En este sentido, hay expertos que opinan que la política del nuevo inquilino de la Casa Blanca surgió en respuesta a los fracasos de su predecesor.
«Liberal consecuente, Obama prometió los beneficios del liberalismo a todos, contagió a todos con su optimismo injustificado y su entusiasmo mesiánico. Pero esto, a su vez, acabó en la decepción y en el aumento del descontento», escribe Victoria Zhuravliova, profesora de la Universidad Estatal Rusa para Ciencias Humanitarias y miembro de la Sociedad Histórica Libra, en un artículo para la revista ‘RBK’.
Las declaraciones de Trump causaron de inmediato «ansiedad» entre varios representantes de los aliados, según reconoció el nuevo presidente y exministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmeyer.
«La mayoría de la gente empieza a entender que Occidente se ha enfrentado con un nuevo líder extraordinario al que tendrá que acostumbrarse y que cambiará de verdad la situación en Occidente. Pocos meses antes la OTAN y la UE parecían eternas, casi bastiones del mundo occidental que se consideraban invencibles. Pero ahora todo es posible», asegura a la agencia NSN el periodista y politólogo alemán Alexánder Rahr.
Varios políticos abordaron incluso el tema de la posible salida de Washington de la Alianza, lo que dejaría a la OTAN sin su mayor inversor y a Europa sin su proveedor número uno de técnica militar.
Uno de los motivos para revisar las condiciones de la participación de Washington en la OTAN es la distribución desproporcional de gastos, sostiene en uno de sus artículos Ted Galen Carpenter, miembro del Instituto Cato, especializado en estudios de Defensa y Política Exterior, además de autor de varias publicaciones sobre la OTAN, que recuerda que Washington gasta el 4% de su PIB en el ámbito militar, mientras que en Europa esa cifra apenas es del 1,6%.
Además, el experto subraya que los miembros de la organización persiguen una política «estática» dirigida únicamente a la preservación de la propia OTAN. Asimismo, teniendo en cuenta que la política de Washington relacionada con la Alianza «fracasa en las pruebas más básicas de relevancia y de prudencia», la opción de la salida del país norteamericano de la OTAN debe ser tenida en cuenta, según el experto.
¿Europa presa del pánico?: La UE planea crear sus propias armas nucleares
Las controvertidas críticas de Trump contra la Alianza generaron un estado de incertidumbre entre las élites políticas de Europa. «En realidad, nadie sabe qué política elegirá EE.UU. en relación con la OTAN», opina Brian Taylor, experto en política de la Universidad de Siracusa, Estados Unidos, comparando las críticas expresadas por Trump con varias declaraciones del Secretario de Defensa Jim Mattis y el Secretario de Estado Rex Tillerson, en las que ambos afirmaban que Washington seguía manteniendo compromisos «fuertes» con el resto de los aliados.
En este contexto, hay que destacar que EE.UU. es el país líder de la OTAN en cuanto a su potencial armamentístico, lo que queda claramente reflejado en el ‘ranking’ militar del portal analítico ‘Global Firepower’. En concreto, dispone en Europa de unas 150 bombas nucleares tipo B-61 y de seis instalaciones para armas nucleares en cinco países aliados (Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía), según estima la iniciativa Amenaza Nuclear (NTI, por sus siglas en inglés).
Temiendo una pérdida de confianza de Washington, varios funcionarios europeos recuerdan que existe una alternativa: crear un arma nuclear para Europa, idea que ya cuenta con el respaldo de figuras como Jaroslaw Kaczynski, ex primer ministro de Polonia y presidente del partido Ley y Justicia, y Roderich Kiesewetter, portavoz de Exteriores del Partido Cristianodemócrata de Alemania (CDU, por sus siglas en alemán) liderado por Angela Merkel.
Los afines al proyecto contemplan a Francia como base para la eventual nueva fuerza, revisando el objetivo de su arsenal; una decisión lógica, teniendo en cuenta que ese país ocupa el 2.º lugar entre los miembros de la OTAN y de la Unión Europea en el mismo ‘ranking’ militar.
Sin embargo, esta idea deja boquiabiertos a numerosos expertos. «Nunca creí que volvería a ver esto. Nunca pensé que realmente habría esta preocupación», confiesa Vipin Narang, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, especialista en potencias nucleares regionales. No obstante, aunque reconoce que, en un primer momento, mostró mucho escepticismo, el experto admite que después se dio cuenta de que un plan de este tipo era viable tanto técnica como políticamente.
Lo peor es que esta idea podría derivar en una carrera armamentística a nivel mundial si Europa logra equiparse con sus propias armas nucleares y crear «una brecha sin precedentes» en el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares —que prohíbe a los Estados que tienen este tipo de armas traspasarlas a nadie, sea de forma directa o indirecta—, alerta Dmitri Drobnitski, politólogo ruso y especialista en política estadounidense.
El experto opina que en este caso la situación cruzará las fronteras europeas y continuará desarrollándose en Oriente Medio, dado que —sostiene— es «casi cierto» que países como Turquía, Irán y Arabia Saudita intentarán obtener sus propias armas nucleares. «De esa forma, en Oriente Medio, una región intranquila, por decirlo de forma suave, podría estallar una gran guerra y esta vez sería una guerra nuclear», concluye.
Turquía, un gran perturbador en la OTAN
Pero además del mayor ‘jugador’ de la OTAN, otro país aliado, Turquía, sigue sembrando polémica en la organización.
A finales del año pasado el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, arremetió contra el histórico Tratado de Lausana de 1923, documento que estableció las fronteras modernas de Turquía, y expresó dudas de que este fuera una «victoria» para su país, dado que cedieron sus islas a Grecia.
Poco después, la propia Grecia alertó de múltiples casos de violación de su territorio por la aviación militar turca, episodios más preocupantes que las meras acusaciones verbales. Sin embargo, ningún representante de alto nivel de la UE ni de la OTAN hizo comentario alguno al respecto.
A ello se une el agudo enfrentamiento político entre Turquía y los Países Bajos que estalló en marzo y que comenzó con la prohibición por Amsterdam de la llegada al país de varios altos funcionarios de Ankara, que se disponían a dar discursos ante turcos con doble ciudadanía sobre el referéndum constitucional del próximo 16 de abril, lo que derivó en un cruce de acusaciones entre Erdogan y las autoridades de los Países Bajos, a las que el mandatario acusó de «nazis y fascistas».
«Los Países Bajos violaron acuerdos internacionales, las normas de las relaciones diplomáticas. Es una muestra de que la UE vive una crisis profunda, una crisis diplomática, entre otras», comenta Alexéi Obraztsov, experto del Centro para los Estudios Asiáticos y Africanos de la Escuela Superior de Economía de Rusia, citado por el portal Politonline. «Si un cordón policial no deja a un ciudadano entrar en el consulado de su país, en mi opinión, esto es una vergüenza», aseguró.
En sus acusaciones el mandatario turco no se olvidó de la canciller alemana, Angela Merkel, lo que aumentó la tensión entre Ankara y Berlín, que también había adoptado medidas para limitar las posibilidades de que los políticos turcos se reunieran con sus compatriotas en territorio de la UE.
¿Se despedirá Alemania de Angela Merkel?
Mientras, Berlín tampoco se siente tranquilo ante un posible cambio de rumbo político tras las elecciones federales, en las que se elegirá al canciller del país. De hecho, no hay garantías de que pueda ganar por cuarta vez la actual canciller y líder tácito de toda la EU, Angela Merkel, que no gozará ya del apoyo de líderes como David Cameron o Barack Obama, que, en cierto grado, marcaron junto con ella el tono de la actual política mundial.
Muchos hechos reflejan la pérdida de confianza de la población en «la última defensora del orden mundial liberal» —como denominó a Merkel ‘The New York Times’—, objeto de críticas entre el electorado y entre la élite política del país. No en vano, según un sondeo popular llevado a cabo en marzo por el periódico ‘Die Welt’, el 60,2% de los más de 237.000 alemanes consultados se manifestaron firmemente en contra de la reelección de Merkel.
A nivel político, la «gran coalición» del Partido Cristianodemócrata (CDU) liderado por Merkel, la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) presidida por Horst Seehofer, y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), liderado por el expresidente del Parlamento europeo Martin Schulz, pasa por un período de turbulencias internas.
«Alemania apoyó la desestabilización en Oriente Medio y África y después les abrió sus fronteras»
Gran parte de este descontento radica en la política migratoria de la canciller neoliberal, que se niega a imponer límites al número de inmigrantes que llegan al país. Sensibilizada por distintos casos de acoso sexual en los que se han visto implicados refugiados —siendo el más grave el ocurrido la Nochevieja de 2015, cuando en una sola noche la Policía de la ciudad de Colonia recibió unas 380 denuncias por acoso sexual y robos—, gran parte de la opinión pública cree que la canciller no ha tomado medidas efectivas para controlar la situación de los inmigrantes.
Otro caso que desató una ola de indignación fue la violación y el asesinato a manos de un refugiado de Maria Ladenburger, de 19 años, hija de un alto cargo de la Unión Europea que en su tiempo libre trabajaba como voluntaria ayudando a inmigrantes. Manuel Ochsenreiter, redactor jefe del periódico alemán ‘Zuerst’, y director del Centro Alemán de Estudios de Eurasia, comenta a RT que el asesino, que había llegado al país europeo de forma ilegal, «podría haberse sentido invitado [al país] por Merkel tras sus declaraciones en las que afirmaba que todos los refugiados son bienvenidos en Alemania».
Asimismo, tacha de «horrible» el hecho de que la propia canciller ni siquiera hiciera ningún comentario al respecto. «Como si admitiera que ya era hora de que los alemanes se acostumbraran a este tipo de cosas», sentenció. «Su Gobierno primero apoyó la desestabilización en Oriente Medio y después en África, y luego abrió las fronteras y dejó entrar a todos los elementos criminales de los países que se encuentran inmersos en caos político», explica Ochsenreiter, que recuerda que la aceptación popular del partido de Merkel está ahora a niveles mínimos, lo que se deriva —explica— por «la discrepancia entre lo que hace y lo que necesita la gente».
La indignación popular desembocó en la creación del movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA, por sus siglas en inglés) que se muestra abiertamente en contra de la llegada de refugiados. Este grupo que se originó en la ciudad alemana de Dresde en 2014 hizo llegar su voz a toda Europa organizando manifestaciones en países como Reino Unido, Francia, Polonia, República Checa o los Países Bajos, en las que participaron miles de activistas, según Reuters.
A diferencia de Alemania, otros países europeos no dudan a la hora de contrarrestar el flujo de los inmigrantes, como Hungría, que construyó una valla en su frontera con Serbia y aprobó recientemente un proyecto de ley que prevé la detención de todos los refugiados del país y su traslado a campamentos cerca de las fronteras.
Merkel, criticada ante la llegada de un gran rival en las urnas
Merkel ha sido fuertemente criticada por varios funcionarios de otros países miembro de la UE, especialmente tras el atentado del pasado diciembre en Berlín. «Nos odian y nos matan. Nadie nos protege. Nuestros líderes nos traicionan», afirmó en su cuenta de Twitter Geert Wilders, líder populista del Partido por la Libertad de Países Bajos (PVV, por sus siglas en neerlandés). Asimismo, Andrej Babis, vice primer ministro y ministro de Finanzas de la República Checa, acusó del atentado la política migratoria de la canciller alemana.
Mientras Merkel persiste en su línea política, incluso la CSU, miembro de la coalición gubernamental del país, sostiene que «Alemania debe de seguir siendo Alemania» y que la nación europea no debe de ninguna forma ser cambiada por el flujo de los inmigrantes.
Fuera de la coalición, Merkel tendrá un rival importante en las urnas, Martin Schulz, elegido como candidato por el SPD. Schulz ya se refirió a la creación de una nueva coalición bajo el liderazgo del SPD, al que tendrán que «orientarse» sus futuros socios.
Además, el pasado mes septiembre la CDU —que bajo la batuta de Merkel encabezó en los últimos años la escena política mundial junto con los EE.UU. de Obama, el Reino Unido de Cameron y la Francia de Hollande— sufrió un revés inesperado al verse superada por el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones al Parlamento Regional del Estado Federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental (en el norte del país). Este aumento del apoyo popular de su rival ultraderechista, que actualmente está representado en nueve Parlamentos Regionales, sorprendió al resto de partidos.
Las presidenciales en Francia podrían tener consecuencias más allá del país
Lo que empezó en 2016 con el triunfo de los simpatizantes del ‘Brexit’ y la victoria electoral de Donald Trump se extiende por otros lugares del planeta.
«En todo el mundo crece el poder de la así llamada ‘ola populista’: Syriza en Grecia, Podemos en España, los ‘regímenes chavistas’ en América Latina, el Bloque de Izquierda en Portugal, el Movimiento 5 Estrellas en Italia, y todo tipo de nacionalistas en Reino Unido, Francia, los Países Bajos y Austria logran éxitos espectaculares en las elecciones parlamentarias», afirma el politólogo ruso Gleb Kuznetsov en su artículo para el portal ‘Znak.’
En Francia, gigante europeo y segunda economía de la UE, sigue creciendo la popularidad de Marine Le Pen, líder del partido ultraderechista Frente Nacional, que amenaza con poner límites estrictos a la inmigración, al igual que el republicano Francois Fillon.
«Si los resultados de las negociaciones son insuficientes, voy a pedir la salida de la UE. Y no dudo ni un segundo que si Francia sale de la UE, el bloque caerá inmediatamente», dijo en una entrevista Le Pen, cuya candidatura fue la tercera más votada en las presidenciales del año 2012, y que esta vez se muestra resuelta a ganar.
Le Pen, que goza del apoyo de un 25% del electorado, aboga por crear más barreras comerciales, limitar el flujo de inmigrantes y cerrar las mezquitas radicales. En relación a la UE, promete que, si sale elegida, se dirigirá a Bruselas para emprender las negociaciones sobre el retorno de la soberanía de Francia, y que seis meses después de ganar las elecciones organizará un referéndum sobre la cuestión.
El politólogo francés Dominique Moisi, uno de los fundadores del Instituto de Relaciones Internacionales de Francia (IFRI, por sus siglas en francés), además de consejero superior del Instituto Montaigne, está de acuerdo en que el abandono de la UE por París tendría consecuencias muy graves. «La salida de Francia de la Unión Europea significaría su deceso, ya que nadie aceptaría una dominación abierta de Alemania», sentencia el experto en una entrevista al portal ‘Slon’.
El apoyo creciente a las actitudes derechistas ya ha tenido sus efectos en la política nacional, como quedó patente con la renuncia a presentar su candidatura a la reelección del presidente socialista Francois Hollande, otro líder del viejo orden mundial.
En relación a las sanciones impuestas contra Rusia, Le Pen arremete contra la UE por estar «demasiado cegada por su dogma para mirar con realismo la situación». «Todo lo que se refiere a Rusia, y no solo a Rusia, sino también a otros países, está visto a través de un prisma puramente ideológico. Nadie toma en cuenta ni nuestros intereses ni la situación real», se lamenta.
Junto a la líder del Frente Nacional, otros candidatos rivales muestran una visión semejante respecto a la política migratoria del país y las sanciones. De hecho, el republicano Francois Fillon prometió en enero que «mientras las fronteras europeas no se vean protegidas por nuestros socios, Francia restablecerá el control real en sus fronteras», según ‘The Telegraph’.
Fillon asegura que Francia no puede recibir más refugiados y ha prometido que, si gana las elecciones, optará por otro camino al elegido por Alemania. Asimismo, asegura que «ignorará» el Acuerdo de Schengen, documento firmado por varios países para eliminar los controles de seguridad en sus fronteras y establecer un régimen de libre circulación de sus ciudadanos.
La principal esperanza de los simpatizantes de la UE es el candidato de En Marche, Emmanuel Macron, que se ha comprometido a «restaurar la credibilidad de Francia a los ojos de Alemania» y a «reconstruir el sueño europeo», algo que califica como «nuestro deber». Según la última encuesta realizada por Harris Interactive, Macron cuenta con un apoyo del 26% de la población, superando en un 1% a Le Pen (25%), quedando en tercer lugar Fillon con el 18%, informan medios franceses.
Italia, otro campo de batalla de los euroescépticos
En Italia, la cuarta economía de la UE, los dos partidos más importantes de la oposición abanderan la cruzada para abandonar la unión, el populista Movimiento 5 Estrellas y la facción ultraderecha Liga Norte.
Después de que el primer ministro Matteo Renzi decidiera abandonar el cargo tras perder el referéndum sobre la reforma constitucional del país que él mismo había promovido, ambos partidos se pronunciaron en contra de una Europa unida.
«Yo, personalmente, votaría a favor de la salida de Italia de la unión monetaria», asegura Alessandro Di Battista, diputado del Movimiento 5 Estrellas, citado por ‘Politico’. Su partido, que es, de momento, la segunda facción más popular en el país y —según la red de investigadores Demos— cuenta con el apoyo del 26,6% de la población, ya ha expresado en varias ocasiones su voluntad de convocar un referéndum sobre la posible salida de Italia de la eurozona.
En relación a las críticas lanzadas contra su partido por varios funcionarios europeos por su línea política anti-UE, Di Battista confiesa «no entender por qué la Unión Europea no se concentra en las razones por las que se está colapsando en vez de estar preocupada con un partido que, de llegar al poder, preguntará a los ciudadanos qué opinan sobre la moneda única».
En una entrevista con el portal Svobódnaia Pressa, Henry Sardarián, politólogo especializado en la política italiana del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO, por sus siglas en el ruso), no descarta una posible salida de Italia, cuyo sistema financiero acumula más activos tóxicos —276.000 millones, una cuarta parte del total de la UE, según datos de la Autoridad Bancaria Europea citados por ‘El Español’— en el caso de victoria de 5 Estrellas.
«Ahora no podemos descartar nada, pero estimando la posibilidad de un proceso análogo al ‘Brexit’ hay que recordar que, a diferencia de Reino Unido —que no formaba parte de la zona del euro— Italia sí es territorio del uso de la moneda europea y su salida de la UE derivará en una crisis gravísima en la eurozona», opina.
Por su parte, el economista Félix Moreno, gerente comercial en RF Trading, asegura a RT que la moneda única «ha funcionado mal para los italianos», dado que el PIB per cápita en este país —calificado por Moreno como «la parte fundamental de la zona euro»— está hoy más bajo que en 1997, o sea, antes de que se introdujera el euro.
Por lo tanto, «hay muchas posibilidades de que la caída del Gobierno de Matteo Renzi desemboque en una victoria del Movimiento 5 Estrellas y, por lo tanto, en un Gobierno que directamente incluye en su programa la necesidad de salir del euro», afirma el experto.
«Las relaciones de Italia con el resto del mundo seguramente cambiarán mucho si llega al Gobierno del Movimiento 5 Estrellas, y aliados tradicionales, como la OTAN y como la Unión Europea, empezarán a tener menos influencia frente a otros aliados exteriores», pronosticó.
Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, estima que la UE es «un organismo bellaco que va contra la libertad de elección de los pueblos, contra el derecho a la autonomía y la autodeterminación», según se expresó en una entrevista con El Español. «Lo primero es desmantelar este organismo y después cada Estado debe articularse como más le convenga», subrayó.
Paralelamente, sostiene que si su país abandona la unión, esta sufrirá consecuencias graves. «Si los italianos votan como han votado los ingleses, […], la Unión Europea fundada sobre la Bolsa y una economía ficticia saltará», asegura.
Salvini se muestra, además, en contra de la cultura de acogida libre de los refugiados. «[La inmigración] es un fenómeno contemporáneo, no lo puedes eliminar. Pero sí controlar, regular, limitar y organizar. Sin embargo, en Italia solo desde que llegó Renzi han llegado 500.000. La mitad de ellos están desaparecidos y no se sabe ni dónde están. Así no se gestiona un fenómeno», se lamenta el político.
El ‘Brexit’, ¿un proceso que no solo dividirá a la UE, sino al mismo Reino Unido?
La primera ministra británica, Theresa May, activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa el próximo 29 de marzo, iniciando así formalmente el proceso de retirada del país de la Unión Europea. De esta forma, la UE perderá un protagonista importante, aunque el propio país también es consciente que tiene mucho que perder, lo que amenaza con sembrar la división entre sus ciudadanos.
En este contexto, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha anunciado su intención de celebrar un segundo referéndum sobre la independencia de Escocia una vez dé comienzo el ‘Brexit’ (contra el que se pronunció el 62% de los escoceses). En este sentido, la líder del Partido Nacional Escocés insiste en la invocación de la Sección 30 de la Ley de Escocia [‘The Scotland Act’] de 1998 para decidir los términos de otro referéndum sobre la secesión del Reino Unido.
El Parlamento del país incluso participó en una votación no vinculante en la que 90 miembros mostraron su descontento por el ‘Brexit’, mientras que solo 34 apoyaron el proceso.
«[Reino Unido] sin duda perderá Escocia, que en una ocasión ya estuvo a punto de salir y ahora, cuando Escocia apoyaba completamente la idea de seguir siendo parte de la UE, su abandono del Reino Unido está garantizado», comentó el ‘Brexit’ el conocido periodista, presentador y escritor ruso Vladímir Pózner en su página web. «Además, se puede suponer que ‘Union Jack’, la bandera creada por el rey Jacobo [I] al unirse Inglaterra y Escocia, también desaparecerá», concluye.
Mientras Sturgeon prepara su proyecto, Reino Unido podría perder incluso otra nación constituyente del país: Irlanda del Norte, donde el 56% del electorado votó el junio pasado en contra del ‘Brexit’, recuerda ‘Belfast Telegraph’.
En febrero Enda Kenny, el ‘taoiseach’ [primer ministro] de la República de Irlanda y líder del partido Fine Gael, afirmó en Bruselas que cualquier documento relacionado con las condiciones del ‘Brexit’ tiene que contar con una cláusula que haga posible que Irlanda del Norte evite este proceso si se separa de Reino Unido y se reunifica con la República de Irlanda.
Asimismo, la idea de una posible reunificación de ambas partes de la isla de Irlanda, que desde 1921 pertenecen a dos países diferentes, fue apoyada por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, según informa ‘The Guardian’.
«No queremos tener fronteras físicas entre Irlanda del Norte y la República, no queremos que corra riesgo el Acuerdo de Viernes Santo [el tratado de 1998 firmado por Reino Unido e Irlanda para poner fin a ‘The Troubles’, el violento conflicto armado interétnico que sacudió Irlanda del Norte], y queremos que las fronteras terrestres permanezcan lo más abiertas posible», declaró Juncker. Asimismo, advirtió que ya había abordado el tema con Kenny.
Por lo tanto, de perder a Irlanda del Norte y a Escocia, el territorio británico quedará reducido a Inglaterra y Gales, el mismo estado en el que se encontraba el país en 1707.
Pável Kanevski, experto en política y miembro del Consejo Ruso para los Asuntos Exteriores (RSMD, por sus siglas en el ruso), opina en una entrevista con la agencia RIA Novosti que tras la victoria de los simpatizantes del ‘Brexit’ «para Reino Unido comenzó la época más turbulenta en las últimas décadas», cuando «la desintegración del Reino Unido en países separados ya no parece una idea irreal».
Pese a todas las amenazas, Europa planea seguir adelante ‘a varias velocidades’
Mientras tanto, en vísperas de la reunión que los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea celebraron este sábado en la capital italiana con motivo del 60.º aniversario de los Tratados de Roma, el Consejo Europeo aseguró en su página oficial que esperaba usar la efeméride para «reflexionar sobre el estado de la Unión Europea y el futuro del proceso de integración», así como para adoptar «una declaración que establezca una visión conjunta para los próximos años».
En este sentido, una visión anunciada en la reciente cumbre de la UE en Bruselas, contempla la creación de una Europa «a varias velocidades», o sea acelerar el proceso de integración de los miembros más desarrollados económicamente, sin tener en cuenta al resto de países.
El politólogo y periodista Pável Sviátenkov considera en un artículo para RT que «las potencias líder del Viejo Mundo podrían empezar a establecer una unión estrecha, un Estado federativo común», después de lo cual solo «otros países podrán unirse a él».
«Imaginemos una nueva Federación Europea que consta de la eurozona. Este Estado tendrá la población de 300 millones, y su PIB será de 14 billones de dólares […] Esto será una superpotencia poderosa», escribe. «Si tal país lo quiere, podrá crear un Ejército poderoso y, entonces, la Federación Europea podrá aspirar a la igualdad de derechos con EE.UU. en el marco de la OTAN. Actualmente la OTAN funciona según el principio ‘EE.UU más los otros’, pero podrá aparecer el principio ‘EE.UU. más la Federación Europea, más los otros'», concluye.
Para Fiódor Lukiánov, politólogo y jefe del presídium del Consejo para la Política Exterior y de Defensa de Rusia, los acontecimientos de 2016 —la victoria electoral de Donald Trump, las dimisiones de David Cameron y de Matteo Renzi— son «resultado de los cambios que se acumulaban durante un largo tiempo, de la transformación de la cantidad a la calidad».
«Todo ello marcó el fin del período posterior a la Guerra Fría, cuando una mayoría arrolladora creía que se aceleraba un nuevo orden mundial», opina Lukiánov. Y añade: «En realidad, se puso de manifiesto que estaba pasando algo más: un intento de reanimar las instituciones occidentales que habían servido a la Guerra Fría y a la confrontación bipolar de la que se beneficiaría un mundo concentrado en EE.UU.»
Sin embargo, el experto apunta que «todo fue en vano» porque «circunstancias globales fundamentalmente diferentes requerían formas diferentes», algo que «ya ha sido entendido», si bien —asegura— todavía no está claro «qué vendrá en su lugar».
En la elaboración de este artículo se han utilizado los archivos multimedia de RT, Reuters y Getty Images
Preparado por Anatoly Sumskoy, Dmitry Dobrydin
Fuente https://actualidad.rt.com/actualidad/234883-venir-nuevo-orden-mundial