El juez de Ejecución de la Cámara de Apelación y Garantías de San Isidro, Duilio Alberto Cámpora, rechazó el planteo presentado en favor del condenado por el Defensor General de ese distrito, José Luis María Villada, y consideró que «no se advierte en el presente que la privación de libertad del interno Carlos Eduardo Robledo Puch, resulte ilegal o arbitraria». El defensor oficial había presentado a principios de febrero último un habeas corpus para reclamar la libertad del «Ángel de la Muerte» o «Angel Negro», y señaló que «la excesiva e injustificada demora (…) en resolver en definitiva la situación de Carlos Eduardo Robledo Puch, importa lisa y llanamente un agravamiento de las condiciones de detención”. Además, afirmó que «el tiempo que el interno lleva privado de libertad torna la detención en ilegal y arbitraria, ya que a la fecha se han vencido todos los plazos razonables para que se mantenga». Sin embargo, el juez Cámpora explicó en su resolución, a la que tuvo acceso Télam, que «al sustentar su pretensión, el accionante señaló un supuesto agravamiento de las condiciones de detención. Sin embargo, el presentante no ha incorporado argumentos novedosos». «El interno se encuentra condenado por sentencia firme a la fecha, lo que excluye, per se, cualquier idea de restricción o amenaza a la libertad, sencillamente porque está privado de ella», dijo el magistrado. Respecto a los reiterados rechazos de los planteos en las distintas instancias judiciales, el juez Cámpora explicó que no fueron aceptados porque «los diversos informes emitidos por las autoridades penitenciarias, que el interno nunca se encontró, ni se encuentra, en condiciones de acceder a la libertad condicional siquiera respecto de la pena principal». Robledo Puch fue condenado el 27 de noviembre de 1980 por la sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de San Isidro, a la pena de reclusión perpetua con la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, al encontrarlo culpable en 11 crímenes. El «Angel de la Muerte» vivió en las localidades bonaerenses de Tigre y Villa Adelina y tuvo como cómplice a Jorge Ibáñez, a quien conoció a los 16 años, y ambos cometieron su primer asesinato el 3 de mayo de 1971, cuando ejecutaron a tiros a José Bianchi, sereno de una casa de repuestos, e hirieron a balazos y violaron a su mujer en el mismo hecho, todo delante del bebé de la pareja. Doce días más tarde, entraron a robar al boliche `Enamour` de Olivos y mataron al sereno Manuel Godoy y al encargado Pedro Mastronardi, al sorprenderlos dormidos. El 24 de mayo del mismo año, acribillaron al sereno Juan Saettone en un supermercado, y brindaron con whisky sobre su cadáver. A Robledo Puch e Ibáñez se los veía juntos a bordo de autos costosos con los cuáles con diferencia de pocos días raptaron, violaron y asesinaron a dos jóvenes, una de las cuales fue acribillada a balazos por el «Angel de la Muerte» cuando ya la habían liberado semidesnuda sobre la Panamericana. Robledo Puch aseguró que Ibáñez no era su amigo sino «un compañero de andanzas», lo que quedó plasmado cuando éste apareció muerto en un presunto accidente con un flamante Torino, otra muerte que atribuyen al «Angel Negro». Posteriormente consiguió un nuevo cómplice: su vecino Héctor Somoza, con quien el 15 de septiembre de 1971 asesinó a Raúl Del Bene en un supermercado, dos días después a Juan Rozas en una concesionaria y el fin de semana siguiente a otro sereno de agencia de auto, Bienvenido Ferrini. El 3 de febrero de 1972, fusilaron a Manuel Acevedo en una ferretería, pero se pelearon, por lo que Robledo Puch mató a Somoza prendiéndolo fuego con un soplete que usaban para violar cajas fuertes. Ese cadáver fue la clave para que este asesino de al menos once personas cayera preso, ya que en un bolsillo de la camisa de Somoza, hallaron el documento de Robledo Puch.
Vuelven a rechazar un planteo de hábeas corpus para excarcelar a Puch
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