Las últimas treinta ballenas que permanecen en cautiverio en Marineland enfrentan una de sus peores crisis desde que abrió sus puertas. El parque, conocido por sus controversias, ha cerrado sus instalaciones y se encuentra en conflicto con las autoridades canadienses, generando preocupaciones sobre el bienestar de los animales y la posible eutanasia.

Denuncias y Crisis en Marineland

Marineland, que una vez fue un emblema turístico del noreste canadiense, ha estado bajo el escrutinio público por el deterioro de sus instalaciones y la falta de cuidado adecuado. Inspectores de Ontario han documentado condiciones que provocaron “angustia extrema” en los cetáceos, y desde 2019, se han reportado más de 39 muertes de orcas y belugas en el parque.

Un Futuro Incierto: Eutanasia o Reubicación

La administración de Marineland ha declarado que está sin recursos para garantizar el cuidado de las ballenas. En un comunicado, afirmaron que se enfrentan a la posibilidad de “reubicarlas o tomar la devastadora decisión de la eutanasia”. Sin embargo, expertos en bienestar animal, como Phill Demers, han cuestionado la veracidad de esta amenaza, argumentando que sería ilegal e inmoral.

Un Conflicto con Ottawa y la Prohibición de Exportación

Las tensiones aumentaron cuando el gobierno canadiense prohibió la exportación de belugas a Chimelong Ocean Kingdom en China. Esta decisión se basa en la Ley para poner fin al cautiverio de ballenas y delfines, que busca proteger a estos mamíferos marinos de la explotación. La normativa complica el futuro de Marineland, limitando severamente sus opciones de reubicación.

Alternativas y Santuarios Emergentes

Entre las posibilidades para las ballenas, se menciona un futuro santuario marino en Nueva Escocia, aunque actualmente no está construido. Charles Vinick, director del proyecto, ha destacado la necesidad de buscar soluciones que permitan a los mamíferos retirarse con dignidad y prosperar en entornos adecuados.

El Lado Humano de la Historia

Aparte de la política y la economía, hay historias personales detrás de Marineland. Kristy Burgess, exentrenadora, decidió dejar el parque debido a las condiciones deplorables que observó. A pesar de su partida, mantiene un fuerte vínculo emocional con algunas de las ballenas, expresando su deseo de que estén bien.

¿Qué Pasará Ahora?

El futuro de las ballenas en Marineland es incierto y se enfrenta a múltiples desafíos. A medida que el parque busca presionar al gobierno para obtener permisos de exportación, la preocupación por estas criaturas continúa creciendo, dejando en la balanza el bienestar de los mamíferos marinos y la responsabilidad ética de su cuidado.